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jueves, 27 de mayo de 2010

NACER COMO CABRITOS Y VIVIR COMO CABRONES.

Si, lo sé, la frasecita es un tanto violenta y si me apuráis enervante. Pero últimamente me estoy acordando mucho de ella. La escuché por primera vez hace muchos años, en la facultad, la dijo un profesor de filosofía. No recuerdo a santo de que venia, pero tras lo que el creía una clase magistral sobre clases sociales, derechos, obligaciones y demás mandangas aburridas acabó diciendo “el destino de los pobres es nacer como cabritos y vivir como cabrones”.

Siempre he creído, y aún a pesar de las canas, la experiencia, las decepciones personales, y las desilusiones globales con las que el genero humano nos despierta cada mañana para ponerle mal sabor al café, sigo teniendo fe en nosotros, sigo pensando – o queriendo pensar- que esta maravillosa pelotita de barro y mar será algún día un lugar mejor. En el que no nacerán Cabritos, en los que nadie vivirá como cabrón.

Ejemplos y modelos, a nivel global, en pensamiento mundial, de que el mundo puede ser un lugar mejor lo encontramos en miles de pequeños detalles en millones de gestos mundanos y diarios de personas, quizás nacidas como cabritos, quizás nacidas como delicadas mariposas que intentan que el mundo sea algo mejor. Quizás tu sonrisa de cada mañana sea uno de esos pequeños ejemplos. Y hay más. Ahí tenemos los intentos de la “tasa Robin Hood” que algunas organizaciones y grupos de personas y asociaciones del Reino unido están promoviendo y que pretende grabar con un pequeño impuesto del 0,5 % las transacciones financieras especulativas. (Calculan que se podrían reunir en torno a los 400.000 millones de dólares anuales, los que se deberían de destinar a paliar el hambre la pobreza y luchar contra el cambio climático) No se ha conseguido nada.

Esta tasa, a mi me suena a hijastra bastarda y, desgraciadamente, nonata de aquel viejo intento del Sr. James Tobin, con su pretensión de “tasa Tobin” (esta tasa consiste, mas o menos, en cargar un impuesto del 0.7 % para penalizar las operaciones monetarias internacionales de ida y vuelta y meramente especulativas) con el objetivo de estabilizar y evitar crisis económicas. Nunca se aplicó –al menos que yo sepa-

Y que conste que estas tasas a mi no me entusiasman. Tienen un efecto totalmente nefasto y perverso; La constatación que existen ricos y pobres e incluso la perpetuación de estas diferencias. Quizás yo sea un soñador utópico. Ves a saber, pero no sería más fácil que hubieran menos ricos y menos pobres? Quizás con la que está cayendo sea hora de replantearse el contrato social de Rousseau, quizás sea hora de dar menos aires a los billetes de 500 euros e intentar dar un poco de viento a todas las musas agonizantes por falta de esperanzas. Intentar resucitar a las hijas de Mnemósine y ver si con su consejo nos va mejor que con los consejos y dictados del FMI.

Ahora, que resulta que, está claro, unos cuantos diablos especulativos y devoradores de peces pequeñitos han acabado esquilmando el mar. Dejándonos sin pesca a todos. Que han exprimido de modo innoble, deshonesto y desmesurado toda la riqueza generada. Que la especulación financiera, lo corto de la mirada de algunos junto a lo largo de su mano, la avidez sin control de listos de las finanzas, de seudomagos que nunca hicieron magia y que se sacaron de sus mangas blancas de camisas azules y corbatas caras y horteras operaciones bursátiles intoxicadas y viciadas, vacuas de contenido y de razón. Vendedores de humo con sonrisa profiden, aprovechados de las necesidades ajenas. Prometiendo que lo mejor era endeudarse para seguir siempre endeudado. Han dejado a más de la mitad del planeta en la ruina (la otra mitad ya lo estaba)

Ahora que parece que tenemos claro los causantes de la crisis (y si, he puesto causantes podría haber puesto culpables. Cada cual que asuma su culpa, todos tenemos un pellizquito de esa culpa) No se han contentado con recompensarles por su “buena gestión” dando ayudas a la banca, al sector del automóvil, incluso a algunas farmacéuticas (coño!!!! Si la Seat, Opel, Mercedes o cualquier empresa no puede vender coches pues que los bajen de precio, que investiguen para producirlos más baratos, que se bajen los sueldos los directivos o que se vayan a tomar por culo, -mi panadera si no vende pan ni cobra ni nadie le ayuda, y ella no tiene puta culpa de la crisis- y de la banca ni te cuento, ayuda al Sr. Botin¿¿???¿?¿? y a mi porqué no me ayudan?) pero darles miles de millones de euros de ayuda!!!!! Joder más ayuda necesitan los jubilados y los que no llegan a final de mes y a ellos no les dan ayudas, ni millonarias ni minorinarias.

