Seguidores

lunes, 27 de diciembre de 2010

LA MÚSICA DE LA VIDA.

Charles Baudelaire, Poeta Parisino y Parnasiano del que ya hemos hablado por estos lares en alguna ocasión, bueno más que hablar le robe unos poemas para presentaros unas fotos de su ciudad, decía que la música excava el cielo.

Esta aseveración del bueno de Baudelaire me invitó a pensar que la vida, tal vez, sea una sucesión de músicas y de sonidos que nos envuelven.

La vida suele ser un bolero, un huapango de Jalisco, la estrofa más dura de un Rap del negro y vicioso Harlem. El blues triste del día en que te fuiste. Una guitarra flamenca arañando desgarradora y tensa tu sudorosa espalda. El dulce y cadencioso bossanova de los momentos en los que vuelves tímida y de puntillas a aposentarse en ese lugar de mis quereres que sabes solo tuyo.

Muchas veces, demasiadas, es desordenada como la trompeta a destiempo de un jazz de Louisiana. Aunque por fortuna ese desorden, muchas veces, nos permite la improvisación, la libertad interpretativa que tienen los saxofonistas negros y gordos al crear magia desde sus pulmones. O te eriza la piel y te congela la sangre en el norte de la espalda como cuando los tenores y las sopranos aclaran su voz.

En ocasiones se nos muestra aburrida y soporífera como una sardana o cualquier otro baile regional.

No puedo dejar de preguntarme; qué haremos de nuestras vidas cuando esta se transforme en un Tango que ni sabemos ni podemos bailar?. Mientras tanto, esta bien disfrutar de las suaves guitarras eléctricas de los grupos más duros.

A mi, personalmente, la vida, me gusta cuando es un poema de Neruda cantada por Sabina, Serrat o Serrano.

domingo, 19 de diciembre de 2010

LO QUE VENDRÁ.


Aquí, en Barcelona, hace frío y el viento helado trae derramando por los pliegues de tu piel y tintineando en tus pestañas una sensación a futuro, al próximo año que vendrá tras pasar las vacaciones de navidad. Viejo circulo. Nuevo año. Nos trae recuerdos de lo malo que paso ayer. Lo que no olvidaremos. Pero también nos deja en la dura corteza de la piel curtida en mil batallas la certeza de que la vida es, entre otras cosas, maravillosa. El futuro pendido de los hilos de los sueños.

Una vez más el futuro parece venir umbrío y a regañadientes. Nosotros nos empeñamos en que lo que vendrán serán tiempos mejores y dejamos suspendidos en las luces de nuestras ciudades y en las borlas rojas de los árboles de navidad nuevos deseos y buenas intenciones. Antiguas esperanzas mil veces deseadas, y algunas cumplidas. El romero parece haber perdido fuerza pero la tierra sigue empapada y dando fuerza a las flores que nacerán en los cerezos del Jertes. Oscurece antes y antes vienen a saludarnos las estrellas con su hilo de plata para tejer sueños de oro.

Es invierno. Fuera llueve. Los búhos tienen problemas para cazar, las alondras tiritan bajo tu ventana. –esperando tal vez, el abrazo de algún búho.- Decía Willian Blake, viejo y noble poeta que en tiempo de siembra debemos aprender, en tiempo de cosecha enseñar, y en invierno gozar. Y eso debemos hacer, vivir y gozar mientras viene el futuro, mientras el destino se plantea si nos herirá negando nuestros deseos o cumpliéndolos.

Por aquí el mediterráneo, que en el calido verano dejo secretos y semillas de porvenir en ti, hoy nos deja fría espuma blanca para que en ella reescribamos una vez más las aventuras de un nuevo año. Los anhelos y las ansias de promesas de que todo ira bien. Para que pongamos en ella las letras que nos harán más felices. Los aromas y melodías que queremos engalanar en los cabellos y las manos de los seres queridos. Esperanzas. Sueños. Deseos. Proyectos. Promesas flotando en el aire como flotan las gotas de espuma blanca.

Un año acaba. Es tiempo de soñar despiertos, pronto el batir de alas de mariposa traerán nuevos días. Otro año empieza. Eterno circulo en el que todos estamos, inexorablemente involucrados. Muchas cosas han pasado en el año que se va llevándose parte de nuestros corazones y dejando heridas bajo nuestros cuerpos que jamás sanaran. Un año duro, todos lo son. Vendrán tiempos mejores. Al menos ese es el deseo que todos dejamos suspirando y levitando en el aire ávido de cumplirse.

martes, 14 de diciembre de 2010

NUJOOD


Os preguntareis, qué coño significa Nujood?. Os lo voy a explicar. Pero esta vez no es uno de mis cuentos. Es una realidad, es algo que pasó hará más o menos un par de años. Es algo que pasa cada día. Una y otra vez y no por mundano, en algunos lugares , es menos insoportable.

Nujood, es/era una niña de a penas diez años que vivía en una aldea al sur de Dhamar, más o menos en medio de un desierto de Yemen. Un nefasto día en el que ella, con su pelo revuelto y la fragilidad en los ojos de una niña de diez años estaba jugando. Jugando sola con la arena del desierto. Con unos jirones verdes de su vestido, un verde que jamás contuvo esperanza, y con piedrecitas y arena que encontró en el desierto fabrico una pequeña muñeca. Compañera de juegos. Compañera de deseos y sueños. Compañera de trapo con la que jamás encontró en el desierto una lámpara mágica, ni un genio dentro de ella.

Ese día, como decía, su padre fue a buscarla y le comunicó que ya era una mujer, que ya estaba casada. Que tenia un nuevo dueño. Nujood, en realidad, no entendía nada de lo que le decían. Pero cuando su nuevo amo, su marido 25 años mayor que ella la sacó de lo que ella consideraba su hogar de un tirón, y mientras veía como caía su muñeca de trapo sintió que del mismo modo que se esturreaban las piedrecitas y arenas de la muñeca se esturreaban y perdían por el suelo de adobe de su casa toda su felicidad. La poca felicidad que los dioses reservan a niñas como ella.

Pronto su vida, como la de tantas, fue un infierno en el que todo se había robado, todo se había perdido en los huecos del desconsuelo, se había perdido hasta la posibilidad de decir no. SE había perdido hasta la esperanza que nunca se pierde.

Sentía, con el paso de los días, como si cada granito de arena gritase una maldición que acompañaba su nombre, que acompañaba su magullado cuerpo, que acompañaba su triste vida. Ninguna mano a la que agarrarse, ni hombro en el que enjuagar las diez mil lagrimas que cada día nacían en sus ojos, otrora grandes y brillantes, ahora tristes y lánguidos. Rendición. Tristeza.

No le robaron la inocencia, de un zarpazo como se expresa en los poemas. No. Se la robaron de un golpe, de mil golpes de miembro viril. Violaciones. Desesperación. Desconsuelo. Falta de esperanza. Parte de un hombre que le triplicaba la edad entrando una y otra vez, cada día a cada hora por lugares que jamás soñó que algo pudiera entrar, y menos de modo tan doloroso, tan atroz.

Pasaron 1001 dias y noches. Sin miel, ni calor, ni flores, ni cuentos de principas y hadas que hacen realidad aquello que sueñas. Tan sólo el abandono que sufren las cosas que no se quieren que se dejan tiradas en cualquier esquina hasta que de golpe te apetece usarlas. O patearlas. El sol alto y fuerte parecía desparramar con sus rayos en ese desierto, sobre la pared de madera y adobe donde la encerraban y mal alimentaban, -a cambio de realizar todas las tareas que una mujer adulta debe de hacer-, el calor de ese desierto, como decía no hacia más que molestar sus sueños y calentar su tristeza. LA tristeza más grande que puede albergar el corazón de una niña de 10 años.

Un día, un buen día su madrastra se apiado de ella, y a escondidas le dejo “olvidadas” en un pliegue de su ropa, y con una caricia en el pelo marchito y ajado, un puñadito de billetes y unas cuantas monedas. Y un consejo susurrado al oído, a la oreja sin pendientes; busca una abogada.

El miedo, el terror dio paso a la fuerza. A esa fuerza que nace de la locura y de la desesperación. Nujood, que no sabía leer ni escribir, que no sabía más que sufrir y apretar los dientes ante las violaciones y vejaciones de su marido y los amigos de este huyó, huyó hacia el norte hacia la ciudad . Arrastad y hecha jirones de piel y de alma llego a Sana’a, allí mendigó unos cuantos días hasta que encontró lo que en ese lugar olvidado del mundo consideran un palacio de justicia. Se puso en contacto con Shana Nassef. Su abogada. Aquí continuo su historia. Procesos judiciales hasta que consiguió, ni más ni menos, que el primer divorcio de estas características se dictaminase en Yemen.

Ahora la arena de deseo y esperanza que daba cuerpo al cuerpo de su muñeca ha vuelto a su alma, ha vuelto a su corazón que pon fin bombea sangre caliente y esperanza tibia. La pequeña Nujood ahora tiene sueños, ya sabe leer y escribir. Ahora Nujood quiere ser abogada.

Animo compañera, tu sabes lo que es luchar, así que sé que lo conseguirás. Aquí tienes mis apuntes, que no podrás utilizar, aquí tienes mi apoyo que no podrás emplear. Aquí tienes mis letras y mis abrazos que jamás te podré dar. Aquí tienes un corazón que se solidariza contigo y que te desea lo mejor. Ojalá nuestros reyes de Oriente antes de abandonar tus desiertos para traer mil y una gilipolleces innecesarias para nuestros niños y niñas de 10 años paren por el lugar en el que tu estas y te dejen la fuerza y el aliento de certezas que te pueda hacer falta para aprobar tu carrera. Para que seas la fuerte abogada que serás. Para que liberes a mil niñas esclavas como tu.

lunes, 6 de diciembre de 2010

SEAMOS MALOS

En estas fechas tan próximas a Navidad. Si ya sabéis al “natalis solis invictis” que hablábamos por estos foro hace más o menos un añito. Me apetece ser un poquito malo, que lo seamos tod@s, y que coño, que mejor estas fechas en las que parece que la bondad se tenga que desparramar por nuestros corazones como un tazón de leche de colacao y miel sobre la mesa recién limpita, es cuando propongo ser un poquito golf@s, ser algo malos.

Decía Ovidio hace un montón de años algo así como “Nitimur in vetitum semper cupisque negata” que quiere decir, más o menos; lancémonos a lo prohibido, deseamos lo que se nos niega. Así que vamos a ver si se nos ocurren maldades a las que lanzarnos.

Vamos a abrir, indolentes y despechados las cárceles en las que encerramos sentimientos, pasiones, amistades y fidelidades. Esas cárceles, en las que en ocasiones entramos voluntariamente, o no, y nos abocan a ser muertos en vida. Hagamos lo que nos de la gana, lo que nos apetezca, sin aprobaciones ni decretos. Sin prerrogativas ni leyes. Sin entradas ni salidas. Sin consentimentos ni normas. Sin pedir la venia. Toquémosle, con una sonrisa, el culo al vecin@. A la vida

Robemos, sin pena, las llaves que cierran los árboles inquebrantables de falsos amigos que pronuncian mentiras. Luego tiremos las llaves. Que no nos importe, ni nos de pudor, envolver en un suspiro deseos ajenos para con otras risas decorar nuestros rostros de triunfo.

Vamos a romper el papel de regalo que envuelve el universo, y vamos a disfrutar plenamente de todo lo que ofrece. Escupamos en la cara a la vida, sobretodo a ese tipo de vida que pasa por la calle con el semblante de un comercial que pretende vendernos un producto que no nos interés.

Vamos a ser desobedientes de mentiras y vergüenzas. De ingratitudes y falsas apariencias. Del jefe despechado. Del politico corrupto. De dioses enfadados.

Y puestos en el disfraz de ladrón; vamos a robar todos los meses de abril y guardarlo en nuestro saco de cosas robadas al mistral del noroeste. Las armas a los generales. La comida al que le sobra. Las sombras de tu cama.

Sigamos robando, y hurtémosle con astucia; la chispa de fuego que Prometeo no nos regaló y tomemos así las riendas de nuestro propio destino.

