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jueves, 20 de septiembre de 2012

DE LEYES Y SU IN CUMPLIMIENTO.



Permitidme, amigos, que os cuente un par de historias.

La primera se remonta a mucho, mucho antes de que naciese el abuelo de tu bisabuelo y el  bisabuelo de este. Es la trágica, como no puede ser de otro modo, historia griega de la bella ANTÍGONA.

Antígona, y no me extenderé, era hermana de Eteocles y de Polinices todos ellos hijos del rey de Tebas, cuando murió el padre maldiciendo a sus hijos estos se turnaban en el trono y cada cierto tiempo el poder cambiaba de manos. Un día de negro recuerdo, en el que las golondrinas volaban bajo y los perros huían de las calles  Eteocles decidió quedarse en el poder y no traspasar el trono a su hermano. Gimió el mundo y se retorcieron las estrellas muy cerquita el Olimpo, en el Parnaso cambiaron las plumas con las que escribir poesía por espadas para la guerra. Finalmente y tras batallas épicas, que no son de contar en este relato, ambos hermanos murieron uno a manos del otro. Se hizo la noche. Finalmente Creonte, tío de ambos se hizo con el preciado trono de Tebas y decreto dicto una ley  que  determinó que Polinices, por haber traicionado a su tierra, no sería enterrado y no se aplicarían en su maltrecho cuerpo por la guerra, los ritos funerarios. Condenándolo así a vagar eternamente y privándole del privilegio de la vida eterna.

Antígona, amorosa hermana NO RESPETÓ LA LEY, se saltó una ley que ella consideraba injusta y cruel. Tomó con sus tiernas manos el maldito e inerte cuerpo de su hermano, lo lavo con lavanda y agua fresca de los arroyos, hizo las exequias precisas, puso dos monedas en sus ojos y una dentro de su boca. Incumplió la ley (pero hizo lo justo) y quemo a su hermano.

La historia es mucho más larga y preciosa, pero no es el caso.

La segunda historia  que os quiero contar  es de una mujer que nació, tal vez, más o menos cuando nació tu abuelo, o tal vez el padre de este. Se trata de Rosa Parks. Es la primera mujer negra que se atrevió a INCUMPLIR la ley establecida en Alabama. En 1955 y con 42 años se negó a levantar su, seguro, precioso culito negro del asiento de un autobús para cederlo a un hombre blanco. Su coraje de mujer fuerte, de persona que aún siendo costurera, tenia mucha más dignidad, inteligencia y valor que la mayoría de los militares, reyes y licenciados en mil polladas que rondan el planeta, hizo que se modificara la ley de segregación racial que durante muchísimos años estuvo en vigor y siendo respetada en EE.UU. Incumplió la ley “con dos cojones” que diría un amigo mío. Pero cambio el planeta y las sonrisas de muchas muchas generaciones.

Llegados aquí os preguntareis;  Estas historias incompletas a que vienen? Vienen a que si no queremos que las calles ardan, si nos negamos a  vivir rotos por dentro y por fuera, si no estamos dispuestos a que nuestros hijos vivan peor que nosotros, si nos negamos a que se pierdan los derechos que han costado miles de años debemos de despertar, debemos movernos. Aún a contracorriente, aún cuando parece que nada se puede hacer, y que el sol seguirá alumbrando sólo a unos cuantos.

Parece ser que las manifestaciones y las verdades y mentiras que circulan tan libre como inútilmente por la red son insuficientes. Cada día la tuerquecita da una vuelta. Ahora pagas las medicinas. Ahora pagas más por gasolina. Ahora si quieres estudiar o que lo haga tu hijo es más caro. Ahora te jubilas a los 67 años. Ahora pagas más impuestos. Ahora trabajas más horas. Ahora cobras menos. Ahora te despido cuando quiera y más barato. Ahora quito la paga extra. Ahora. Ahora. Ahora….  Y todo para pagar la deuda de unos cuantos avariciosos que han malversado fondos públicos y privados. Todo, no para acabar con el hambre en el Sahel, con los 12 millones de esclavos que aún hay en el mundo, para educar a aquellos que no tienen futuro ni mañana. Todos esos sacrificios y cambios legislativos para que una minoría siga en asientos de seda y plumas blancas. Lo lógico sería intentar menos ricos y menos pobres. Parece que esto va al revés.
Los días que vendrán no serán fáciles, ni multicolores. Más bien parece venir un otoño gris en el que no dormiré a tu lado. En el que el corazón se encoja sobre su diástole y tenga ganas de que el mundo se detenga y bajarse.

