Volverán las tupidas madreselvas de tu jardín las tapias a escalar, que diría nuestro amigo y siempre poco querido Gustavo Adolfo Becquer.
Y volverán también, como él decía, las golondrinas con su movimiento y su vuelo impúdico y deshonesto a anidar esperanzas en tu pecho, a volar con descaro y con la desfachatez que dan las alas negras que mucho han volado a enseñorear su desparpajo y movimiento en las pupilas de mis ojos.
Vuelve la primavera, con sus jerseys de fina lana con sus camisas de lino. Con sus nubes de lluvia reflejada en el azabache de tus ojos. Torna una vez más la primavera tras injertar simientes de sueño y pesadillas en Chile, Argentina, Angola, Sudáfrica y Zanzíbar, Canberra y Auckland. Sonriendo por traer el sol y la mañana, por traer en su ancha espalda de diosa osada y casquivana la alegría que pretendió robarnos, sin éxito, su hermano el frío invierno. Vuelve el sol a nuestra espalda, a brillar en tus pestañas, a esconderse en los rizos de tu pelo.
Vuelve Persefone de su viaje por el hades, escapada unos meses de su rapto, vuelve de la tierra marchita a dar alas soplos de fertilidad a Demeter, al trigo y las cosechas. Vuelve Persefone; pero nada es gratis y alguna ofrenda te llevas para Hades, tu amo, Nos robas, bajo tu manto de flores frescas, los ojos color magenta de Elizabeth Taylor. Tal vez para que anide para siempre en el tejado de zinc que recubre la mejor academia de actores del monte Parnaso. Tal vez, para que su penetrante mirada de Cleopatra descarnada enseñe a la verdadera Cleopatra como es una mujer desatada.
Una vez más la primera cerveza fría de la tarde de finales de marzo, acompaña a los cerezos en flor, a la tarde alargada, a las abejas revoloteando y examinando la esencia de la ginesta, el romero, el tomillo, el azahar, el castaño y el romero. El Jertes se tiñe de blanco y tu corazón, ambicioso de frenesí y caricias se hincha del rojo pasión de tu sangre alterada.
Una vez más, como siempre, regresan las femeninas diosas Eostre, Ostara y Frigga y traen con ellas futuro y esperanza, olor a jazmín y hierbabuena, los vientos aliseos suavizados para que soplen a través de tu pelo, para agitar la bandera pirata que ondea nuestros corazones.
Y volverán también, como él decía, las golondrinas con su movimiento y su vuelo impúdico y deshonesto a anidar esperanzas en tu pecho, a volar con descaro y con la desfachatez que dan las alas negras que mucho han volado a enseñorear su desparpajo y movimiento en las pupilas de mis ojos.
Vuelve la primavera, con sus jerseys de fina lana con sus camisas de lino. Con sus nubes de lluvia reflejada en el azabache de tus ojos. Torna una vez más la primavera tras injertar simientes de sueño y pesadillas en Chile, Argentina, Angola, Sudáfrica y Zanzíbar, Canberra y Auckland. Sonriendo por traer el sol y la mañana, por traer en su ancha espalda de diosa osada y casquivana la alegría que pretendió robarnos, sin éxito, su hermano el frío invierno. Vuelve el sol a nuestra espalda, a brillar en tus pestañas, a esconderse en los rizos de tu pelo.
Vuelve Persefone de su viaje por el hades, escapada unos meses de su rapto, vuelve de la tierra marchita a dar alas soplos de fertilidad a Demeter, al trigo y las cosechas. Vuelve Persefone; pero nada es gratis y alguna ofrenda te llevas para Hades, tu amo, Nos robas, bajo tu manto de flores frescas, los ojos color magenta de Elizabeth Taylor. Tal vez para que anide para siempre en el tejado de zinc que recubre la mejor academia de actores del monte Parnaso. Tal vez, para que su penetrante mirada de Cleopatra descarnada enseñe a la verdadera Cleopatra como es una mujer desatada.
Una vez más la primera cerveza fría de la tarde de finales de marzo, acompaña a los cerezos en flor, a la tarde alargada, a las abejas revoloteando y examinando la esencia de la ginesta, el romero, el tomillo, el azahar, el castaño y el romero. El Jertes se tiñe de blanco y tu corazón, ambicioso de frenesí y caricias se hincha del rojo pasión de tu sangre alterada.
Una vez más, como siempre, regresan las femeninas diosas Eostre, Ostara y Frigga y traen con ellas futuro y esperanza, olor a jazmín y hierbabuena, los vientos aliseos suavizados para que soplen a través de tu pelo, para agitar la bandera pirata que ondea nuestros corazones.