Pesquemos, sin permiso ni autorización lunas de madrugada, riámonos del sol del amanecer, enredémonos a destiempo y sin horas en cabellos ajenos de mujer enamorada, robemos zarcillos a zingaras para regalarlos a quien deseemos. Vivamos sin permiso ni excusas, sin decoro ni vergüenza.

jueves, 2 de diciembre de 2010

VOZ A LAS PALABRAS.

Hace semanas escribí una entrada con el titulo, “Esto no es una bienvenida”. Es evidente que se trataba, se trata, de un texto cargado de tristeza. –Sobraban los motivos- Como pudisteis observar tod@s l@s que seguís estos textos escritos al viento es el único al que no he contestado vuestros comentarios, seguro que entendéis mi silencio, además hay cosas que se dicen sin sonidos, ni palabras y yo, callándome , sin escribir las digo.
Hace unos días, una persona que lee mis palabras, le ha puesto voz en su blog. A sido Beatriz. Ha puesto con mucho acierto y atino sonido a mis palabras y desde aquí os invito a escucharlas.

Gracias Beatriz. Aquí siguen mis letras, -espero que te sigan pareciendo poesía,- ojalá allí siga tu voz, ojala vuelvas a enriquecer alguno de mis textos.
Hace semanas escribí una entrada con el titulo, “Esto no es una bienvenida”. Es evidente que se trataba, se trata, de un texto cargado de tristeza. –Sobraban los motivos- Como pudisteis observar tod@s l@s que seguís estos textos escritos al viento es el único al que no he contestado vuestros comentarios, seguro que entendéis mi silencio, además hay cosas que se dicen sin sonidos, ni palabras y yo, callándome , sin escribir las digo.
Hace unos días, una persona que lee mis palabras, le ha puesto voz en su blog. A sido Beatriz. Ha puesto con mucho acierto y atino sonido a mis palabras y desde aquí os invito a escucharlas.

Gracias Beatriz. Aquí siguen mis letras, -espero que te sigan pareciendo poesía,- ojalá allí siga tu voz, ojala vuelvas a enriquecer alguno de mis textos.

http://beatrizsalas10.blogspot.com/2010/11/esto-no-es-una-bienvenida-carlos.html

sábado, 20 de noviembre de 2010

TE REGALO

Te regalo los nudos que atan las cuerdas de la red de soga desgastada con la que ya no salgo las noches de cuarto creciente a pescar Sirenas.

Te regalo mis palabras, las más dulces, las nacidas en el fondo de la garganta para ser en el oído susurradas. Mis silencios, esos que callan para cortar el aire frío de invierno que separa nuestros labios y formar un puente por el que andan de puntillas tus palabras y mis miradas.

Te regalo esa parte de mi corazón que es sólo tuya, para que con ella hagas lo que te plazca; tal vez estirarlo para fabricarte una cómoda hamaca, o envolverte en él y hacer un vestido ajustadito a las curvas de tu cuerpo, o para que, simplemente, lo guardes en ese cajón de buenos recuerdos olvidados en el que se almacenan los trastos viejos.

Te regalo la llama de mis ojos, tal vez tan sólo reflejo de la eterna hoguera incandescente de los tuyos.

Te regalo el tiempo de mis manos, dedos entrelazados. El olor de tu vientre y de tu pecho, el de detrás de tus oídos que en un bote de cristal antiguo tengo aquí guardados.

Y, te regalo también, un paseo descalzos por arena. Por los objetos intangibles que tengo almacenados en mi baúl de la memoria. El cristal de mi reflejo el espejo azul de mi mirada. Un par de manzanas.

Te regalo los buenos momentos del pasado. Los primeros vinos. Los ojales desojados, las prendas que olvidaste debajo de mi cama, los corchetes desabrochados. Una hogaza de pan de centeno. Mi vieja chupa, escudo de desengaños. Un arañazo en tu espalda.

Te regalo antiguos almanaques con sus días pintados. El tiempo que se ha perdido, extraviado en viejas playas de arena de relojes atrasados. Un jersey de cuello alto. Te regalo, antes de que se rompan o pierdan o caigan, mis pulseras con su aroma. Mi primer reloj ese que no se detiene nunca para recordar que nunca se para el tiempo.

Te regalo las hojas amarillas de Otoños futuros, el sol de los veranos. Un ramillete de estrellas. Los estambres de las Rosas del jardín de mama. Ese lazo que no podrá aprehender el tiempo pero que podrá amarrar tu pelo.

Te regalo una litografía de Wassily Kandinsky, colores explotados como palabras sueltas que crean armonía desatada. Los poemas que no he escrito las canciones que no he cantado.

Te regalo, en fin, mi esencia al fin y al cabo.

martes, 16 de noviembre de 2010

LAS PERSONAS REFLEXIVAS SON MÁS INFELICES.

No, si no lo digo yo, lo dice ni más ni menos que un estudio de la universidad de Harvard de Cambridge publicado en la revista Science y llevado a cabo gracias a una aplicación para Iphone. La vanguardia dixit. Tócate los huevos y baila. (Aburriditos que deben andar por Massachusetts)

Me explico con la noticia de marras, es que parece que soy incapaz de perder la maldita costumbre de empezar el día con un café y con los mentideros diarios, los periódicos que dicen las mismas mentiras que dijeron ayer y que contaran las mismas que escribirán mañana, tal vez cambiando algún nombre o algún lugar, pero vamos, poco más. El caso es que cuando leo alguna noticia, así, interesante, -curiosa más bien- pues me detengo un poquito más. Y esta no deja de ser atípica. Por estupida y estrambótica me refiero.

Al parecer los investigadores, dirigidos por Matthew Killingsworth y Daniel Gilbert han llegado a esa conclusión a través del análisis de toda la información obtenida gracias a no se que aplicación informática en el Iphone de marras. Y a mi, pobre mortal aprendiz de todo y maestro de nada, no se me ocurriría contradecir las conclusiones de alguien que se llama Killingsworth y mucho menos de alguien que se llama Gilbert.

Las criaturitas de dios concluyen:
Hacer el amor, el ejercicio, la buena conversación, jugar, escuchar música o pasear influyen más en la felicidad que estar “reflexionando” y dándole vueltas a asuntos cotidianos. Nos ha jodido mayo con sus flores y diciembre con papa Noel dando vueltas por los tejados sin chimeneas. A ver, obvio, lógico y normal. Si estas follando de modo salvaje, loco y apasionado lamiendo todo lo que se puede lamer y lo que no, a la persona que amas (o a otra, oye, que tampoco vamos a ser tan tan quisquillosos). Haciendo ejercicio porque te apetece y te gusta y te sale del mismísimo escroto estar en forma y luego te vas a un jacuzzi con el agua a 36 graditos y las burbujitas bailando en tu espalda y jugueteando con tu pelo, luego te dan un masajito a cuatro manos con aceites aromáticos, mientras estas escuchando algo de música que te apetezca, no se así pa estar relajaditos por ejemplo a Mary Black, y después das un paseíto por bosque de Otoño de hojas caídas y suave sol brillando en la frente y los ojos. Pues si, estás más a gusto que un arbusto y más feliz que una perdiz.

Claro!, si por el contrario estas “reflexionando” sobre René Descartes el sistema de coordenadas cartesianas y las diferencias que en su filosofía introdujo Beruch Spinoza y el racionalismo del S. XVII pues chic@s te sientes más desgraciado que un tiburón tigre en el epicentro del desierto de Gobi.

Que, digo yo, no hacia falta mucho estudio pa eso. Con preguntarme a mi o a cualquier ser humano nacido en este planeta hubiera sido suficiente.

Otro de los datos que extrae el estudio es que los humanos son únicos en su habilidad para pensar sobre episodios del pasado, o el futuro, o episodios que podrían o no haber sucedido nunca. Vaya, vaya con el Sr. Killingswort y el Sr. Gilbert y su equipo de investigadores que dirigen. Se habrán roto los cuernos y las pelotas para llegar a esas conclusiones. No me veo yo a un gato aburrido en un tejado pensando en el porvenir, a que gatita le ronroneare mañana, ni me imagino a una perdiz tuerta agobiándose por lo que le paso en el mes de marzo del año 2007. Aunque claro, podemos deducir, que ellos son de las personas felices por no reflexionar mucho, porque si por lo que les pagan es por eso, deben de faltar “felicimetros” para medir la felicidad de semejantes personajes.

Decía, al respecto de la felicidad, Enrique Jardial Poncela dramaturgo patrio, que; hay dos maneras de conseguir la felicidad una, hacerse el idiota, otra, serlo. Y no se yo muy bien a que especie pertenecen los que han pagado este estudio.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

AUSENCIAS


Sucede a veces, a lo largo de la vida demasiadas veces, que perdemos a alguien que queremos, algún ser humano que ha compartido cosas importantes de tu vida desaparece de ella. Y no importa realmente cual es el motivo. Algunos son más dolorosos que otros, claro está.
Perdemos a gente importante de nuestras vidas por mil motivos diversos; Una pareja que nos abandona o que nosotros dejamos, para con los años darte cuenta que sus defectos no eran tan inaguantables y que eso que nació como lunar y se transformó en verruga, quizás fuera en realidad un precioso lunar. Un amigo que se traslada de ciudad, y los kilómetros y peajes de autopista, los olvidos de direcciones de correo electrónico y el trajín de la vida cotidiana hace desaparecer. El hijo mayor que tras la mayoría de edad, independencia económica y nuevos sueños decide visitarte los fines de semana,- uno de cada mil-. Lo peor; un ser querido que muere, un recuerdo que muerde y deja en la dermis de la piel la misma sensación que deja el vinagre en la heridas frescas.

Todo eso duele, esas faltas, esas ausencias duelen con la misma tensión que da el dolor de los sueños rotos. Como Gloria Fuertes decía en su poema: “el dolor envejece más que el tiempo”.

Esa sensación de abandono, de orfandad, construyen en el corazón, como si fueran arquitectos enviados por el más cruel de los demonios, un agujero negro, un hueco que no puedes llenar por más que te empeñes en rellenarlos con recuerdos, con nuevos sueños, con nuevos proyectos o con nuevas esperanzas. Y ese agujero negro de desconsuelo no puedes llenarlo, porque cada vez que, de un modo u otro, pierdes a un ser querido, a un ser amado, este al dejar tu vida y los olores de su piel abandonan tu ropa se va llevándose con él una brizna de tu inocencia. Y la inocencia perdida no se recupera. Jamás.

Acaso quede tan sólo un fuego que como mucho, deja en el patio del recuerdo las pavesas que se llevará el viento del tiempo, rastrojos que marcharan como marchan las buenas horas. Y las malas. Queda sólo el fin de lo que quizás jamás debió empezar, o lo que jamás debió de acabar. Es verdad todo tiene un principio y un final. Todo debe de empezar y acabar, claro que sí. Sin duda todo lo que empieza acaba; el amor, la amistad, los dioses y la vida. Esto no hace más fácil las ausencias que sufres o que provocas. No hace más fácil la mala memoria la angustia dejada en el camino, en el ojal de tu recuerdo.

Es inevitable pensar que todos aquellos/as que dejamos en el camino, sobretodo los que jamás recuperaremos, dejan no sólo una muy buena memoria de lo que se vivió y disfrutó y compartió. Tal vez una sonrisa por los cireres y els taronjes. En ocasiones se instala agazapado en la sinrazón del devenir del tiempo, un pellizco de intenso dolor en la carne y un miedo atroz en el corazón por no saber que será el futuro si ametller, llimoner, pomera o Figuera. Por no volver a verlo.

jueves, 4 de noviembre de 2010

DIGNIDAD

Hace pocos día murió Marcelino Camacho. 92 años y un puñadito de meses de vida. 14 años y 6 meses los pasó en cárceles Franquistas. Años de exilio. Una vida para contar, una biografía para ser llevada al cine.

En su despedida, la palabra que más hemos oído todos a sido esa; DIGNIDAD, dignidad ante la vida, ante los reveses de la misma. Dignidad en la muerte. Ahora, simple y llanamente no está.