Tal vez sea el momento de decir no. De ser valientes. De incumplir aquellas normas como incumplió  Antígona, como incumplió Rosa Park, y cambiar el mundo como ellas hicieron. Tal vez esta sea la tarde en la que empezar a rebelarse de verdad y activar esa desobediencia civil que tan bien a funcionado antaño. Tal vez sea el momento, que todos, cada uno desde su rinconcito haga un pequeño cambio, diga NO y haga NO.  Es momento de no sólo quejarse y de rebelarse. Ya hay quien no paga el “canon” de los medicamentos. Bien por ellos. Médicos que a pesar de que les han ordenado no atender a inmigrantes los curan y atienden. Bien por ellos. Creo que se ha acabado el tiempo en que algunos políticos y empresarios que se autodenominan de izquierdas creen que poniéndose una pegatinita negra con una tijera cortada por una franja roja delante de una pancarta es suficiente, no, no lo es. Es momento de que incumplan  en los lugares en los que gobiernan, en las empresas que dirigen, esas leyes leoninas que (y mediante decreto – manda huevos-) nos imponen.

lunes, 10 de septiembre de 2012

UNA NOCHE COMO LAS DE ANTES.



En unos días cumpliré cuarenta años. (ahí es nada) y consecuentemente muchos de  mis amigos los acaban de cumplir o están a punto de hacerlo. Ya sabéis, es una fecha sugerente , y, claro está; fiestas sorpresas, celebraciones de uno y otro.

Hace muy pocos días estuve en una de esas fiestas, y no pude menos que hacerme algunas reflexiones. Es posible que con 40 nos encontremos a nosotros mismos esperando un “noséque”, tal vez aquellos anhelos incumplidos que tuvimos subidos a las almenas de la niñez, aquellas en las que nos rompimos huesos y forjamos el carácter y la risa, o los que tuvimos en los bares de la  adolescencia en los que nos enamoramos eternamente. Pero muchos sueños no se han cumplido e incluso algunos sabemos que jamás se van a cumplir. Pasa el tiempo y los minutos que van depositándose en ese extraño lugar que llamamos pasado no ayudan a cumplir los deseos que dejamos esperando “a otro día” para cumplirlos.

Ves a saber, amigo, ves a saber, lo cierto es que los años pasan y las horas vuelan. Tal vez estemos a la mitad del camino, con muchas veredas andadas y muchas por andar. El sol ya hace años que quema en la piel y ha dejado bronce y arrugas, éxitos y risas. La luna ha crecido y decrecido muchas veces en su eterna lucha contra la oscuridad iluminando fracasos y borracheras. Quizás tengamos todo el futuro por delante o todo el pasado…. Yo que sé.

Volviendo a la fiesta; nos encontramos viejos amigos de la infancia, hombres y mujeres que son parte de tu vida desde hace más de treinta años. Tampoco son pocos. Toda una vida, en la que hay cabida para encuentros y desencuentros, risas compartidas y lagrimas robadas, frustraciones y reyertas, aciertos y disputas. Hombros   que se han tenido cerca y abrazos que en ocasiones has echado de menos y a veces de más. Son muchos años y estos, los años, han ido dejando en la mochila de cada uno de nosotros divorcios e hijos, éxitos y fracasos empresas frustradas y proyectos conseguidos dinero malgastado, hipotecas, dificultades, victorias que bailan con las decepciones. Caídas que han logrado triunfos. En fin que ya ninguno de nosotros es el niño que era, pero sin embargo somos los hombres que somos, entre otras cosas, gracias a todo lo compartido años atrás.

Pronto nada de esto tuvo importancia y tan sólo éramos un puñado de amigos celebrando el cuarenta aniversario de uno de nosotros, festejando la bendita excusa para volver a vernos. Con un vino mejor que el de antes, con una buena cena y una buena conversación. Recuerdos, añoranzas, nuevos secretos y confesiones en silencio y lagrimas de sal agazapadas y escondidas tras los ojos para que nadie pudiera ver que la emoción estaba a punto de resbalar por nuestras mejillas.

Continúo la noche y las copas. Incluso el tequila que antes era para las dudas ahora quemó nuestras gargantas entre risas y abrazos. Cuando thunderstruck  de AC/DC sonó, coincidiendo con un reparador chaparrón de verano y el resto del bar dio por perdida cualquier posibilidad de permanecer allí en paz, fuimos los amigos de siempre, los hermanos que jamás dejamos de ser.

Habitamos ese lugar de antes, en el que el futuro era urgente pero lejano, cuando el mañana era un libro en blanco que escribir a mano lleno de promesas y sueños por cumplir. Ese lugar en el que todo estaba por hacer y el mañana no era más que un eterno ahora a la espera del futuro. Un futuro que ya está aquí.

No todo se ha cumplido y este presente que hace bien poco era un futuro incierto no ha satisfecho todas las utopías personales y globales que  pretendíamos. Nunca seremos los de antes, pero somos los de ahora y eso no está nada mal.