Pero no sólo no han “castigado” a los causantes de la crisis, sino que descontentos con “Ayudarles”, ergo cargar sus ya cargadas arcas de dinero, hacen que seamos los menos ricos los que paguemos sus facturas. Suben el Iva, bajan pensiones, y sueldos públicos (los privados estarán al caer y en muchas empresas ya han caído) Y las tasas de las que antes hablaba? Y las sicav´s? y el impuesto que pagan los beneficios de las acciones, presentes y futuros?.... En fin, que no me queda más que dar la razón a mi viejo profesor de filosofía; el destino de los pobres es nacer como cabritos y vivir como cabrones. Y además pagar las facturas de los cabestros e hijosdeputa que les hacen vivir de ese modo, para ellos vivir sentando sus gordos culos en un lujo excesivo y desmesurado.

domingo, 23 de mayo de 2010

AMBIGUAS HORAS.

Si, si dicho así parece sacado de la canción de Sabina; aquella que reza “ambiguas horas que mezclan al borracho y al madrugador”. Y en cierto modo, algo de inspiración en ese pedacito de canción hay (por cierto, y aunque sea sólo por una impostura de chico malo, a mi esas horas me suelen pillar más borracho que madrugador “paque” engañarnos)

El caso, que “m’ha dao” por pensar en las horas. Diréis, -este se ha vuelto loco. Pero, no. Es que el domingo me ha pillado despierto, y sereno, a las 08.03 horas de la madrugada. Y coño!! Que no es lo mismo un martes de febrero a las 16.34 horas (hora predecible, aburrida, soporífera, anodina y con poco interés) que la que antes os decía.

Me he fijado en la gente que había a mi alrededor, cual vigilante de los comics de marvel, y me he dedicado a observar, sin intervenir, el entorno, la gente que circulaba por las calles de la ciudad recién iluminada por un bruñido y fulgurante sol mañanero de finales de mayo. Era de lo más variopinta y curiosa.

A ver! que son las 08.03 minutos, y es domingo, el día del señor. Joer!!! Es que no tienen/tengo hogar

Pude observar a jóvenes, y no tan jóvenes, con los ojos rojos y embebidos en alcohol, porros y cocaína, intentando buscar un penúltimo bar, en el que intentar, por penúltima vez, llevarse algo a la bragueta, echarse algo a la boca ansiosa de sexo opuesto o de sexo idéntico.

Lolitas recién levantadas y duchadas que, creen han engañado a sus papas, diciéndoles que van a un torneo de padel y han escondido en sus bolsas de deporte, sus mejores braguitas algún sujetador de encaje, la falda más corta, los zapatos más largos, los pendientes más provocadores y las pinturas de guerra. Irán a abrir los afters y los penúltimos bares de los anteriores. Si tienen suerte se ahorraran a los lobos feroces y disfrutaran de algún lobo bueno, o malo que también tiene su gracia.

Rendidos maduritos/as tras una noche de farra y fiesta volviendo a casa con un chocolate con churros y un eferalgan, recién tomado en el bar que abre más temprano aquí en Barcelona, en un inútil intento de evitar la resaca que morderá el hipotálamo y los ojos 6 ó 7 horas después.

Testigos de Jehová con sus peinaditos a lo pepero de los ochenta, y ellas con sus faldas por debajo de la rodilla a lo Laura Ingalls, intentando cazar a algún/alguna oveja descarriada del mundo, para llevárselos a su paraíso de pusilánimeria y aburrimiento supino y mordaz.