Empezó su batalla en post de los derechos laborales, en una época, difícil, oscura, sombría y gris de policías que pegaban con porras de madera y disparaban con balas de plomo. Empezó a luchar por tus derechos laborales, y los míos, y los de nuestros vecinos mucho antes de que la mayoría de los que leamos estas palabras naciéramos. En esa época ser sindicalista, luchar por los derechos de las personas, era algo mucho más que eso, mucho más; era posicionarse políticamente y obviamente era señalarse y colocarse en el lado contrario del poder del asesino, ponerse en el punto de mira.

Y es posible, que ese sindicalismo que Don Marcelino Camacho tan bien representaba, sea un sindicalismo trasnochado, pasado de moda. Pero las dictaduras, igual que las guerras no desaparecen, cambian de lugar o cambian de forma. Él lucho, entre otras cosas contra la dictadura del tirano y probablemente ahora estaría luchando contra la dictadura de los mercados, de las multinacionales que tan complacientemente están vaciando nuestros bolsillos, apretando nuestro cuello y forzando nuestra perdida de calidad de vida.

Marcelino siempre decía algo así como; “Ni nos doblegaron, ni nos domaron, ni nos van a domesticar” Lamentablemente creo que nos han doblegado con unos contratos basura, nos han domado con el miedo al futuro, nos han domesticado con un A-3 de segunda mano y unas vacaciones en low cost.

Si, Marcelino supongo que ya estarás paseando por los campos elisios, por el Parnaso junto a Cernuda, o por el cielo de los agnósticos, espero que antes de recibirte con fiestas y lisonjas en cualquiera de esos lugares te haya dado tiempo a pasarte por el infierno y escupirle a Franco, Hitler, Mussolini y al casi recién llegado Pinochet las verdades que ya les escupiste en vida.

Ve, ve al cielo con tus jerséis tejidos con manos de amor y esperanza, tejidos con la fuerza con la que tan sólo puede tejer una mujer que ama. Ve, ve allí con tus manos de hombre trabajador, con tus manos que acariciaron a mujer querida, con manos que escribieron en panfletos prohibidos que otro mundo es posible, que buenas condiciones laborales son posibles para todos. Ve, ve con tus manos de hombre al fin y al cabo. Despliega allí la dignidad del que lucho por los suyos, sin olvidar que todos son de los tuyos, con la honra del que hizo el trabajo lo mejor que pudo, con la respetabilidad de haber pasado casi quince años de vida en infames cárceles de castigo por tan sólo pedir lo que es justo, con el decoro de los intachables, con la decencia del que no se puso en venta, con la nobleza del que no se dejo comprar. Allí reúnete con tantos, que como tú se lo merecen, saluda a Mercedes sosa y a alguno de los míos. Ve, ve al cielo y proclama allí que todos tenemos derecho a alas

Lo que más me entristece de la muerte de este hombre de 92 años –no es mala edad para morirse, no, no lo es- es la sensación de que con hombres como el se desvanecen también un manojo de derechos de batallas y sueños que creíamos ganados ayer y que tengo la sensación de que perderemos mañana.

Y quien volverá a luchar por ellos? Cuando volveremos a conquistar esos castillos de viento? Quien pondrá pasión y alma y espíritu y buena letra a las leyes laborales? Tendríamos que llorarte querido amigo desconocido, tendríamos que llorarte con lágrimas de pena y de vergüenza. Pena por ti, y por los tuyos, por que se va un hombre noble (mucho más noble que aquellos que fueron a despedirte con sus chóferes y títulos nobiliarios). Vergüenza de perder por nuestra necedad y nuestras panchas contentas lo que tanto costo ganar, entre otras cosas catorce años y pico de talego.

Ve, ve al cielo, y desde allí bendice nuestro pan, inspíranos para que seamos realistas y pidamos lo imposible.

jueves, 28 de octubre de 2010

MAS BUENOS MOMENTOS.

No creo que, ni tú ni yo, sepamos donde está la felicidad, donde se esconde, en cual de los recovecos que dejan los buenos momentos se agazapa para que no la encontremos y no sepamos aprenderla con las manos desnudas. No sé.

Creo que tenemos la obligación, quizás la única, quizás la más importante, de ser felices. Sobretodo porque el tiempo pasa. Uno de mis momentos de felicidad es cocinar para la gente que quiero, - y por supuesto para mí- así que el otro día invité a unos amigos, a familiares más bien, a comer a casa.

Preparé mis aperos de cocina; delantal negro, tabla para cortar, cuchillo de esos japoneses con mango negro y borde afilado. Preparé el ritual, y me dispuse a pasar un muy buen momento. Música por toda la casa, incienso muy suave y una copa de vino tinto que me acompaña en la cocina.

Lo que preparé es osobuco de pavo en salsa de castañas y cerveza negra. Encendí los fogones de casa, esos que hace tiempo dejaron de tener el encanto del fuego ancestral pero que tienen la practicidad de la vitrocerámica. Fui dejando trascurrir el tiempo mientras cortaba cebollitas de estas muy pequeñas para caramelizarlas con mantequilla, nuez moscada y tiempo.

Empecé a cortar y preparar todo aquello que necesitaba para aderezar las viandas que horas después nos deleitarían, o no, escuchaba música, bebía algo de vino. Besaba de tanto en tanto a mi chica. Fuera el tímido sol de otoño no lograba calentar el ambiente, el mundo seguía en su loco giro hacia ningún lugar, hacia ninguna parte. Las hojas pintaban de amarillo la puerta de casa. Fuera el mundo seguía siendo hostil y cruel. Pero dentro no, dentro la carne empezaba tomar su consistencia, los higos se cubrían con jamón recién cortado. Empezaba a oler a castañas, a comida de recreo. El vino iba acompañando mi garganta y mi diástole. La música paseaba por el comedor y por la cocina. Bruce Springsteen acertadamente nos recordaba

Better days with a girl like you
These are better days baby
These are better days its true
These are better days
Better days are shining through

Poco a poco la mesa era una realidad. La cocina un campo de batalla ganada. Mis amigos, mi familia, con mi pequeña ahijada llegaron con el condumio casi casí a punto de acabar. En el mejor momento. La Piccola intentaba ayudarme a dar los últimos puntos de sal de los pucheros, mientras me besaba recordándome que me quiere, de ellos surgía un chufchuf y de mi corazón, como en la canción de Miguel Bosé, surgía un bumbum. Una pizca de cardomomo mezclado, en mis manos desnudas antes de esparcirlo, con pimienta verde y rosada recién molida. De la olla baja de barro aparecían virutas de humo que inundaban de un olor a futuro y a bienaventuranzas la casa, un aroma a cariño y concordia recorría la distancia hasta el comedor, como si fuera un furtivo susurro que quisiera abrazar a mis invitados. Recordándoles que son bienvenidos. Arrullando a mi chica y su secreto y acurrucándose en los rizos que guardan mi paz.

Los fragmentos de olor y humo, parecían volar indicando el lugar donde habita la estrella polar y ronroneaba en el aire diciendo; nunca estarás solo. Después, mesa compartida, risas acompañadas con un buen vino tinto de veranos secos e inviernos fríos, que sirvió para recordar a los que no están, para brindar por la vida de los que vendrán.

viernes, 22 de octubre de 2010

FRASES QUE ME IRRITAN

No sé si os habéis fijado en que muchas veces, todos, empleamos frases hechas, coletillas que se emplean en infinidad de ocasiones y que ya tenemos más que asimilados en nuestro vocabulario diario. No me refiero a refranes, eso es otra cosa y algunos me gustan y muchos de ellos condensan una gran cantidad de conocimiento en una pequeña frase. No, no me refiero a refranes. Me refiero a esas frases que empleamos, así sin ton ni son, veis otra frasecita de esas hechas, aunque esta no me molesta. Sin embargo si que hay toda una retahíla de, como llamarlo?, construcciones lingüísticas que me ponen de especial mala leche (bueno tampoco tanto, un poco estoy exagerando “paque” engañarnos) ahí va un ejemplo de las frases a las que me refiero:

Es un hombre que se ha hecho a si mismo: Tócate los cojones y baila. Pero vamos a ver!!! como qué se ha hecho a si mismo? qué significa eso? Que es alfarero y nació siendo un pedacito de barro y con sus manitas de neonato ha ido dándose forma a su cuerpo serrano. Quizás se refiera a que es una persona tan, tan, tan autodidacta que en su educación y edificación de su bagaje cultural no ha participado nadie y él o ella solitos, así por ciencia infusa, han aprendido todo lo que saben sin que nadie les ayude. Como si fuera algún tipo de Robinson en la Isla de su vida y que solitos han hecho todo lo que hay a su alrededor. Si, claro, hasta el sol sale por el este porque ellos/as quieren que así sea.
Coincide además que estos hombre mujeres que se han hecho a si mismos gustan mucho de decir otra de las frases que me amohínan y exasperan Yo he aprendido en la universidad de la vida Ostia esta en buena!!! Y con que nota suspendiste? porque vamos hace falta ser capullo. No por nada, pero digo yo, que los que hemos ido a otras universidades también estamos en la universidad de la vida, en el colegio de la vida o en la guardería de la vida. Que no es por nada, pero me gustaría recordar a los que no tienen estudios universitarios (que ni puta falta hace para la mayoría de los casos ni de las cosas de la existencia vital tuya o mía) que los que si van a universidades de esas que ponen exámenes y te enseñan mil gilipolleces que ni te van ni te vienen, también están en la vida y en el mundo que todos compartimos. Unos aprendiendo, otros no, unos riendo, otros llorando. Por otro lado en ocasiones me dan ganas de preguntar a esta gente que tantiiiiiiisimo ha aprendido en la universidad de la vida qué cuanto les cobraron por la matricula. Claro siempre me contengo vaya a ser que me contesten y la respuesta me traiga unas arcadas de vomito irrefrenable.

Yo cada día aprendo algo, Pues mira, yo no. hala, venga, a ver quien la dice más gorda. Joder que pasa que si un día no aprendes nada no vales no puedes jugar. Joder que, si, que yo soy cabezón pero aprender tantas tantas cosas, cada día una. Uffff pues yo “qué me sé” pero que supongo que llegará el día en que tendrás que desaprender algo para que quepa tantiiiiiiiiiiisimo conocimiento… No si lo que yo decía, es lo que tiene la universidad de la vida que cada día te da lecciones jajaja.
Es amigo de sus amigos, Nos ha jodido mayo con sus flores y las polinizaciones de las abejas reinas del Gorongoro. Coooooooooooooño, si no es amigo de sus amigos, qué va a ser? amigo de los míos Además parece lo más normal y obvio del mundo ser amigo de tus amigos. Es que es como decir que es hermano de sus hermanos, padre de sus hijos, primo de sus primos o tontolculo entre los tontosdelculo. Es que esta es posiblemente de las que más me sofocan, oye!! No es que el enojo y el cabreo me hagan perder la cabeza, pero… ufff es que son frasecitas que tienen tela.

sábado, 16 de octubre de 2010

CAMPAMENTO ESPERANZA.

Resulta que hay ocasiones en las que uno se siente orgulloso de pertenecer al genero humano y se vanagloria de ser hombre. Es cierto que la historia de la humanidad está repleta de imágenes de desesperanza, de ignominias, de desconsuelo y maldad, de egoísmo y oxido en los deseos de paz y bienaventuranzas para todos. Es verdad. Eso es así. Pero también es cierto que en ocasiones simple y llanamente ese musculo que tenemos tras las costillas y que nos diferencia de los animales en que, nos gusta pensar que sirve para algo más que para latir unas cincuentaypico veces por minuto se eriza se contrae y bombea para intentar que el mundo sea algo más feliz que en el latido anterior, que sea algo mejor.

Un buen ejemplo de lo anterior es lo, por todos sabido, ocurrido en el desierto de Atacama. Desgraciadamente 33 de nuestros hermanos y amigos desconocidos se quedaron enterrados en el vientre de madre Gaia. Perdidos. Sepultados. Desesperanzados. Muertos. Muertos y enterrados. Todos sabemos la historia; eran mineros. Para el poder, seres prescindibles, sin importancia y del escalafón más bajo de las castas sociales creadas en el mundo. Sin lo que sucedió serian 33 desgraciados o felices desconocidos. Eso no es importante. Lo importante es que el mundo entero. Chile Entero, un país de los que nosotros miramos por encima del hombro se paró. Tomó aire como buscando un trocito de verdad y del candor del cielo en la primavera del cono sur, en las piedras del desierto.

