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miércoles, 4 de enero de 2012

EL PRIMERO, UNA VEZ MAS, ES SOLO PARA ADULTOS.

Ya ves, una vez mas en esta fiesta anual llena de familiares y amigos que reparten deseos y esperanzas, pasado y presente. Varias generaciones compartiendo el mismo vino, el mismo agua y pan y los mismos calçots de cada año.

No es que me disgusten especialmente estas reuniones. Pero, ufff, en ocasiones son tan tediosas y aburridas que helarían el mismísimo infierno. Ese día, además, no me encontraba yo con muchas ganas de ser simpático. Ni de discutir sobre las cansinas conversaciones de siempre. –Que si izquierda, que si derecha, que si el calentamiento del planeta, que si las decisiones de fulanito, que si las decisiones de menganito, que si la crisis- No definitivamente no me apetecía.

La comida fue pasando y el vino envileciendo mi alma y mis apetitos más escondidos. Pronto llego la hora de los tequilas con limón y sal para las heridas. Y justo ahí, en ese instante, cuando un chiquillo lloraba por ves a saber que tontería recibí un mensaje al Mobil. “que aburrimiento, no? No te apetece hacer algo más placentero”. Eras tú, que pizpireta y casquivana me enviabas el mensaje desde la otra punta de la mesa.

no me provoques”- Contesté, mientras ese señor al que tan sólo veía una vez al año me servia otra copa de nosequé. Otro mensaje. “si, te provoco” un mensaje, corto, escueto, conciso, que vino acompañado de tu cuerpo levantándose de la mesa, apartando a un par de crios, tus piernas andando, flotando más bien por el jardín, próximo a la piscina, y tus manos dejando, sin que nadie te viera, una prenda en mis manos que instintivamente cerré para que nadie apreciasee de que se trataba. Tú te excusaste diciendo que ibas al baño. Yo guardé ese tanga negro, con un pequeño lazo granate en un costado en el bolsillo de mis pantalones, pegado a la dureza que emergía en mi entrepierna apretada por el tejano.

Seguían las risas, los niños corriendo y rezando por que el primero cayera a la piscina aún con los últimos fríos del invierno en su agua. Seguía el alcohol corriendo y las conversaciones insulsas llenando el aire de dogmas sin fe.

Me levanté y sin que nadie prestara atención –o al menos eso creía- te seguí al baño. Abrí la puerta, sin llamar, ni pedir permiso, sin saber si estarías allí. Me recibió tu lengua enlazada en la mía. Me recibió tu saliva robando el sabor a ron de mi boca, me recibieron tus pechos, y tus pezones duros y tersos fuertes y erguidos desafiando la gravedad y mi cordura.

Fuera se escuchaba el bullicio y algazara propia de una reunión con tanta gente. Dentro de ese baño nada importaba sólo tu cuerpo y el mío, sólo tu imagen apoyada en el lavabo con tus piernas apoyadas en las puntillas de tus pies y esa parte de ti que tanto me gusta suave y lisa ofrecida a mi hombría. No pude más que agacharme lo justo para dejar que esa parte tuya recién depilada fuese visitada por mi lengua y mis labios, mordida y lubricada. Después, raudo –no sobraba el tiempo- me afiance con mis manos a tus caderas y apoyé mi masculinidad en el sur de tu ombligo. Te miré reflejada en el espejo, apoyada en tus manos, las colinas de tu pecho ofrecidas al viento y a mis dedos.

Entré en ti con esa fuerza que esconde el frenesí recién desatado, con esa vehemencia del que quiere arrancarte tantas pequeñas muertes como sea posible. Con ese miedo agarrado a la espalda y resbalando en cada gota de sudor a ser descubierto por algún anfitrión, por alguno de los asistentes a la fiesta. Temor que tan sólo hacia que los círculos que realizabas rozando mis muslos fuesen más lascivos y concupiscentes. Empezaste a gemir indicando que pronto morirías y resucitarías dentro de ese baño secuestrado. Como pude cogí tu tanga del bolsillo de mi pantalón, lo metí en tu boca evitando que nos delataran tus gemidos. Fuera, en la mesa, en el jardín, en la piscina seguía el enredo propio de esas reuniones. El mundo seguía girando sin remedio ni redención. En ese pequeño lavabo azul un hombre y una mujer en una exaltación de la piel y el sexo alcanzaban el cielo y amarraban al libro de sus incontables experiencias  momentos de impudica lujuria.

12 comentarios:

  1. Hombre aburrida no termino siendo la fiesta, en mi casa como somos poco, si falto me buscan seguro, si es que tengo una mala pata, ja ja ja

    Un besazo y feliz año.

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  2. Bueno bueno, pues si que empezamos el año con fuerza Carlos, lo importante era el disfrute, las conversaciones banales y costumbristas que son la monotonia diaria pueden esperar.
    Mis deseos de que éste año recién estrenado, te colme diariamente de esa felicidad que disfrutaste en esa comida, un abrazo.

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  3. Caram senyor, bona manera de començar el 2012!! Així dóna gust!
    Espero que aquest sigui un gran any, i que entre tots acabem tenyint de colors la capa gris amb que alguns el volen cobrir!

    Una abraçada!

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  4. Una noche y el placer de la atracción, de lo inesperado, convertirse en dúo indivisible, insaciable, es una de las características más hermosas de la fascinación. Apartarse del mundo, ser silencio, mudez y carne.
    Hermoso Carlos

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  5. Convertir de esa comida familiar y entre amigos aburrida y monótona en algo atractivo, placentero y erótico hace de este relato algo original, creativo... me ha gustado !
    un petó.

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  6. Muy original. Que un rollo de reunión familiar, se convierta en intenso placer, es un lujo. Saludos, Carlos.

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  7. UFF! eso si que son reuniones placenteras!!!
    un beso

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  8. Y después la gente dice que la tecnología moderna y los sms nos tienen estúpidos, mira tú la ventaja de tener dos celu en cada esquina de la mesa. Eso es empezar el año!!
    Me ha gustado el relato.
    Un abrazo.
    Lo malo de este tipo de encuentros-robados es regresar al grupo, uno cree que se le nota en la cara. ;)

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  9. Entretenido relato y entretenida fiesta al fin y al cabo. Un abrazo.

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  10. El mejor regalo de Navidad. Que se quite el acebo, las bolitas y el cava... Que te regalen un polvo como fin de fiesta merece un brindis. ¿Pongo ya las cervecitas a enfriar, canalla?

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  11. Me ha gustado tu relato apasionado, como tu creo que eres. Un beso Lola

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  12. Pero qué pasa con mis comentarios, compañero? Nunca entraré en estas cosas de la técnica de internet. Nada, decir que me ha encantado.

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