Treintaentoentonesypicolargo que salen en bicicletas caras. O en motos recién limpiaditas en la gasolinera de debajo de casa. Con el sabor del último gintonic de la noche anterior aún bailando en la garganta, y pidiendo agua y descanso y no una marcha de X kilómetros en bici o moto para comerse unas butifarras.

Viejunos con sus gorras y cayaos tomando el sol matutino, con sus imposibles estilismos. (que por cierto me parecen maravillosos, -si yo voy comodo con el traje de boda de mi hijo y unas zapatillas de andar por casa ¿qué pasa?- me lo pongo y puntopelota) Rememorando batallitas que ya nunca más volverán a ganar.
Viejunas que van o vienen a misa con caras largas y remilgadas (digo van o vienen porque los horarios de la liturgia, pues ni puta idea oye!!)

Parejitas con sus bebés, y con sus perros de marca, arrastrando al can y empujando el carrito, a ves a saber tu “ande” Irán a esas horas.

Jovencitos y jovencitas con piercings en lugares que yo no sabía que uno podía pincharse. Alrededor de coches con más años que la fiebre y con ornamentos, spoilers, llantas, colorines, cristales tintados, pelotas de discoteca en el interior y un sinfín de abalorios que parecen carísimos y que transforman un Opel Corsa en algo más parecido al Halcón Milenario que a un coche. Alrededor de los cuales aprendices de Belenes Esteban en ciernes muestran sus más que discutibles y oxigenados encantos.

Parejas de cuarentones que meten a sus retoños en monovolúmenes, para ir a comer a algún pueblo donde cristo hubiera podido perder el cordón de los zapatos o su fe. Pensando cada uno de ellos en sus felicidades, y en sus infidelidades (perdón quise decir en sus infelicidades)

En fin! Que me pareció una hora muy curiosa, divertida, complicada e indeterminada, en la que pasaba ante mis ojos un sinfín de personajes dispares, distintos y superultramegadiferentes entre si, todo un universo de variedad juntito y mezclado, así como las fabes con rabo de toro, a las 08.03 horas de la mañana (con lo a gusto que se está en la cama pordios) Yo personalmente perdiendo el tiempo en estas observaciones tan estupidas no hice lo que tenia que hacer, y entre esturrear estas letras por aquí, entre ponte bien y estate quieta me dieron las tantas y ya no sabía si tomarme un café o una cervecita fresca.

Se lo pregunté al Sol, ya casi de mediodía, y me dijo que él ya había tomado café….

sábado, 22 de mayo de 2010

UNA FOTO Y UN MISTERIO

La foto la hice hace muy pocos meses, al norte de donde yo vivo, muy cerca de la costa mediterránea en un lugar situado más o menos a 42º 2’ 6’’ N. 3º 8’ 48’’E. Justo después de un tremendo chaparrón de esos que calan hasta los huesos, de esos que te humedecen la piel, los músculos y la diástole del corazón. Lluvia que no cesaba y que caía de unas nubes densas, duras que tapaban una luna en cuarto menguante que pugnaba por alumbrarnos y que no lo consiguió.

La persona fotografía es un hombre al que quiero mucho y comparte, desde siempre, pellizcos importantes de mi vida. Ha llorado conmigo y por mi en más de una ocasión. Vamos, de esa gente que inevitablemente quieres.

Se estaba preparando para ver danzar a la muerte, con su guadaña, sus cenizas y sus relojes

miércoles, 19 de mayo de 2010

sábado, 15 de mayo de 2010

HE TENIDO UN SUEÑO.

Si, ya sé, lo podría haber titulado “I have a dream”, pero eso me hubiese parecido, no sólo una irreverencia y una falta de respeto hacia Don Marthin Luther King, sino que además, mi sueño nada tiene que ver con la política, ni los derechos civiles de una u otra raza, ni de la coexistencia entre personas. No, ni mucho menos.

Se trata de otro tipo de sueños, yo que normalmente no sueño y de hacerlo no lo recuerdo. (cosa que me jode, porque, ya que al menos tu mente, en sueños tiene una parte de vida y de satisfacciones e insatisfacciones, pues no estaría nada mal recordarlas) pero, yo no, yo normalmente o no sueño, o no me acuerdo, o se me olvidan en pocos instantes. En todo caso, y como os decía, no es ese tipo de sueño. Fue más bien un sueño erótico, onanista, sexual y casi perverso.

