El diablo recibió a uno de sus
lugartenientes. Ese viejo demonio al que
amputaron el rabo hacia cientos de años. Su lugarteniente le leyó el orden del
día; las torturas afligidas, las almas devoradas en el cuarto circulo y las
pesados monedas de mas que ponían en los sacos que estas avaras almas llevaban
como impenitente penitencia. En fin, al fin y al cabo, de las monotonías diarias
de un infierno. El diablo se afilaba las uñas contra el peño mientras,
aburrido, agotaba una copa de Merlot. Sin embargo cuando el diablo tullido
acababa su soliloquio el Demonio sonrió.
Belcebú le dio una patada al viejo
diablo lisiado y le dijo: - Acaba de morir una mujer, borracha, bebe mucho y el
Tequila fue durante años su mejor amigo, mira el culo a otras mujeres, ( tal
vez la deje pudrirse en el segundo circulo, el de los lujuriosos, pensó Satán-)
iba armada con un revolver bajo su poncho rojo y es pendenciera. ( o, tal vez,
en el séptimo con los violentos, volvió a pensar) Ahhhhhhh, se regodeaba Satan,
que bien carne fresca en este aburrido infierno.
Pasaron las horas y el Diablo enfurecía,
esperaba a la buena de Chavela Vargas y escuchar sus canciones en su silla de cadáveres.
Chávela no llegaba. Esta vieja borracha se habrá perdido por el Estigio. Ves a
saber. Decía el diablo. Mientras tanto, un tal Franco, junto a un tal Pinochet,
y un tal Hitler, transformados hacia tiempo en asesores de Satán le dijeron que
tal vez la vieja Chavela no fuera buena compañía en esos lugares. Que ellos, al
menos, no la querían ver por ahí.
A media noche el Diablo, entró en
cólera ( y creedme amigos, la cólera del Demonio es mortal) se enteró, gracias
a sus espías, que la buena de Chavela había acudido rauda, tras dejar su México
lindo y querido, justo al otro lado del espejo del infierno. La llevo en “auto”
Doña Maria Calvo Nodarso “Macorina”.
Le dijo su espía, que mientras acudían
al cielo, en el mágico auto de Macorina, esta le puso ahí la mano. Que ambas sonreían
y reían a carcajadas mientras el auto atravesaba las nubes.
Le dijo su espía, que el hermano
de Satán sonrió feliz al ver llegar tras 93 años a Chavela Vargas, que la recibió
un coro de mariachis con un buen Tequilla ( de nuevo podía volver a beber).
Le dijo su espía, que 13 jóvenes
rosas que habían muerto el mismo día que Chavela y 75 años antes fusiladas por
uno de sus tres últimos asesores, le recibieron con abrazos y con ponchos rojos
tejidos con manos celestiales. Cantaron todas juntas piensa en mi.
Le dijo, finalmente su espía, que le esperaban con muchísimas canciones
nuevas escritas por José Alfredo. Que se fue al rio con su llorona, que en el atormentada alma de Chavela ya no había
frio porque le tapó con su rebozo.
Aquí, en la tierra, compartimos
unas copas de Tequila por Chavela, brindamos a su salud, porque el amor no
duela, por no olvidarla, porque la vida nos llene de suerte. Por su ausencia,
que nos matará un poquito.
Allá en el cielo un coro de
Mariachis sonreía.
Allá en el infierno, Satán, seguía
de mal humor bebiéndose su amargo Merlot, y se puso un disco de un tal Julio
Iglesias, él –el maligno quiero decir- no sabía si ese tal Iglesias acudiría a
su casa, lo que sabía es que su música le gustaba. Y lo cierto es que la música de Chavela Jamás gustó al demonio.
Bonita 'Parabola' si señor..!! muy simbolica e ironica.. jejejej... estoy seguro que las 12 rosas ya se la habran susurrado a Chavela.... ;-)
ResponderEliminarLas amarguras serán algo más amargas... aún... ya no nos las cantará Chavela
ResponderEliminarMe encanta tu homenaje a otra grande que se une a la parranda celestial
ResponderEliminarUn besote
Ostras, que bonito homenaje, ingenioso y maravilloso.
ResponderEliminarUn besote.
me has emocionado , que hermoso homenaje a la Gran Chavela y su obra.
ResponderEliminarUn brindis de tequila para ahogar la pena de su ausencia
Unbesazo