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viernes, 13 de marzo de 2015

POR ELLAS.

Hemos hablado por aquí, ya sabéis, de lo humano y lo divino, de copas de más y de algunas de menos. De fiestas y flores. De muerte y de vida, de amor, sexo, poesía, café, cervezas. De los rostros que se ven en los bares las noches de insomnio y sueños. Hemos hablado, incluso, de la falta de inspiración y de la imposibilidad de encontrar en los diccionarios las palabras que quiero que salten de mis dedos a tus manos de pecado.

No hemos hablado, sin embargo de aquellas palabras que no escribimos, de todas aquellas ocurrencias que algunas tardes de lluvia volviendo del trabajo nos traen las musas desde el parnaso de tus ojos y que se olvidan antes de poder compartirlas. Estas letras van dedicadas a ellas, a todas aquellas palabras, poemas, poesías que se nos han ocurrido y hemos olvidado.

Por aquella prosa poética que un atardecer naranja de un jueves cualquiera viene a nuestra mente, pensamos escribir en la servilleta del bar de nuestras huidas y que justo en el momento de coger un boli con tinta azul pasa un ángel con un tejano ajustado y hace que tan linda inspiración abandone el cerebro, deje de existir, aún antes de haberse plasmado en ningún papel. Marcha la inspiración tras el movimiento de esas caderas ceñidas al pantalón.

Brindemos, pues, por todas aquellas maravillosas palabras que han quedado en el tintero, que no supimos escribir porque nos lo impidió un suspiro, el recuerdo de las escaladas a tus trenzas. Por aquellas que se extraviaron en el bosque de la inspiración porque vinieron justo en el centro de una aburrida reunión y marcharon cansadas de números y problemas ajenos, cansadas de esperar a ser escritas en tu vientre, que marcharon para no volver. Tal vez buscando unos dedos que, efectivamente, se tomen la molestia de escribirlas.

Por aquellas poesías que, en noches estrelladas de cuarto menguante, bajan de las pestañas de Caliópe para aposentarse en nuestros ojos dormidos, y medio en sueños pensamos que recordaríamos con el primer café, caliente y prosaico del segundo Lunes del mes. Por aquella poesía que en sueños era clara, cristalina y que en el tercer sorbo de café eres incapaz de recordar. Caliópe es generosa pero celosa, o aprovechas su inspiración al momento o te la roba.

Será, ya ves, que muchas palabras no las he escrito (tal vez me hubiera gustado escribirlas en tu espalda, plasmarlas en papel o insertarlas en ese poemario que jamás escribiré) como decía, palabras que no he escrito y no porque no se me hayan ocurrido, sino porque han marchado a un ignoto cielo, como marchan las espurnas del fuego de las hogueras de San Juan. No las he escrito porque se me han olvidado, se han marchado como se marchan las cosas buenas, las he olvidado como olvidé el sabor de algunos  besos y el calor de algunas manos.

Por todas esas palabras que son danza y poesía que nos presta Terpsicore durante tan pocos instantes que marchan de modo triste antes de compartirlas. Por aquellas  que se van, fíjate, tal vez, a bailar con las golondrinas o a esconderse bajo tu falda, agazaparse junto al color que más te guste a la espera de que vuelva a encontrármelas.

Aquellas frases, que supongo maravillosas, se me ocurren cuando me pierdo en tu sonrisa mientras me invitas a un vino, cuando me enredo en tu pelo o juego en tu vientre observando el piercing que no tienes en el ombligo. Aquellas que no escribo con henna en tus brazos, y que   soy incapaz de recordar y por tanto tan sólo han existido un instante en mi mente, poemas prosaicos que solo yo he disfrutado y que desgraciadamente he olvidado


Hoy, mira, me gustaría brindar por toda la inspiración que no he aprovechado y que tal vez para siempre haya marchado. Salud

4 comentarios:

  1. Brindemos pues, alcemos la copa por todo aquello que hemos callado pero que, en cambio, hemos vivido...Grandes momentos ocultos en nuestra memoria...
    Gracias por este brindis tan especial. Un Besazo

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  2. LLego después de 4 o más años y sigues manteniendo esa esencia en tus letras que atrapa
    Besos desde mi mar
    Un brindis y salud

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    1. Bienvenida y bienhallada de nuevo. Esta es tu casa y aquí siempre hay unos brazos abiertos y un vino por probar. Espero verte mas por aquí. Salud

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