Fuera, a pesar de estar el Otoño
enseñoreado en el viento y que las primeras hojas ya han caído de las
jacarandas, hace calor. La luna enormemente crecida de plata vieja está
engarzada en la negra noche, como un buen colgante de tu cuello. Yo, ya ves, disfruto
muchísimo al sentir como un pequeño corazón late agazapado en mi pecho mientras
los dos corazones disfrutamos de la vieja película de Disney sobre Robin Hood.
Robin se disfraza de garza para
impresionar a su amada, tú tal vez sueñes con mis ojos. Un Rey indigno manda, a
alguien que se arrastra como un gusano, controlar a los “súbditos”, que empobrecidos y
tristes, sin saber que hacer, no pueden más que trabajar y trabajar para
permitir las ínfulas de riqueza de un maldito Juan sin tierra.
Fuera, no sólo luce la luna de
plata. Fuera muchas personas siguen sin llegar a final de mes, y resulta que
descubrimos con una vergüenza descarnante que unos cuantos “juanes sin tierra”
ni moral, ni dignidad. Algunos que se dejaron el decoro tirado en el mismo
cajón en el que tiran sus corbatas para que su “chacha” las planche, han
gastado millones de euros con tarjetas opacas. Sin justificar. Sin declarar.
Sin necesidad. Indigna que sean los mismos que piden ajustes a aquellos que
ganan menos de 1000€ al mes.
Mi pequeño, medio dormido, levanta
sus enormes ojos negros somnolientos pero brillantes, me mira y dice “papa
t’estimo molt moltíssim, mira quina lluna mes gran”. Miro fuera, y tiene razón,
impresionantes rayos argenta desafían la oscuridad de la noche. La desafían
como los buenos corazones desafiamos las ignominias que suceden a nuestro
alrededor. Me pregunto, fíjate, cuantos estarán viendo esos rayos de luna desde
un cartón o desde un cajero. Cuantos de ellos fueron embargados por Bankia o
cualquier otra entidad, para que sus consejeros gastaran ese dinero en opíparas
comidas, trajes, relojes o putas.
Roba Robin Hood, al príncipe Juan
sacas de oro y las reparte entre aquellos a los que les robaron sus pocas
posesiones..... Unos cuantos locos (el otro día leí una frase en la pizarra de
un bar que me encantó, decía así; “Los locos recorren por primera vez el camino
que más tarde recorren los sabios”) unos cuantos locos, como decía, soñamos con
la TASA ROBIN
HOOD (hermana no-nata de la
Tasa Tobin ) Fantaseamos con una tasa que debería de consistir
en la creación de un tipo impositivo específico que reclamado a entidades
bancarias, gestores de fondos de alto riesgo (hedge funds) y otras instituciones financieras, con un tipo
de aplicación de 0,005 a
0,05% sobre el valor de las transacciones financieras internacionales. El
objetivo de la tasa Robin sería la creación de un fondo para la lucha contra la
pobreza y la ayuda a los países menos desarrollados. La realidad anda
muy lejos de esto y no sólo no se dedica un 0,005% (miserable e insignificante
verdad?) a erradicar la pobreza. Claro es imposible, no salen los números. Podría
entenderlo, pero no entiendo como si salen para tarjetas opacas.
El pequeño, ya casi está dormido
en la almohada que hace el recoveco de mi pecho, pero se despierta a ver a la Zorra guapa de Lady Marian
deseando suerte en su torneo a Robin Hood. Zorro listo, que sabe que lucha
contra el mal y que es más fácil perder que vencer. Aún así no renuncia a ganar
al rey escuálido y perverso. Y, yo, yo pienso que tampoco debemos de renunciar
a la justicia, a que hayan menos ricos y menos pobres (llamarme utópico…)
Fuera no llueve y la
Luna Gorda y preciosa nos recuerda que el
principe Juan, agonizante en su sudor y tropelía, pretende atrapar a Robin, del mismo modo que
desde algunos despachos pretenden desabrigar nuestras esperanzas y atrapar
nuestros sueños. No lo consiguió. No lo conseguirán.
Queda la esperanza. Pensar que el
bueno podrá partir por la mitad la flecha del malo. Quedan guirnaldas de
flores. Nenúfares y luciérnagas que alumbran ojos oscuros bailando bajo una
catarata de los dos amantes que vencieron al execrable Reyezuelo de Sherwood.
Fuera, no hay ninguna película de
dibujos. Pero si la posibilidad de la Tasa
Robin Hood. Tenemos, al menos, la noticia de que algunos han
empleado tarjetas “fantasmas” y el deseo de que devuelvan lo que robaron a
quienes más no se podía robar. Queda la esperanza, el baile de la gente que sólo
quiere ser feliz.
Situación de vergüenza la de este país, desde hace demasiado... Hacen falta muchas revoluciones, una de ellas de la PALABRA. De esto hablo en mi Taller un poco ;)
ResponderEliminarFeliz de volver a esto del blog, feliz de leerte y verte combativo!
Una abraçada company!!!