Déjame deshacerte la cama. Ya ves, así de sencillo. Déjame deshacerte la cama, porque no sólo guardo toda la pasión que ya conoces en el sur de mi ombligo, sino porque también, aquí en este rincón de mi alma que carece de dobleces, guardo el calor que necesitas, el abrazo que andas buscando, el vientecillo que calma el abatimiento, el susurro al oído que te rescatará del naufragio.
Déjame deshacerte la cama. Esta noche. O esta tarde antes de que se ponga el sol. Ves a saber, mientras nos perdemos entre las sabanas y nos abandonamos entre las almohadas, tal vez un ángel herido bata sus alas y un diablo sople en sus estigmas para curarlo y ambos intenten remontar el vuelo hasta ese atardecer para ayudar al sol a esconderse en el oeste lejano. Para traernos la sombra que oculte los pecados.
Déjame deshacerte la cama, y que fuera el mundo siga girando e intente volver a estar para bromas y risas. Que tras las sabanas las redacciones de los periódicos impriman buenas noticias. Que el capitán Garfio se vaya de vinos con Peter Pan y que compartan sonrisas y un buen somontano. Que mientras nos arrullamos el cuerpo y el alma, la frente y la espalda, las miradas y las perdidas, mientras entrelazamos nuestras manos las cosas mejoren. Que los despechados superen sus 19 días y nuestras 500 noches.
Déjame deshacerte la cama. Llevarte al cielo. Escapémonos de las lágrimas y las rutinas, volvamos a la felicidad de la niñez, a la efervescencia de la adolescencia, a la seguridad de la madurez. Ya ves, igual la cama deshecha y rota sirva para mucho más que para sudar y retozar una vez más. Déjame que deshaga tu cama y allí dedicarnos a tejer con el hilo de tu sonrisa retazos de esperanza, de fe, de convicciones y de optimismo.
Deshagamos la cama y que los hijos pródigos se emancipen. Que los ladrones decidan convertirse en poetas y repartan pedacitos de calor a quien los necesite y sienta frio en sus caderas. Déjame deshacerte la cama y esperemos que cuando acabemos de deshacerla se hayan vaciado los juzgados, llenados los bolsillos de quien los tiene vacios.
Déjame deshacerte la cama, como si fuera la, ya lejana, primera vez. Como si fuera la última. Intentemos comprender lo incomprensible, enviar al infierno todo lo cruel y pérfido que tiene la vida, cerrar cicatrices, trazar el futuro, sonreír por el pasado, vivir el momento, descubrir una vez más tu cuerpo y todos sus recovecos, sanar las heridas, vendar los arañazos que los años van dejando en la piel.
Ahora que aún hace frio, deshacemos tu cama?