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jueves, 7 de abril de 2016

5 AÑOS


Han pasado ya cinco años…. 365 días por 5 (y un día más porque hemos tenido entre medias un año bisiesto). 5 años, cariño, desde que mi otro corazón empezó a latir en esta tierra y empezó a dar sentido al mañana. Cinco años desde que mi mirada en tus ojos dejó de anidar en otro vientre para iluminar tu vida, mi vida. Tal vez ese día murió alguna galaxia y alguna Diosa triste perdió a su amor porque no fue capaz de rescatarlo del Dragón. Tal vez hace 5 años una explosión en algún sol  lejano atrapó en un agujero negro otras estrellas o tal vez alguien se enamoró por primera vez, tal vez, fíjate, no fui el único que lloró de alegría. Tal vez ese día empezó un viernes eterno para alguien o incluso algún desalmado decidió dejar las armas y convertirse en poeta.  Pero lo cierto, cielo, es que para mi, hace justo cinco años desapareció la escarcha y empezó la primavera.

Traes, como cada año, la primavera en tus manos, y entrelazados en tus dedos las verdades que desmontarán los nudos gordianos que la vida ponga ante nuestros ojos. Tu pelo largo se entrelaza, con el viento de los domingos de abril, en los rizos de tu madre… Y, yo, ya ves encuentro un motivo –el único motivo- para no odiar a los dioses del tiempo. Vienes para traernos esa agua deseada en los campos de cerezos en flor.

Eres, Piccolo, Equipaje siempre dispuesto. Ducha de agua caliente y vaho tras un día frío y gris. Onza de chocolate vespertino tras una jornada de obligaciones y sinsabores. El eje en el que todo gira. La única verdad incontestable. La doma de animales mitológicos. El aroma de las glicinias y magnolias en las noches de lagrimas de San Lorenzo y sus perseidas. El silencioso grito que me recuerda que vale la pena estar vivo. Crecer.

En tu habitación ya no hay leoncitos sonrientes ni jirafas de alto cuello. Ahora la compartes con aviones de papel que salen del cuerpo de la vieja Pachamama e irreverentes y rebeldes (como tú) vuelan con tus deseos y mis esperanzas hacia la luna de cuarto creciente que ilumina tus sueños cada noche.

Los tambores de los dioses cuando repican a alegría, allá tras el arco Iris, o arriba de ese alto monte deben de tener este sonido, ese bum bumm bum bumm bummm bum de tu corazoncito cuando, tras el último cuento de la noche te duermes abrazando mi mano y tu dragón verde con sus alas.


No sabía que los sueños nacían en tus ojos. No sabía que en ti empezaba todo. Sigo caminando a tu lado y siempre lo haré, mientras tenga fuerzas y cuando no también.

6 comentarios:

  1. De estas letras se sentirá algún día muy orgullosa y feliz… Es verdaderamente hermoso lo que has escrito, Carlos… :-)

    Un placer, amigo… Mil Bsoss!

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  2. Gracias, Ginebra, espero que en su momento el también las valore...

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  3. Oh pero que bonito es hermoso verlos crecer enhorabuena y felicidades

    Un beso

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    Respuestas
    1. Muchas; muchas gracias pero.... Ufffff maldita sea. Como pasa. El. Tiempo

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  4. Que belleza Carlos, nada como un hij@ para que hagan fluir las letras y los sentimientos encerrados. Precioso regalo de cumpleaños para tu peque.

    Un beso grande y mi cariño

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