Que le vamos a hacer, uno no elige los sueños, ni los que recuerda, ni los que no.
En todo caso las inspiraciones de Morfeo, o lo que recuerdo –ya sabéis estas cosas siempre quedan en tu mente como nebulosas, como opacas y poco claras.- fue más o menos así:
Yo dormía en una especie de cama hecha con plumas, con hiedra y con esas hojas recién caídas de otoño. Dormía en pijama (cosa que me extrañó, nunca duermo con pijama y tanto es así, que no tengo ninguno. El día que, los dioses no lo quieran, tenga que ir a un hospital tendré que robar uno) el lugar era extraño para mi, con vistas a un precioso paisaje de montaña del norte, silencio y paz, paz de esa que se esconde en rizos de mujer querida.

De repente un ruido, como de serpiente avanzando lentamente o de pasos suaves me despertó. Intenté ver que, o quien se acercaba.
–Quien anda ahí?-
Silencio.
-Quien anda ahí?-
Tras otros segundos interminables, una respuesta que venia de la oscuridad de la noche, de algún lugar de las sombras
-Sssshhhhhhh, cállate, tranquilo, no pasa nada.
- Espera, espera, quien coño eres, qué haces aquí?
Un dedo se acerco a mi boca, la tapo y la dueña de ese dedo volvió a decir sssssssssssssssh, calla.
Esa mujer empezó a tocarme, a acariciar mi pelo, mi cuello, el borde de mis ojos, allí se entretuvo. Unos labios de miel besaron mis mejillas, mi frente, mis ojos, mi nariz, mi cuello, mis labios. Una lengua de movimiento indescriptible –no era rápido, ni lento, ni pausado, ni atormentado, era sólo un movimiento sexual, jugaba con mi lengua- mientras unas manos de hembra desabrochaban el jodido pijama, y unos pies arrancaron mi pantalón.
A esas alturas del sueño, a mi ya no me importaba nada. Quise tocar ese cuerpo, esos brazos, esas manos que me habían desnudado. Intenté subir la falda, (iba con falda eso lo recuerdo) una mano, suave con un ligero movimiento casi imperceptible apartó mi mano. Joder. Subí acariciando ese cuerpo sinuoso, llegue hasta el pecho bajo la camiseta, pude meter la mano en los pliegues de su sujetador que malcubrian unas tetas deliciosas, tersas y con pezones duros. Frescas, frías como recién duchadas con agua helada. Nunca fui lento en estas cosas, así que intenté desabrochar los malditos y nefastos corchetes del sujetador. Sus manos acariciaban el pelo de mi pecho, su lengua lamia mis pezones, y bajando, sus dientes mordían todo lo que encontraba a su paso. Y esta vez no fue ninguna mano, fue un movimiento suave, decidido, e imposible lo que aparto mi mano de los corchetes del sujetador, de la curva de su espalda.

Joder, yo desnudo, indefenso e incontrolado y ella encima de mi, con su ropa, toda su ropa, con su cuerpo de hembra en celo lamiéndome. Algo al mediodía de mi ombligo ya no era de mi propiedad, ni respondía a mi mente, ni respondía a nada. Esa mujer, bajo, bajo y con su boca, caliente, húmeda, receptiva me robó la virilidad que entró chafando su lengua esa que recorría todos y cada uno de los trozos de piel que se pueden cubrir, que se pueden lamer, que se pueden empapar de saliva.

Intenté de nuevo ver a esa diosa del sexo, ver a esa serpiente que vino de ves a saber donde. Las sombras de ese lugar tan extraño, lo impedían. Quería ver su cara, al menos ver como chupaba parte de mi ser, tampoco pudo ser, el pelo que poco antes se enredo en mi barba de tres días impedía ver su cara, sus ojos, su lengua. No me rendí e intente tocar su culo, duro, fuerte, mis dedos llegaron a través de un pequeño tanga a la humedad de su sexo, pero quería verlo, lamerlo, tocarlo sin impedimentos ni barreras. Quería poseerlo. Intenté de nuevo desnudarla. Fue en vano, lo impedía sin brusquedades, sin palabras, casi sin gestos, de manera calmada tranquila y casi imperceptible. Mientras, seguía encargándose de mi virilidad en su boca, apartaba mis manos, apartaba mis miradas.