Nada importó. Se busco una solución, se olvidaron premisas económicas. Se pretendía sólo traer soluciones, sólo traer esperanza, sólo traer a 33 amigos. Que sufren, que lloran, que ríen, que aman y odian, que viven. El desierto se trasformó, con plásticos, tiendas de campaña, fogones improvisados y muchos grupos de a seis cuerdas de guitarra, en una ciudad de luz que brillaba más que el sol, más que las estrellas de San Telmo. Más, mucho más que las refulgentes luces de los supermercados del “todo tiene un precio” en la quinta avenida de new york. Brillaba más que todo eso porque brillaba con las brasas de la esperanza, del deseo y su fulgor a salpicado a todo el mundo.
Sus chispas de candor y certeza, al menos a mi, me hacen pensar: Y si creamos muchos más campamentos esperanza. El renacimiento en Atacama nos deja no sólo una sonrisa en los labios y unas lagrimas de felicidad recorriendo nuestra cara. Nos deja la realidad de que el ser humano es capaz de, con su fe, mover montañas –en este caso agujerearla-. Nos deja la certeza de que otro mundo más justo, más solidario, más amable que el que tenemos es posible. Tras secarse las lagrimas de felicidad nos deja un aviso en las manos y debajo de la piel, nos dice un; si queréis podéis.

Parece que esta claro que el mayor de los deseos y de las virtudes el más fuerte es la voluntad, quizás a la paz con el amor, si los hombres tenemos la voluntad de conseguir algo, lo conseguiremos: hacer fuego, edificar construcciones maravillosas, curar la peste negra, volar, sacar a 33 mineros de las entrañas de la tierra… mil cosas, diez mil deseos cumplidos por nuestra tenacidad y voluntad de triunfar sobre lo que parece invencible, imposible…

Ahora deberíamos de crear, con pieles de sueños, con manos fuertes, con ojos ambiciosos con todos los deseos del mundo campamentos esperanza que esperen acabar con el hambre de los niños, con las guerras, con las injusticias, con otras tantas, tantas cosas que a uno le hacen odiar al género humano al que pertenece.

lunes, 11 de octubre de 2010

FUTURO IMPERFECTO

No me refiero a futuro imperfecto como ese tiempo verbal que utilizamos para intentar expresar acciones futuras que pretendemos hacer y que están íntimamente relacionadas con el momento en el que estamos hablando, no, no me refiero a eso.

El futuro, si es que es, siempre es imperfecto. Y es imperfecto precisamente por eso, porque es futuro. Porque no existe todavía. No ha llegado, y no tenemos ni puta idea de si llegará, ni de cómo lo hará. De cómo llegará a nuestras vidas, acaso con su paso de rinoceronte insolente e imparable que no se detendrá tenga lo que tenga en su camino.

Evidentemente no creo que esté escrito en las borlas de un café caliente de otoño y dulce de esperanzas, tomado con cariño junto a la persona amada o un amigo.

Quizás se aproxime a nuestras entrañas y nuestros pies en meditados círculos de buitres carroñeros, o tal vez como el impredecible y poético vuelo de las mariposas que revolotean la cabeza y el estomago de las adolescentes que en primavera se enamoran de los amigos de sus hermanos mayores. No sabemos, ni tú ni yo ni nadie, como será como vendrá disfrazado. Pero venga como venga, creo que es inevitable que talle con sus frías y precisas manos de cirujano experimentado la madera con nudos de nuestras vidas. Ves a saber que figura extrae de nuestra esencia.

Esta por venir, por llegar. Es Esquivo y misterioso hasta que llegue y se aposente en un inevitable y rotundo presente, tal vez feliz y alegre, quizás triste y oscuro.

Y no es posible envidar al futuro, ni engañarle a las cartas. Él siempre gana al cinquillo. Por muchísimo que intentemos dibujarlo a nuestro modo el futuro lo desdibujara a su antojo. Y no quiero con esto decir que este escrito en cartas tiradas por seudohechiceras o por magas buenas, ni que las norns lo tejan con hebras doradas de la lana de nuestra piel. No está ni escrito ni dirigido al nacer, tan sólo que tampoco esta absolutamente en nuestras manos prepararlo. Nosotros haremos planes y deseos y la vida nos los ira cambiando.

El futuro igual se amarra al deseo, a las esperanzas de lo que nos gustaría que fuera, y no será, o sí, que al más caprichoso e incontrolable azar. Pero sea como sea lo mejor será recibirlo con una sonrisa lacónica y atrevida.

De nada nos servirá intentar adelantarnos a él buscándolo en las runas, en las cartas, en las piedra o en las figuritas de Ángeles. No está escrito ni plasmado en cartas astrales, bastante tienen las estrellas con no caerse y girar alrededor de estrellas más grandes, bastante tienen con llorar en nombre de San Lorenzo en agosto, como para encima tener que escribir en ellas tu porvenir.

El tiempo pasará, como un alfarero pasa sus manos por un pedazo de barro mojado; suave a veces, apretando en ocasiones. Dará forma a nuestras vidas y llegará el ansiado futuro que se volverá presente y enseguida será pasado. Es entonces que nos pasará lo que ya le sucedió a Antonio Machado:

Al borde del sendero un día nos sentamos.
Ya nuestra vida es tiempo, y nuestra sola cuita
son las desesperantes posturas que tomamos
para aguarda
.…”

En todo caso, espero que nuestro futuro no se convierta en un ruido que resuene en la brecha de nuestro corazón como un pretérito pluscuamperfecto, si yo hubiera o hubiese soñado, si yo me hubiera o hubiese atrevido…. Que resuene un maravilloso y merecido pretérito perfecto simple. Yo Viví.

lunes, 4 de octubre de 2010

PÓNGAME UN AÑITO

Pues, más con intención de dar rienda suelta a mi espíritu de escritor que no escribe, de entretenerme un ratito, entretener y dar que pensar a aquella y aquel que quieran dedicar su tiempo a leerme, que de comentar las cosas que pasan por el mundo. –que también- me decidí hace aproximadamente un año a iniciar esta especie de cuaderno de bitácora, real y crudito como la vida misma.

En él hemos hablado de amor y de sexo, de vida y de muerte, de cuentos e historias reales e ideales, de lo que nos gusta y de lo que no, incluso nos hemos acercado, insolentes y atrevidos, a la poesía. Hemos puesto fotos y dejado volar nuestra imaginación con ellas. Hemos hablado, en fin, de lo que nos ha dado la gana, que para eso está Internet y la vida- y como soy tan dado a la fantasía poética como a la realidad visceral, esa que duele al verla en las calles o por la tele y huele al sentirla de cerca, esa que en las entrañas deja un sinsabor por no hacer nada-, es por lo que dedico algo de mi tiempo (escaso como el de todos) a plasmar por aquí algunas ideas, inquietudes, ardores y arrebatos que me han ido dando. Si esto, lo que escribo, es motivado por algo que pase a mí alrededor pues mejor que mejor. Y como dice el gran maestro Sabina, si no tengo emociones me las invento.

Con un poco de suerte, y dado a que todas esas sensaciones e ideas no pienso escribirlas en viejos papeles (o quizás si qui lo sa) que se volverán más viejos todavía, condenados a olvidarse y perderse en un cajón o rincón cualquiera. Es por lo que tengo intención de, salvo comentarios en contrario e invitaciones a que lo deje, seguir aporreando en este teclado, escribir con tinta azul empapando pluma de búho enamorado de alondra, y colgarlo por la red de redes. Tal vez muchos más lo leerán. Inch Ala.

No es fácil empezar ni continuar una cosa como esta. Porque claro, tampoco es plan de desnudar el alma así a la brava como si uno fuera un torero de esos que tienen cara de antiguos y coches y relojes modernos. Atrevidos y desvergonzados para explicar las cosas así, a puerta gayola.

Deciros que esta loca idea cumple, tras 78 entradas, 93 seguidores, 1100 y pico comentarios, un añito en fechas muy próximas a mi cumpleaños. Si, efectivamente de modo imparable e inexorable me voy acercando a los cuarenta. Nada, seguiremos cumpliendo años, dejando que el pelo se vuelva cada vez más blanco. Si a todos nos apetece seguiremos jugando, comentando, hablando de todo… haciendo poesía.

jueves, 30 de septiembre de 2010

A LA MIERDA

A todos aquellos que se ríen de todos menos de ellos mismos, que ven la paja en ojo ajeno y no la viga en el propio. A la mierda.

A esos bastardos cobardes, impresentables y medrosos imbéciles que maltratan a sus parejas. Y a aquellas cerdas egocéntricas y aprovechadas que denuncian a sus parejas en falso para conseguir beneficios que no les pertocan. A la mierda.

A todos los talibanes de la moral. De su céntrica moral inapelable. Esos que chillan, que no hablan ni escuchan. A la mierda.

A aquellos que sólo ofrecen su mano para dar empujones a los circos de los leones. A la mierda.

A los que sonríen cuando pierdes el último tren, y te ponen la trabanqueta para que pierdas oportunidades, a los que continuamente te invitan para que dejes de intentarlo. A la mierda.

A aquellos que tan sólo son capaces de mirar su ombligo porque esa parte de su cuerpo es lo único en el mundo que les importa y por lo que se preocupan. A la mierda.

A los que te roban el pan y se beben tu mejor vino. A la mierda.

A todos aquellos que sólo son capaces de hacer pipi en el orinal de lo políticamente correcto que niegan puertas afuera lo que gritan puertas adentro. A la mierda.

A los listos impenitentes, que todo lo saben, que todo lo viven, que tienen la última palabra, y por supuestísimo la única que vale. A la mierda.

A los que no respetan a nada ni a nadie más que su bolsillo y su interés mezquino. A la mierda.
A todos los que no quieren que al levantar la vista veamos una tierra en la que ponga libertad. Los mismos que se oponen a que hagamos el camino en un mismo trazado y unamos nuestros hombros para levantar a los que cayeron. Los que tapan el sonido de las campanas que anuncian que en los campos desiertos ha crecido y granado altas espigas de trigo para hacer pan. Esos que niegan ese pan a los que han luchado para que avance la historia. Los que procuran que ni tu ni yo empujemos para que la felicidad todos podamos ver. Los que ponen muros al viento que sopla para limpiar los caminos para arrancar los rastrojos que impiden la libertad. A LA MIERDA

Me gustaría que esto fuera, no una enorme lista de tipos de personas y circunstancias que enviaría a la mierda (que sería enorme. Os invito a acrecentarla. Claro está) sino un sentido homenaje a un hombre exquisito y autentico , sencillo y veraz, un hombre que supo vivir según sus ideas y luchado por ellas para conseguir un mundo mejor. Hablo, como no, de José Antonio Labordeta.

Parece que este final de Verano y principios de Otoño ha querido llevarse a gente maravillosa. Así es la vida. Ojala pensara que todos ellos estarán compartiendo buenos momentos en algún Nirvana, en algún cielo, o al final de algún puente de Arco Iris. Desafortunadamente no creo en nada de eso. Así que supongo que el mejor homenaje que podemos hacer a todos aquellos hombres y mujeres que ya no nos acompañan físicamente es tenerlos presentes en nuestras conversaciones, en nuestras vidas diarias. Aprender lo que nos enseñaron con sus palabras y con sus silencios. Vivir, y morir cuando llegue la hora, porque no, con la dignidad y entereza que ellos tuvieron.

Seguir su legado e intentar, como intentó Labordeta, hacer de esto un lugar un poco mejor.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

TIEMPO DE SETAS

Lo cierto es que he salido unos días. Disculparme si no he contestado a vuestros comentarios de mi anterior post, tan sólo GRACIAS. Me he marchado a mi cercano norte. Es un buen lugar donde lamerse las heridas, donde estar, donde dejarse ser. Pero eso es otra historia, que no viene a cuento.

