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sábado, 10 de octubre de 2015

¿JUGAMOS?


A media mañana de un martes cualquiera de un otoño cualquiera a mi alrededor sólo habían folios, expedientes y pantalla de ordenador, casi el olvido de la última sensación divertida. Nada extraño, el lánguido paso de las horas con el tedio del curro nuestro de cada día.

Me distrajo de lo que escribía en la pantalla el sonido de un mensaje al móvil, un whatsapp, lo llamamos ahora, era un número desconocido que decía. -“hola guapo, buenos días, Jugamos?”-. No hice caso, y a los dos minutos, el mismo mensaje. Y a los cuatro segundos, y por tercera vez, el mismo. Contesté, alguien se equivocaba. –“Disculpa, te equivocas, no sé quién eres, tal vez alguien espere tu mensaje, y tu juego-“puse un emoticono de esos simpáticos para no parecer grosero. –“no, no me equivoco, si me conoces y muy muy muy bien” – Vaya, pensé, sea quien sea si quiere jugar, a ver como acaba esto, y contesté el mensaje. – “ok, quien eres, dame una pista”- -“claro, vamos a jugar, te envió una foto de algo de mi y debes de adivinar quien soy”- Lo cierto es que el juego se ponía interesante.

Pensé en ti, en mi, en la monotonía que últimamente ceñían hasta estrujar las horas. Decidí jugar. Al poco rato recibí una imagen. Vaya, hacia mucho mucho tiempo que no recibía una sorpresa de ese tipo, sonreí al tiempo que una brisa de excitación bajaba por mi pecho.
-“jajajajajajajaja, que sorpresa cariño, tu culito sigue siendo el más bonito del mundo y nada le sienta mejor que ese culotte negro. No sabía que habías cambiado de teléfono en esta última media hora” Intenté volver a la monotonía. –“déjate de cambios de teléfono. El juego empieza justo ahora, hoy no estoy en la oficina, y tú deberías de marchar de la tuya ahora. Si te atreves claro” jajajaja, pensé que obviamente me conoces de sobra y sabes que si acabas la frase escrita con un “si te atreves” tan sólo cabía la posibilidad de que lo hiciera.

Cerré ordenador y de un portazo un libro gordo y la apatía que últimamente acompañaba a los días y las semanas. – “claro que jugamos guapa, dime que tengo que hacer, pero lamento ser aguafiestas, sabes que hay una hora para recoger en el colegio, “ – “ me he ocupado de todo ,controlado, tranquilo y ven a esta dirección” Era la dirección de un hotel y una foto tuya desnuda frente al espejo con una cajita en la mano y una copa de cava en el suelo.

En ese instante, los tambores de los dioses replicaron a excitación a modo de bumbumbum en mi corazón y entrepierna. Con la moto y las ganas me plante en el lugar convenido rápidamente. Abriste la puerta; desnuda, descalza, con el pelo mojado y con todas las ninfas de la fogosidad bailando en tus oscuros ojos ligeramente pintados. Tus labios carnosos y de un rojo intenso me besaron, y me arrastraron dentro de la habitación, ofreciéndome una copa del cava helado que tanto te gusta. De manera mágica me quitaste corbata, camisa, zapatos. Todo. Toda mi sangre corrió al ritmo de batucada al sur de mi ombligo.

Espere a que bajaras a besar ahí, justo en ese lugar. Pero dejaste de estar en cuclillas sonreíste como una diablesa buena. Pusiste la cajita que antes vi en la foto en mis manos. –Ahora empieza el juego- dijiste. – no debes de adivinar lo que hay dentro, ya te lo digo, es un tanguita preciso si adivinas el color, tienes tres oportunidades, esto que tienes aquí tendrá una gran alegría- dijiste acariciando con tus uñas mi virilidad, que a esa alturas estaba a punto de quebrarse. – Si no lo adivinas, será, aquí donde se disfruten de una y mil petittes morts- dijiste poniendo mi mano en tu sexo con muy poco y cortito pelo.

Evidentemente no podía negarme al juego. –¿rojo?- -no- , -¿blanco?-, -No, y te queda sólo una oportunidad-, dijiste bebiendo cava y sonriendo maliciosa. –mmmmmmm, jajaja, no será de esos horribles de color carne?- dije riendo y esperando que el chiste no contase como respuesta, -No, perdiste la oportunidad de que aquí explote la vida- dijiste lamiendo desde el principio de mi hombría hasta justo el final y dejando tu saliva, el frescor de cava y el rojo del carmín por el camino, y de paso alejando por completo mi voluntad.

Abrí la caja, preciso y de un extraño color, visón me dijiste que era, yo te conteste que el color visón no existe mientras reía y cogía la botella de cava. En ese instante te tumbaste en la cama y yo deje caer el fresco liquido por tu vientre para beber de tu ombligo. Bese tu boca, lamí tus pechos. Baje un poco más, bebí el cava del preciso hueco que forma tu ombligo tan cerca de ese lugar. Baje más y nade entre tus piernas saboreando toda tu feminidad. Esperé a que las primeras convulsiones se enseñorearan al final de tus muslos. Que guapa estás cuando eso pasa. Inmediatamente pensando que en ese momento de debilidad podría entrar en ti y llegar a esos mismos espasmos te acaricie intentando penetrar. Con un ligero quiebro te apartaste, pusiste tus pechos en mi boca y mientras mi lengua danzaba con tus pezones. Me susurraste al oído – Shhhhh, recuerda el juego, has perdido, hoy me toca a mi y sólo a mi-


3 comentarios:

  1. El que no arriesga no gana... ¿Perdiste la apuesta o ganaste al perderla...?

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    1. Mi querido/a amigo/a anonimo. esas apuestas, pase lo que pase siempre ganan todos lo intervinientes jajajaja. Un saludo

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