Coño!!, al menos podría haber tenido la decencia de atarme con fuerte soga de esparto, o con su látigo. O quizás, impedir el movimiento de mis manos amarrando mis dedos con el hilo de saliva que quedaba entre la punta de su lengua y el final de mi hombría, cuando de tanto en tanto apartaba un poco la boca para mirar mi cara de excitación de macho rendido y sumido a sus pies, o su boca o su cuerpo.

De jugar a sumisión, prefiero dominar a ser dominado, y sin embargo ahí estaba ese ser, sin violencia, sin ataduras, sin motivos, ni explicaciones ni porqués dejándome indefenso ante su boca, sus gestos, su sexo.

De repente, pasó lo que tenía que pasar, cerré los ojos, tragué saliva, apreté los dientes, encorvé mi cuerpo hacia atrás apoyando mi espalda en la cama de hiedra y hojas de otoño, exploté dejando una lluvia blanca que se estrelló en las estrellas del cielo del paladar de su boca. Mientras mis ojos aún estaban cerrados noté unos labios de miel que me dejaron su sabor y parte del mío en un último beso en mi boca. Mire y tan sólo pude ver entre las sombras el final de una espalda, que al bamboleo de unas piernas que más que andar parecían reptar, abandonaba ese extraño lugar.

Allí me quedé yo, derramado y derrotado como un adolescente enfrentado a sus primeras pequeñas muertes. La mañana llegó, como siempre muy temprano. Desperté empapado y de un modo que también acaba en “ado”. Ducha fría. El primer sabor en mi boca; de tus labios, el segundo sabor; un café y empezó un día tan estresante y monótono como los demás

lunes, 10 de mayo de 2010

HAY NOCHES

Esas veladas que comienza naciendo la luna en tu boca, en que la noche adquiero olor a romero silvestre recién cortado con las manos desnudas de anillos y ambiciones.

Noches en que cometes errores que se olvidan a la siguiente noche.

Noches tibias de octubre en las que algún acierto se enreda en tu camisa y se agazapa entre ella y tu pecho para acompañarte para siempre.

De esas frías de marzo en las que vienen todos tus fracasos juntitos y cogidos de la mano a recordarte todas tus perdidas a mostrarte la inquina y tu imagen en los espejos rotos que nunca supiste arreglar.

O esas noches calientes de agosto en las que con la complicidad de las olas escondo tesoros en tu alma y entre tus pechos y aprendo de memoria el mapa del camino de saliva forjado con sudor y semen recorrido para guardarlo.

Noches oscuras como las lunas nuevas como el agujero primigenio en la que reventó el primer bingbang , y otras sorprendentemente luminosas como todas sus estrellas iluminadas como tus ojos de mujer enamorada.

Noches tormentosas de abril con los mil relámpagos de sus mil aguas en las que viejas heridas que tú creías cicatrizadas escuecen como recién abiertas y lavadas con agua y sal del mar muerto.

Hay noches en las que deambulo por la ciudad y robo poesías que escondo en una botella que lanzo al aire por si a la mañana, y con el amanecer, llegan a tu puerto. Noches en las que algún guerrero con alma de poeta ronda para protegerte, para cuidarte.

Noches en las que sobran el alcohol y las drogas para perderte, para encontrarte.

Esas noches de cualquier mes, oscuras y sin estrellas en las que con tus manos plagadas de ungüentos aprietas mi espalda y me das a beber del recoveco hecho con tus manos y directo de tu boca pócimas de amor y encuentros.

Hay noches locas de junio en la que reencuentras la camaradería y la amistad al final de un whisky con el hielo de todas las noches de fuego sin fantasmas. En las que, entre el nunca jamás, y el ahora mismo media tan sólo un gintonic.

Noches negras y lluviosas en las que todas las mentiras que nunca debiste decir te sorprenden acurrucadas en la sístole de tu corazón que nunca miente.

Y noches, en las que simplemente te recoges tempranito y recorres a grandes pasos las playas y los jardines de Morfeo hasta la llegada de la mañana siguiente.

Noches en las que búhos inconscientes e insomnes se enamoran de alondras madrugadoras.

Noches en las que tienes dulces sueños, en las que sueñas conmigo.