Estoy en un lugar muy tranquilo cerquita del riu de Sant Nicolau, que surte de frías y claras aguas al Noguera de Tor. Un río con muchos intereses y sin embargo a mi se me antoja que el interés más grande que tiene es el de ser un lugar en el que Dios y el Diablo se juntan de tanto en tanto, para estar tranquilos, para hablar de sus cosas, para pescar truchas y después compartirlas, junto a un buen vino. Supongo que tras despachar sus asuntos y comer las truchas, compartirán copas y cama y luego se Irán cada uno por su lado. Diciendo algo así como aixxx si es que estos mortales no tienen remedio. No sé, espero que al menos las truchas les sienten bien.

La noche, escribo de noche en una preciosa terraza con vistas a las montañas rodeada de abetos y hayas silvestres. La noche como decía, es algo fria y aquí, da la sensación de que el Otoño tiene prisa por venir, con sus setas, sus castañas, boniatos, membrillos, productos del campo y uvas recién cogidas (seguro que el heurigen de este año, allá en un norte algo más lejano es esplendido).

La noche está nublada, y sin embargo las grises nubes dejan huecos en los que Khonsu se deja entrever ya a punto de ser pleno. Un gato pelirrojo a rayas y con ojos verdes parece disfrutar de la noche, o prepararse para cazar ratones. Me mira entornando sus ojos, sin pestañear, como diciendo: “amigo no tienes ni puta idea de la vida”. No creo que tenga razón. No me veo con ánimos de discutirle a un gato. No pasa nada y pasa todo, pasa la vida, y pasa el tiempo. Un murciélago revolotea nervioso y caza en la noche casi sin estrellas. El viento es suave y trae aromas a rododendro y sauce. De esos sauces que no lloran.

Se filtra entre la retama y las perennes hojas de los pinos negros una calmada y suave brisa de tranquilidad, de paz y sosiego del alma. Fragancia de sueños y tiempos que vendrán. Quizás Descartes tuviera razón y para mejorar nuestro conocimiento haya que aprender menos y contemplar más. Y eso hago, contemplar, descansar y no hacer nada. Y esta bien. Incluso estoy escribiendo para nada decir. Quizás tan sólo escribir estas palabras (ya sabéis con tinta azul impregnando pluma de búho enamorado de alondra.)

Bebo un vino cultivado, cosechado, creado y embotellado por un amigo. Sin duda tiene mucho más cariño y amor que calidad… pero a mi se me antoja un buen vino, es compartido con alguien que guarda cosas mías en su interior, entre otras, mi paz en sus rizos. que hoy, será este Otoño, o el viento del norte, se me ocurren de color nueces dulces.

En fin, que hoy, en esta primera noche medio fría, escribo para nada decir, tal vez que crecen las setas…. Y eso es estupendo.

jueves, 16 de septiembre de 2010

ESTO NO ES UNA BIENVENIDA.

La aguja gorda y cortita del reloj no marcaba, como a Lorca, las cinco de la tarde, marcaba recién las nueve y también en sombra y también terribles.


La más pequeña y finita tan sólo marcaba el minuto 64 y se paró insultantemente.


Y esa tan finita y que suele ser de otro color justo acababa de llegar al 5, cuando injustamente dejo de moverse para siempre, sin ver el 6


Tras un tiempo sin acabar de encajar, la puerta se cerro de golpe, de un previsto portazo.


El mejor agua del Cirerer se secó para siempre. Sin tan siquiera haber podido poner más de una gota en el Taronjer


Oscuridad


Lagrimas.


Silencio.


Paz.


REQUIESQUE

jueves, 9 de septiembre de 2010

UN PEQUEÑO REGALO, UN REGALO PARA UN PEQUEÑO

Pequeña criatura de nombre recién puesto, acabas de venir al mundo, como siempre, como todos, con dolor y con sonrisas. Bienvenido y Bienhallado. El mundo es dificil, vivir lo és, pero el mero hecho que estes aquí convierte el planeta en un lugar algo más amable, más luminoso. Hay muchas cosas, muchas, que debes saber, aunque probablemente nunca leas esto porque ves a saber donde andan estas letras golpeadas con cariño en el tiempo en que tú seas capaz de leerlas y de comprenderlas.

Ganaras muchísimas batallas en las que te entromezcas voluntariamente o en las que te meterán empujándote de modo ingrato y soez. Perderás algunas guerras. Que no te falte, nunca, valor ni amor.
Muchas veces tu corazón será de luna llena brillante y señor de todo lo que hay a su alrededor. Otras tantas será un escueto cuarto menguante o una oscura, triste y umbría luna nueva que no sabe que hacer, ni como ha empequeñizo, ni como volver a brillar.
No te preocupes. Pronto volverá a ser un sonriente cuarto creciente en forma de D de deseo de destino y enseguidita volverá a ser un corazón de Luna Llena.

Espero que nunca este tu alma desabitada ni vacía, ni huérfana de deseos y esperanzas. Si no es para ayudar a alguien a levantarse jamás mires a nadie por encima del hombro. Es posible, seguro, que vendrán ocasiones en las que tiembles y pases frío y pienses que el miedo y el temor se han atenazado dentro de tus tripas impidiéndote seguir. No desesperes, eso es porque estas vivo. Calma, respira y sigue. Aunque no lo veas mucha gente estará siempre por ahí para ayudarte (yo seré uno de ellos). Hazte merecedor de esa ayuda.

Quizás alguno se ria de ti, aún así tu ríe con todos y tanto como puedas, y un poco más. Pero no te rías de nadie. Cuando te canses de ser hombre y creas que Atlas ha dejado, insolente y malvado, el peso del mundo sobre tus magullados hombros, o te sientas desesperado y débil, recuerda de donde vienes, de quien fuiste y quien fuimos, de cómo se riega un Taronjer. Coge fuerza escupe al mal destino y da otro paso adelante, el primero cuesta más que el segundo y este un poco menos que el tercero… ves ya estas corriendo otra vez.

Por desgracia habrán heridas y siempre algún hijodeputa que se encargue de echarles sal, por fortuna también habrá quien sople en ellas y quien bese tus cicatrices. Evita a los primeros y rodéate de los segundos.

Si la vida se deja bésale fuerte en la boca, siente su sabor, tócale el culo. Pronto verás que a la vida le pasa como al café huele mejor que sabe, pero aún así sabe muy bien. Corre, salta, ríe, llora, disfruta, comienza, acaba, abraza, ama, se amado, busca, encuentra, abúrrete, diviértete, abraza, canta y baile, perdona y no olvides déjate abrazar, desea, conoce, fascínate, tropieza, triunfa, rompe y rasga, folla. Vive.

Atrévete a todo, piérdete en montañas reales y en paraísos imaginarios. Ten miedo sólo para vencerlo y apreciar la diferencia, Haz lo que te de la gana, no permitas que te corten las alas ni te impidan bucear. Que el viento te impulse que no te tumbe. No te fíes de los que son amigos a los dos segundos de conocerte, ni de los ovillos de Ariadna, forjaté tu destino y marca tu camino. Tomate tu tiempo. Se feliz.

lunes, 6 de septiembre de 2010

FETICHES Y RECUERDOS

El otro día fui a mi casa, bueno a casa de mis padres. Es curioso por más vueltas que des por el mundo y mudanzas gratas e ingratas que lleves en las espaldas cansadas de mudarse de vivienda, la casa de tus padres fue, es y será siempre tu casa. A lo que iba; allí en un par de cajones de mi antiguo dormitorio tengo guardadas pequeñas cosas, de esas sin valor, y que sin embargo son impagables, objetos que sirven para recordar retazos de mi vida, de mi pasado lejano y no tan lejano.

Son tonterías que he ido guardando a lo largo de mi paso por la vida, guardadas en cajones, como si fueran reliquias a la espera de la construcción de un Sancta sanctorum de mi vida. Viejas cosas, antiguos cachivaches ya sin uso y sin sentido aguardando que algún día los guarde en un baúl de recuerdos y pasado.

En esos dos cajones encontré retazos de mi pasado maullando como una gatita que busca caricias en el cuello. Tres o cuatro viejos y trasnochados muñequitos de indios de plástico monocolor que ganaban siempre contra los vaqueros en las estepas llenas de lobos imaginarios que mi primo y yo montábamos en el jardín de mi casa. Canicas que perdía jugando, en la calle, a chivapiegrandotuteyguas, peonzas con punta de tornillo que ganaba jugando en círculos de arena en las mismas calles en las que perdía las canicas. Un pedazo de la escayola que soldó el brazo que me partí saltando de almena en almena en el Castillo en el que jugaba de crio.

Una caja de plata vieja en la que guardé la arena de todos los castillos que construí en el aire. Junto a las llaves de la primera moto que me robaron en noche de verano y besos, la hebilla de la vieja y arrugada chupa de cuero que tan sólo pudo librarme de las magulladuras de las primeras ostias en moto, pero que fue incapaz de librarme de caídas peores. Un vetusto disco de vinilo con antiguas canciones italianas en el que todavía se puede leer como gira il mondo gira, nello spacio sensa fine, con le amore apena nati, con le amore deja finite, con la joia e con dolore.

Recuerdos y bienaventuranzas de compañeros olvidados escritos en pañuelo azul de cuello, de aquel año que me obligaron a salir de mi hogar para enseñarme nada, atados con el cordel naranja que amarraba una llave en mi cuello. Cartas de amor, manuscritas con bic cristal, que me dieron niñas que ya serán mujeres, y que sin duda se abran olvidado de mi nombre, como yo no me he olvidado los suyos, cartas de un tiempo remoto. Un frasco de perfume que olía a ti. Recuerdos de las lágrimas de cocodrilo que decían llorar por mi.

Mechones de pelo guardados en cajitas de cristal. Incluso mis rizos de aquella época en la que los deje crecer. Recuerdos del pelo largo, que dirían los burning. Mis primeras pulseras de tela, de trapo, de cuerda, y de metal todas guardadas en el interior de un jarrillo de latas que me acompañó a muchos lugares. Todos mis DNIs, desde el primero grande y azul en el que aparezco como un niño apenas sin granos, hasta el último. Imagen del inexorable paso del tiempo.

Todas las carteras que he ido teniendo desde los trece años. Billetes de avión (de cuando se viajaba con billetes) monedas de lejanos países. Añejas fotos de carnet. Entradas de conciertos. Tunel of love tour. Algún colgante. Gafas de sol

Un billete de mil pesetas partido en dos.

Una caja de zapatos con todos los besos que no he dado y que tengo aquí guardados por si los vienes a buscar.

Allí encontré, en fin, mis raíces y mis alas. Restos de las margaritas que desoje.


miércoles, 1 de septiembre de 2010

TEMA DELICADO.

La mañana del lunes día 23 se despertó, tempranito, con una sonrisa gris de lluvia entonando canciones tristes en el cielo de agosto. Yo, como casi cada amanecer, lo empecé con el primer sabor en mi boca de unos labios queridos y con el segundo sabor de un café vespertino. Y como no aprenderé nunca, este segundo sabor vino acompañado de la lectura de los mentideros de cada día. Leí la vanguardia. Una vez más muchas noticias unas más alarmistas, otras menos… Total, las mismas mentiras y las mismas manipulaciones de siempre.

En todo caso, me detuve en el siguiente titular:
“ El TC (Tribunal Constitucional) avala la ley que endurece las penas a los maltratadores”
Antes de continuar, y dado que el tema tiene mucha tela que cortar, pondré textualmente que dice nuestro código penal al respecto de las lesiones:
A saber:
Articulo 147.1. El que, por cualquier medio o procedimiento, causare a otro una lesión que menoscabe su integridad corporal o su salud física o mental será castigado como reo del delito de lesiones con la pena de prisión de seis meses a tres años, siempre que la lesión requiera objetivamente para su sanidad, además de una primera asistencia facultativa, tratamiento médico o quirúrgico. La simple vigilancia o seguimiento facultativo del curso de la lesión no se considerará tratamiento médico.
Artículo 148.4. Las lesiones previstas en el apartado 1 del artículo anterior podrán ser castigadas con la pena de prisión de dos a cinco años atendiendo al riesgo producido: si la víctima fuere o hubiere sido esposa, o mujer que estuviere o hubiere estado ligada al autor por una análoga relación de afectividad, aun sin convivencia.
Y un resumen de lo que dice la sentencia de marras (sentencia que por cierto he leído,) no me he limitado a lo que dice el diario.
“desestima las cuestiones de inconstitucionalidad presentadas por un juzgado de Albacete y falla que el artículo 148.4 del código penal que prevé un castigo más severo en los maltratos infligidos por el hombre a la mujer no vulnera ningún derecho fundamental ni es inconstitucional. Avalando, por tanto, el incremento de pena -hasta 5 años- en las agresiones machistas al compartir el fin buscado por la ley de violencia de Genero y castigar con mayor dureza los casos en los que el agresor actúa conforme a una pauta cultural y se aprovecha de la desigualdad en el ámbito de la pareja”.

Vaya por delante mi más absoluto desprecio hacia cualquier tipo de actitud violenta. Que de ningún modo ni manera tolero ni acepto agresión ni violencia alguna (a no ser que sea en estrictos términos de legítima defensa)
Vaya por delante que, desgraciadamente, la violencia contra la mujer es cada vez mayor y parece que cada año hay más muertas que el anterior, a manos de unos capullos que tan sólo son hombres en el carnet de identidad, y que, desde luego, y sin ningún lugar a dudas el estado (vamos todos, tu y yo) debemos de poner todos los medios para que toda esta plaga acabe cuanto antes. (y no creo que endurecer penas sea lo más correcto, necesario puede ser, pero no puede ser la única medida que tomemos). ¿qué tal si educamos a la gente para saber que nadie es una posesión de nadie? ¿qué tal educar a todos en el hecho de que a veces toca perder? ¿qué tal si aceptamos la frustración como algo consustancial al ser humano, como la alegría y los triunfos? ¿Qué tal, si ya que no evitaremos que algún impresentable se comporte como un troglodita, no obligamos a la mujer maltratada a convivir con él hasta la sentencia, y construimos casas de acogida reales y les facilitamos dinero y modos de vida propios?

Pero a mi esto, esta decisión anterior de que un mismo hecho pueda tener diferente condena en virtud de quien comete aquello que es justiciable y condenable, sea hombre o mujer, blanco o negro, alto o bajo… me da un olor a rancio. A un derecho penal de autor que debería de estar abolido en cualquier régimen jurídico democrático y moderno alejado de lo que debería ser lógico y normal; es decir un derecho penal del hecho. Condenar por lo que, como y por qué se hace y no por el quien lo hace.

Evidentemente los miembros del TC lo justifican de modo absolutamente intachable. Doctores tiene la iglesia, y sofistas podemos ser todos. Más los miembros de tan altísimo tribunal.

Indica el diario, (que no la sentencia of course) que muchísimas asociaciones de mujeres progresistas “sniff sniff” están contentísimas y radiantes de felicidad por la decisión. Y ello porque la sentencia justifica esta diferente condena en que; “las agresiones machistas, de violencia de genero lo son prevaleciéndose de una desigualdad dentro el ámbito de la pareja, se sustenta en la voluntad de sancionar más unas agresiones que entiende son más graves y reprochables socialmente en el contexto relacional en el que se producen…” Pero vamos a ver!!!, ¿es que si una mujer me pega a mi o a mi padre es socialmente menos reprochable? yo personalmente creo y tengo el absoluto convencimiento, que mi madre, mi pareja, mi hermana y todas las chicas de mi entorno tienen la misma capacidad que yo (muchas tienen más capacidad “paque” engañarnos), que mi hermano y que cualquiera de mis amigos, para desarrollarse como persona, social, cultural y profesionalmente. Es decir son tan validas como yo y consecuentemente no requieren una protección mayor. Merecen y requieren la misma.

Alegrarse por algo como esto, es implícitamente aceptar una desigualdad, y en cierto modo no sólo justificarla sino incluso alentarla. Hace mucho que desaparecieron esos tiempos en que el macho debe de proteger a su hembra, en que la hembra es un ser desvalido al que cuidar, guiar y proteger, dado a que de no hacerlo ella solita está desamparada. En todo caso estaría bien, simple y llanamente, que el artículo 148.4 del C.P. castigara con más pena una agresión, independientemente de la agravación que hace en sus apartados 1,2,3, y 5, en el caso en que la victima hubiera estado ligada al autor por una análoga relación de afectividad, aun sin convivencia. Es decir omitiendo el “ si la victima fuere o hubiere sido esposa, o mujer que estuviere …” Resumiendo que me parecería bien que el C.P. entendiera que es más “feo” y en consecuencia más castigable, las agresiones entre las personas que han tenido relación de afectividad.

La noticia, viene edulcorada y aderezada con datos y encuestas del ministerio de igualdad tales como que cada día se presentan unas 360 denuncias de mujeres contra hombres, que hasta junio de este año ha habido 32.492 acusaciones por malos tratos, que estas, las denuncias, han subido un 2’7% respecto a los últimos meses, que han muerto en el primer trimestre de este año, ni más ni menos, que 33 mujeres. Treinta y tres pésames a sus familiares. Pero estos datos, estos números, son más que diabólicos y demagógicos, en su presentación. Crueles y dolorosos por la realidad.

De esas 32.492 acusaciones por malos tratos, porque no nos informa el ministerio de igualdad cuantas han sido condenas y cuantas absoluciones, porque si no recuerdo mal mis viejas clases, affirmatio non neganti, incumbit probatio y todos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario, todos; los maltratadores, -por mezquinos y ruines que nos parezcan-, el que conduce borracho, el que roba “pacomer”, Millet y todos los acusados de cualquier cosa que se pueda acusar. ¿Cuántas denuncias se han puesto por el mismo motivo de hombres hacia mujeres?
De esas muchísimas acusaciones ¿Cuántas fueron falsas? ¿no hay hombres maltratados? ¿no hay denuncias inventadas, manipuladas, falseadas para obtener un mayor beneficio en un posible y eventual divorcio?

En fin, no quiero extenderme más, ni agobiar a nadie con estas reflexiones de final de verano. Abierto queda un tema, como hemos dicho, con mucha tela que cortar con guante de seda y manos amorosas debido a su complejidad y a los sentimientos a flor de piel que a todos nos pueden despertar. Esperemos que algún día no exista nadie maltratado, ni aquí ni allá, ni de un genero ni de otro, que la cordura y la razón sean esos amigos invisibles que a todos nos acompañen subidos a nuestro hombro.

martes, 24 de agosto de 2010

PASADO, PRESENTE SIN FUTURO.

La mayoría de nosotros, afortunadamente, tenemos un pasado con más o menos éxitos y fracasos, con más o menos noches de gloria, triunfo, laureles y días de pérdida, e injusticias personales. Y tenemos un presente, tal vez lleno de ilusiones o de dificultades o de convencimiento de que seguimos haciéndonos viejos y cambiando nuestro pelo por canas o por tintes para disfrazarlas. Somos también poseedores de un futuro. Incierto pensareis. Claro!! Incierto, el futuro siempre va un paso por delante nuestro. Y por mucho que queramos correr tardaremos siempre sesenta minutos en alcanzar la siguiente hora. Pero a pesar de ello como a ese viejo guerrillero asesinado en Bolivia a todos nos gusta ir hacia el futuro y hacia su victoria siempre. Y aunque todo puede acabar en el soplo de un dios enfadado, aún muchos, tenemos la certeza de que seguimos escribiendo en el texto de nuestras vidas, seguimos teniendo tiempo, siendo tiempo y por tanto formando una pequeña porción de la eternidad. Incluso tenemos tiempo para odiar a los dioses del tiempo.

Lo cierto es que, a casi todos como si fuéramos Ebenezer Scrooge, en una u otra forma nos acompañan revoloteando sobre nuestras cabezas como golondrinas alocada en movimiento, jugueteando entre los pasos que damos al andar, amarrados al cinturón que pende de nuestra cadera o tras el espejo en que nos reflejamos al aseanos por la mañana los tres espíritus que tan bien describió Charles Dickens en a Chritmas Carol, allá por 1843.

Pero, os habéis parado a pensar en aquellas personas a las cuales el tercero de estos espíritus le ha abandonado y hace tiempo que lo espera detrás de la puerta. Hay personas que no tienen futuro, ni tan siquiera inseguro, ni tan sólo tienen un futuro gris o negro, o malo. Simple y llanamente no tienen. No tienen más flores que coger. Tienen tan sólo la certeza de que su futuro es esperar como esperan las aves migratorias al final del invierno austral, esas que saben que cuando emprendan vuelo no volverán a encontrar el camino de regreso.

Personas a las que sólo les queda soñar despiertas, cantar en voz baja sin que los escuche más que el niño o la niña que aún llevan en su interior para no estar perdido, para poder seguir teniendo la estrella polar al norte. Ese niño o niña que habita en nuestras tripas y tras nuestras costillas y que nos permite mantener la cordura a pesar de las inseguridades.

Personas que se aferran a todos los recuerdos que durante su vida han ido almacenando en una cajita de aplomo con filigranas doradas, forjada por años y experiencias, por manos fuertes envueltas en seda azul de vida. Una cajita que no te das cuenta lo grande que es hasta que la abres y allí encuentras tus ojos, sin rendirse, devolviéndote la mirada, devolviéndote una sonrisa que te dice, ves, mira aquí dentro ufffff que bueno ha sido este tramo de camino, y que duro también uffff has vivido. Revisar las felicidades allí guardadas, es lo mejor que les queda tras el final del corto, siempre corto, viaje.

Personas que podemos ver en muchos hospitales, tras muchas esquinas que nunca se doblan e incluso en algún parque dando de comer a esas aves migratorias que quizás no vuelvan al sur, que quizás en ese parque concluyan, como ellos, su último vuelo. Personas a las que su segundo espíritu, el del presente, enfermo y dolorido de pulmones destrozados de vida no les queda más que mirarse en el reflejo de lo que fueron, ya que nunca serán…. Ya que tan sólo fueron y son. Son siendo conscientes que en el futuro seguirán migrando aves y creciendo arboles, y rompiéndose y creándose amores, y naciendo niños e inventando cosas. Incluso, puede ser, algo que cure los males que los afligen, pero que no estarán para verlo, que muchas cosas seguirán pasando cuando ellos se hayan detenido.

Hombres y mujeres que saben que el presente no es más que la suma de las vivencias del pasado. Que en su presente de supervivencia, de heridas con vinagre y sal que no se calman con el viento de la boca soplado por aquellos que les aman, son unos maestros de su pasado repleto de fotos miradas con ternura y con un rastro de lagrimas de nostalgia que golpea en el contestador de sus cerebros; valió la pena chaval, valió la pena. Aventuras de recuerdos perdidos y encontrados en ese cajón años a cerrados. Memoria de un tiempo que fue, y ya no será, pero memoria al fin y al cabo, observadores del tiempo pasado. Pasado con contenido y con vida vivida, tiempos pretéritos de amor, de besos robados y entregados. Guerreros de las sonrisas de ayer. Esos que, precisamente porque salto por la ventana el tercer espíritu, no olvidan que la magia de ayer puede ser hoy, y que tal vez, sea mañana.

Personas que viven un presente con el miedo como mejor amigo, porque parece que la vida es una fiesta a la que ya no están invitados, un libro que ya han leido y tan sólo encienden hogueras de dignidad y tranquilidad en su alma para no sentir penuras, para que no les afecte el mundo, para no afectar al mundo. A los que no hace falta que les venga Amos Alcott para decirles que el tiempo es nuestro mejor amigo y el que mejor que nadie nos enseña la sabiduría del silencio.

martes, 17 de agosto de 2010

CALMA DE VERANO

Es verano y hace algunos día hablamos de la calma que disfrutan las ciudades en las que, empujados por la corriente de la vida, habitamos. O ves a saber igual son ellas, las ciudades, las que habitan en nosotros. Pero el caso es que no sólo las ciudades están en calma. Nosotros, aún trabajando algunos, también estamos en cierta calma en cierta situación de espera, como en stand by.

Y aunque no dejes la ciudad, y te quedes en la oficina, en el bar, en el banco o en la zapatería que curres es un momento delicioso, el verano, para encontrar algo de calma algo de paz. Esa paz que parece traernos el Sol con sus insolentes rayos, con su incesante calor.

Salir de casa, aún a un lugar cercano, pero distinto al que hoyamos cada día con nuestros pies, para allí dejarnos ser, dejarnos estar. Aprovechando para hablar de los silencios. Para restar importancia a los planes que trazamos y que no concluimos. Sentarnos cerca del mar, o bajo un sauce llorón (de esos que lloran por ti y por mi) y disfrutar de la calma y el sosiego que parece que envuelve en celofán verde todo durante estas semanas estivales. Aprovechar la serenidad para rebuscar viejos recuerdos y vivencias en tu mente y descubrir que hace mucho que no odias a las mujeres que te dejaron, ni a las que dejaste, muy por el contrario las rememoras bajo el sauce llorón con una sonrisa.

Redescubrir algunas sensaciones tuyas que hace tiempo pensabas perdidas en algún cajón o en la salón olvidado de alguien. Volver a creer en ti y en los cuentos que te contaron de crio. Ir a las veredas que corriste de niño en esos veranos de infancia nunca olvidados. Buscar al final de los dedos los juegos que tuviste con tus amigos esos que, desgraciadamente ahora no tienes tiempo de ver, ni de abrazar, ni de escuchar…. Pero que de tanto en tanto te llaman, los llamas y te abrazas como ayer, como hace demasiados meses.

Dejar de ser hormiga (que haciendo honor a la verdad nunca lo fui) pero al menos no sentirte mal por ser Cigarra, embebida en ti, y disfrutando de estar vivo. Saber que el verano es eterno, eterno mientras dura…. Y que parece que ya llega a su fin.

Disfrutar porque aún estas a mi lado. Respirar profundo ese vientecillo de tranquilidad que trae el Mistral y el Cierzo junto a pequeñas y finas hojas mucho tiempo atrás caídas. Encontrar junto a ese viento tu mano en la mía, tus sueños junto a los míos buscando una nueva guía hacia el futuro. Hacia esos futuros que se forjan de promesas cumplidas. Esperar por esperar, dejando pasar el tiempo con la esperanza, aunque sabes que no será así, de que sea ese viento del Cierzo el que traiga respuestas, el que impulse el velero de tus deseos, mientras la paz se pierde en rizos dejando huellas de nuestro presente en camino del rio, del lago o de la arena de playa en la que descansamos de un año de lucha, de viajes, de trabajo, de desventuras y aventuras.

Es tiempo de soñar despiertos junto al cadencioso pasar del agua del riachuelo, bajo la atenta mirada de los robles y sus hojas madurando para caer dentro de unas semanas, como caerán nuestros sueños despertados.

martes, 10 de agosto de 2010

TORMENTAS DE VERANO

Siempre me gustó la lluvia y mojarme con y en ella, especialmente esas tormentas de las noches estivales. Esas que caen como un fuerte chaparrón que pretende limpiar y arrastrar todos los males que nos acechan, esas que intentan arramblar con los malos augurios que aniquilan nuestros buenos sentimientos como gusanos sin alma. Agua bendecida del cielo que se vuelca desde nubes densas que tapan las lunas llenas de agosto.

Esa lluvia que atraviesa las oscuridades del desaliento, que humedece y congela dejando suspendido en el aire entre el mar y el cielo nuestros mejores sueños.

Sobretodo me complacen esas tormentas que se entrometen, con o sin invitación, en los paseos que damos con los pies descalzos de abarcas y prejuicios por la arena de playa (si justo esa arena que en mayo del 68 nuestros padres esperaban, inútilmente, encontrar bajo los adoquines)

Pocas sensaciones existen más placenteras y sensuales que las gotas de lluvia empapando mi cara, mojando tu pelo convirtiendo nuestra respiración húmeda en un nuevo prisma con el que mirar el, siempre incierto, futuro.

El agua dulce de nubes, que celosa, moja y baila entre nuestra manos y mis dedos engarzados en los tuyos como queriendo formar parte de esa comunión de manos que se quieren, como bailando entre los pliegues de mis dedos y el filo de tus pintadas uñas.

Me gustan esos aguaceros que obligan a muchos a resguardarse, como si tuvieran miedo de encoger con el agua, cobardes que se cobijan en las normas y en techos y en cristales mientras nosotros notamos como la arena caliente y mullida de playa se enfría y endurece a nuestros pasos de pies descalzos con la fría lluvia que llueve.

Cuando el mar ruge en un inútil combate contra la tromba, contra el trueno y el rayo. Y me miras tras la cortina de dulces gotas, y te acaricio el pelo empapado mientras tu lengua se siente pobre al beber sólo de mis labios y decide notar el sabor de mi piel mojada de mi cuello y su cabello erizado por el calor de tus, aparentemente, tímidos labios y frescor del agua del cielo.

Es apasionante caernos sobre el mar dejándonos acariciar por sus saladas aguas casi embravecidas, y por las dulces gotas que esparce el cielo bajo la atenta mirada de la tapada oscuridad de la noche sin estrellas y, sin embargo, brillante de relámpagos.

Cuando los rayos y truenos nos hacen olvidar que somos un hombre y una mujer y nos convierte en, tan sólo, dos animales con paz y sin descanso. Desatados de prejuicios y atados a un cuerpo. Es en ese momento en el que bajo desde el cielo del paladar de tu boca hasta notar y saborear la humedad, que por diversos motivos, experimentas a una cuarta de tu ombligo. Mientras mi lengua a encontrado mejor refugio para nadar, el mar descansa tras su intenso viaje, y acaba acariciándote con su salitre de mediterráneo en tus piernas, tus nalgas y el poco de tu espalda que no está arqueada sobre ella misma creando un puente entre tu pelo empapado de agua arena y deseos y mi hogar donde la espalda ya no tiene ese nombre.

El cielo centellea luz de relámpagos llenando tu cara de gotas de gozo y satisfacción, tus dientes muerden tus labios, tus manos aprietan y arañan mi espalda. Entro en ti.

Me gusta ese diluvio en tu interior, cuando subo y entro en ese lugar que el mar envidia. La explosión del vendaval de nuestras cinturas justo en el momento en que te beso y pruebo el licor, que sin duda, es la envidia de aquellos que tan sólo han bebido hidromiel y ambrosía, desconocedores que el más sublime sabor que dioses u hombres puedan notar en sus labios es el que se hace en la coctelera de tu boca, mezclando el sabor que te di al subir del sur de tu ombligo mezclado con nuestras salivas con cuatro gotas de cielo y una pizca de sal de mar.

Me gusta cuando somos lluvia.

Me gusta cuando empiezan a remitir las nubes y a alejarse el aguacero de agosto, mientras el mar calmándose nos recuerda que la mejor defensa contra la muerte es la pasión. Justo esa pasión con la que me miras formando esa sonrisa de luna creciente en playa desierta.

lunes, 2 de agosto de 2010

DIAS DE VERANO.

Una vez más como cada año, esos dioses bien parecidos de sombreros de ala ancha engalanados de plumas de garza y de águila, con túnicas azules y coronas de concha, vienen a robarnos la monotonía y la normalidad de la vida diaria. El Verano está aquí con todas sus cosas buenas y todas las malas. Y que curioso, a pesar de la certeza de que el estío llega siempre, nos sorprende con la ilusión con que nos sorprende el chisporrotear de las hogueras de San Juan que mil veces hemos visto arder, nos deja un punto anonadados del mismo modo que nos dejan sorprendidos las olas y sus gotas al golpear contra las rocas.
La ciudad, al menos mi ciudad, ambigua dama siempre coqueteando entre el monte y el mar, queda medio vacía. El trajín cotidiano y diario del laboro nuestro de cada día queda agazapado y dormido, como un gigante dragón adormecido bajo el calor del asfalto. Ese asfalto que hace unas semanas pisoteaban raudos ejecutivos con prisas, carpinteros con pesadas cajas de herramientas que les ataban a sus vidas, azafatas de congresos minifalderas y atrevidas, mensajeros atareados sobre sus motos destrozadas, abatidos jubilados en busca de obras que criticar, y que hoy son pisadas por adolescentes venidos del norte en busca de un vino que no entienden, por familias de japoneses de ojos rasgados fotografiando cada milímetro de la casa batlló. (preguntándose, además, si esos maravillosos balcones, no son acaso, los ojos del dragón dormido bajo la ciudad que sueña bajo el sol)
Todo se paraliza un poco. Las oficinas, los juzgados, los mecánicos que hicieron su agosto en julio también han cerrado, los emuladores de tiburones de las ventas parecen desafilar sus desagradables dientes, las tiendas de libros siguen vacías, comercios y fabricas ralentizan su runrún. Es casi como si las preguntas quedaran en suspenso, en ese leve suspenso en el que los trapecistas quedan cuando sueltan las manos de su compañero y dan una voltereta en el aire antes de agarrar el balancín del que saltaron. Casi parece que fuéramos a extrañar el frio sobre la garganta. Las dudas esperan menos calor para volver a pellizcarnos bajo la dermis, el Sol intenta poner algo oscuras pieles que nacieron bastante blancas y que quizás, sólo quizás, consigan algo de color, pero al menos las dudas allí quedan agazapadas al calorcillo de San Lorenzo y esperando otro momento para seguir incordiando.

Penélope deja de tejer y se plantea si vale la pena esperar a Nadie.
La ciudad, bajo el titilar del astro rey, tiene un sabor a irrealidad, a siesta de verano que aletarga la existencia diaria. La urbe se asemeja a un decorado preparado y esperando a que la monotonía vuelva a despertarse en nuestros maletines, a que empiece la función, a que la vida continúe.
Mientras la vida continua, del mejor modo que puede continuar: Encontrando estrellas en el cielo despejado, perdiendo pesadillas, buscando sueños, dándonos un descanso, dándonos un respiro de aire de mar Mediterráneo, trayendo un aroma a descanso del guerrero, un vientecillo de libertad que despeina nuestras canas y se engarza en los rizos.
Chicas/os disfrutar del verano, gocemos de esta tregua.

lunes, 26 de julio de 2010

PELLIZCOS EN EL ALMA.

Creo que, por fortuna, ninguno de los niños que aparecen en estas imágenes son de los que sufren las ignominias de mi entrada anterior. Creo/se que, por desgracia, ninguno de los niños que aparecen en estas imágenes, tienen un futuro muy prometedor.
Espero en mi próximo escrito ser algo más amable y halagüeño, pero chicos/as a pesar de este sofocante calor del mediterráneo hoy me he despertado con ganas de dar unos pellizquitos en el alma. Así que aquí van estas fotos.

















miércoles, 21 de julio de 2010

LADRONES DE INOCENCIA.

Todos/as las que seguís estas palabras, que preferiría susurrar al viento pero que acabo golpeando en un teclado, que me gusta la fotografía. Uno de mis fotógrafos preferidos de esos en los que me gusta mirarme, y mirar sus fotos a pesar de la aplastante certeza de que la mejor de mis fotografías jamás estará a la altura de la peor de las suyas, a los que les tienes sana envidia (suponiendo que pueda serlo) es Gervasio Sánchez. Un fotoperiodista que ha retratado la ignominia del ser humano en casi todos los rincones de este maldito, maltrecho e injusto planeta.

Este mes se inaugura en Santander una exposición suya sobre el conflicto en Sierra Leona. Si, ese lugar de África que parece no existir en el mapa. Sumido, a pesar de los muchos intentos de paz, en una guerra civil perenne que se niega a acabar desde hace tanto, tanto tiempo que parece que, efectivamente, nunca vaya a acabar. Ese lugar del que vienen los diamantes…. Sniff snifff.

Es una exposición que se realiza para apoyar y ayudar al “proyecto caballero”, nacido del trabajo del misionero Javeriano Chema Caballero. Y con el objetivo de intentar rescatar a estos Ángeles tatuados, a esos pequeños muertos en vida. Rehabilitar a esos niños soldado. Lo cierto es que me gustaría, y mucho, ver la exposición. Desgraciadamente no podré ir a verla, circunstancias personales que no vienen a cuento, me lo impiden…

Yo admito que no puedo abstraerme de esas desagradables desgracias que van pasando, que vamos haciendo que pasen por el mundo. Si bien nuestro mundo está más cerca de Marte que de esos lugares y es muy cómodo. Alejado de esos países, de esa oscura suciedad que se lava con el refulgente brillo de diamantes lucidos en nuestras fiestas.

Pienso en esos niños y niñas. Vacíos. Vacíos de todo, de toda esperanza. Acostumbrados/as a vivir atrocidades, que no me apetece golpear en el teclado ni tan sólo escupirlas al aire. Barbaridades que nosotros somos incapaces de concebir ni tan siquiera en nuestras peores pesadillas. Como llenar esos huecos de pozos sin fondo y sin deseos que quedan en el alma de los niños soldados, de las niñas putas para dar descanso a guerreros que jamás debieron de serlo?

Saber que, probablemente, no podamos hacer nada no aparta el picor que queda en la piel tras la certeza de que la trayectoria de una bala será la que marque el camino de los destinos de muchos niños y niñas (y adultos). A los que les han robado el juego y les han engañado a los cromos, cambiándoselos por bombas colgadas a sus pequeñas cinturas.

Niños/as en los que su mayor aprendizaje es buscar escondites para evitar los proyectiles escupidos por quien debería de ser su compañero de juegos, en un paraíso en el que los milagros son sólo el llanto de un eterno anochecer siempre con luna nueva, siempre con nubes grises, siempre sin estrellas llenos de heridas del cuerpo, del alma, del espíritu. Heridas que jamás podrán sanar, que a duras penas podrán cicatrizar.

Niños/as sin mas compañeros de viaje que un Kalasnikof y el enorme silencio en el talud yermo de sus perdidas almas sin alma. Quizás no les quede ni la esperanza. Tan sólo un pequeño pellizco de fe, de fe en ti, en mi, en un mundo que no conocen. Nudos gordianos de dolor que deberíamos de intentar deshacer, cada uno desde donde esté, cada uno desde donde pueda, como pueda.

Cuando a Gervasio Sánchez de dieron, por sus fotografías, el premio Ortega y Gasset hace un par o tres de años, dijo en su discurso de puntos sobre ies algo así como “ Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad” Y creo que eso debemos de hacer; perseguir la felicidad, la nuestra, la de todos. No sé, llamarme iluso o soñador, o que desde este lugar con aire acondicionado y calefacción es muy fácil ponerse una capa de solidaridad o de hipocresía pero, y hoy que está tan en boga hablar de economía, me gustaría recordar algo que dijo Martin Luther King “me niego a creer que el banco de la justicia está en quiebra” Yo creo, personalmente, que está en quiebra, desahuciado y en banca rota, pero y si no lo está? Y si invertimos en ese banco? Y si lo reflotamos?

sábado, 17 de julio de 2010

CONTINUA ERASE UNA VEZ.

(Lo cierto es que no tenia intención de dar continuidad a este cuento, pero vistas las expectativas, vamos a ver que le pasa a nuestra princesa guerrera, aquí va la
continuación. Espero que guste
)

Al día siguiente….
Nuestra princesa guerrera se despertó con miedo. Soñó, más bien tuvo pesadillas, con el Ogro malvado que hasta parecía seguirle en el reino del hijo de Hipnos y Nix.
Y al siguiente llovió e hizo frío. Ese frío que cala los huesos de la espalda y se enreda en los nervios y las costillas que cubren el corazón.
Y al siguiente volvieron ha decirle “ya le llamaremos”.
Y el próximo, nuestra princesa pensó en tirar la toalla, en dejar de luchar. Lo había probado casi todo. De nada servia sacar brillo a sus mejores armas amarradas a la cintura, de nada servia intentar una y otra vez mostrar sus curriculums en mil y un lugares. El monstruo de la crisis hacía que tan sólo hubiera una frase: “Ya le llamaremos”. El Ogro monstruoso, y su recuerdo, hacía que el miedo no marchase de sus bolsillos.

Y así fueron pasando, lentos y tristes los días, fríos y descorazonadores. Llovía en el interior del Reino de nuestra princesa guerrera.

Alguna vez le parecía ver al Ogro que antaño tanto le había humillado, ofendido, agredido y pegado. En esos días se agazapaba en el regazo de madre, la que siempre le ayudó, la que pagaba las enseñanzas de los gemelos, la que ofrecía comida y cobijo.

Las Lágrimas de la princesa guerrera, empezaban a ser perennes e infinitas. Tan sólo las sonrisas de los gemelos, similares a las cintas de seda arrojadas al viento por bailarinas de danza rítmica, daban algo de calor a su frío corazón. Al ver las sonrisas y recibir los abrazos de las dos pequeñas promesas, tirándola al suelo, jugando con sus pestañas, como si fuese agua de la fuente de Hipocrene la fuerza volvía a su cuerpo y a su alma y la esperanza seguía manando eternamente.

Y hubieron muchos días siguientes.
Uno de esos días consiguió otra cita. Otra posibilidad de encontrar un buen trabajo. Volvió a amarrase su curriculum a la cintura, volvió a abrazar a los pequeños en casa de madre, donde se quedarían toda la tarde y donde dormirían ese día.

La cita era a las seis de la tarde. Entró a un gélido y aséptico despacho, parapetado tras una mesa blanca encontró a un hombre, de esos que toman decisiones. Hierático, pelo engominado, gafas de pasta gris y finos cristales, escondido tras una corbata tan gris como el desconsuelo, y unos ojos azul acero frio. Casi una hora después, recibió un “ya le llamaremos”

La Princesa guerrera, salio de aquella oficina sin certezas, ni fe, sin trabajo ni futuro. Entró a un bar y pidió un whisky. Empezó a recordar sus desgracias, la dificultad de seguir adelante. La imposibilidad de seguir adelante. Cuando pidió el segundo whisky, el camarero de aquel bar de luces tenues y jazz le dijo;
- Ya está pagado, lo pagó aquel señor.
Señaló al hombre que le había entrevistado hacia casi una hora. Pero en ese bar, con ese jazz, con esa luz, sin estar parapetado tras la mesa blanca, con el pelo sin engominar, sin el escondite de la corbata y dos botones de su camisa blanca desabrochada no parecía tan distante ni hermético. Sus ojos, vistos más de cerca no eran azul frio acero, sin las gafas eran azul mar.

Le agradeció la copa, él se sentó junto a ella. Comenzaron a hablar, y las horas fueren pasando cadenciosas y suaves.

Ella le mostró sus heridas, con la verdad de quien muestra magulladuras a un desconocido que te ofrece algo de calor a alguien que sabe, -o que cree - que no volverá a ver jamás. El, más tímido, le enseño alguna de sus cicatrices. Le pidió que comprendiera la frialdad de la entrevista de trabajo.

El tiempo parecía pasar volando con la rapidez de las rapaces al cazar. Se despidieron con la incertidumbre de las primeras despedidas. Educados se dieron un apretón de manos y dos besos en la mejilla. Esos dos besos y ese apretón de manos a nuestra princesa guerrera le trajo un olor a canela y a miel un aroma a principio. No sabía muy bien porqué, pero tras el frío que dejo el camino de sus lágrimas y esas manos fuertes de hombre estrechadas le inundó el perfume del comienzo.

Fue andando a casa y se permitió soñar, despejó su mente y mientras andaba dibujó castillos en el aire, imaginó que quizás, las cosas cambiarían. Que tal vez el mundo seguiría girando al pairo y sin ciertos destinos, pero que ella encontraría la senda del camino de su tesoro. Ves a saber.

Y al día siguiente, le despertó un sol sin frío, y una llamada telefónica de una voz recién conocida que por fin dio verdad al “ya le llamaremos”.

Lo primero que sintió al pisar la calle, es que ya no hacia frío, que el día ya no era gris. Que en sus bolsillos habian muy pocas monedas y que no habia miedo a ningún ogro. Lo primero que vio, en su segundo paso fuerte y seguro hacia la oficina en la que ayer la entrevistaron, fue un grupo de perdices que salio volando hacia el futuro.

martes, 13 de julio de 2010

ERASE UNA VEZ

Erase una vez, hace muy muy pocos años, quizás ayer, quizás hoy mismo. En un reino muy muy cercano, quien sabe puede ser en este mismo valle, cerca de este mar, o incluso en tu aldea. Vivía una joven princesa. Ella era guapa, valiente y madre de dos pequeños príncipes que nacieron el mismo día porque así lo quiso el cielo y así lo deseo el destino.

No conocía a dragones, ni a los lestrigones de Kaváfis (quizás es que nunca miro realmente a su interior) es posible que se los hubiera encontrado cuando era más joven, pero de eso hacia ya algún tiempo. Se casó con un apuesto príncipe y a pesar de tener que sortear cada día los peligros que acechaban por las calles del reino vivían felices y en paz. Ambos conseguían las viandas y víveres necesarios para criar fuertes y sanos a sus retoños.

Un malogrado día su príncipe, antaño de manos fuertes y protectoras, de mirada dulce y enamorada, de carácter noble y encantador, se convirtió en un horrible ogro. Malvado, cruel y violento. Cada puesta de sol, cada salida de Luna llena o menguante, el ogro volvía a casa armado con su odio, con su rabia, con su olor a pócimas malolientes a el polvo con el que le cautivaba la dama blanca. Con el sentido y el sentimiento perdido pegaba a la princesa, incluso en ocasiones la violaba.

La princesa lloraba lagrimas de azufre, de dolor contenido e incontinente, con rabia, pero tenia una misión, muy importante. Tenia que salvar a sus jóvenes y prometedores príncipes, eran sólo unos niños. No debían de enterarse de nada. Poco a poco fue tejiendo una pequeña red de engaños, escondites del alma y de moratones del cuerpo para que nadie se diera cuenta de su dolor y sufrimiento.

Pero un día el Ogro malvado, fue muy lejos, y descargo su furia asesina y animal sobre los pequeños. La princesa no pudo más y fuerte como sólo son las hembras, se armó de valor, tomo a sus pequeños en brazos, una pequeña bolsa en la que introdujo raudamente lo imprescindible y huyó veloz escalera abajo, esquivando la bilis soltada por el Ogro malvado.

Luchó y luchó para conseguir que los pequeños gemelos tuvieran todo lo que necesitaban, pero no era fácil. La vida en ese reino era muy difícil. Era casi imposible recordar donde se escondieron los tesoros de la vida. El camino estaba lleno de obstáculos. No se rindió, encontró un nuevo hogar, y aunque el Ogro la buscaba ella conseguía esquivarlo. Se convirtió en una princesa guerrera.

Cada amanecer, con cada salida de sol y tras presentar la mejor de sus sonrisas a los dos pequeños y dejarlos al cuidado de la abuela -su propia madre, la que la cuido y advirtió sobre los ogros con capas y ropajes de príncipes encantados- se vestía su mejor armadura, la más elegante, y amarraba a su cintura su mejor arma, -un curriculum brillante forjado en el extranjero con el acero de horas y horas de sueño por dormir de lecciones aprendidas en universidades de países lejanos- y recorría su ciudad presentando sus credenciales ante tiránicos señores, escondidos tras mesas de madera y metal, tras pantallas y teclados, que miraban de arriba abajo su indumentaria y sus dotes y preparación, le disparaban el peor de los dardos envenenados de nuestro tiempo.
- Hay crisis, ya le llamaremos.
La lucha era dura, no se rendiría. Era una princesa guerrera, y su abuela no se rindió cuando tuvo que dejar su aldea, tras una guerra entre hermanos, para iniciar una nueva vida, y su madre no se rindió cuando tuvieron que luchar contra el reyezuelo que gano esa guerra que tomó el poder por la fuerza de las espadas. Ella tampoco se rendiría, ni los Ogros, ni los monstruos de la crisis podrían con ella.

Derrotada, al atardecer volvió a casa de Reina madre, que cansada jugaba con las dos pequeñas promesas. Volvió agotada, pero no rendida. Saludó a su madre, trago bilis y hiel, y sobretodo se trago su orgullo, abrió el cajón mágico que hay en la despensa de madre, tomo las viandas que precisaba para los pequeños, prometiéndose a si misma que devolvería todo aquello, volvió a casa, alimentó a los pequeños, los lavó con agua de manantial y lagrimas de esperanza, y mientras ellos dormían….. Ella soñaba.

Al día siguiente…..