Bebía un Gintonic, en un garito moderno, de esos que sus dueños y gerentes se pasan la ley de costas por el forrito de sus plumas de firmar contratos basura a sus camareras, y le roban unos cuantos metros a la arena de la playa. De esos que ponen pepino y pétalos de rosa a las ginebras más secas.
Miraba la parroquia, gente bailando, gente hablando, chicos y hombres intentando ligar con las camareras, desconocedores que eso es prácticamente imposible, mujeres que hacía tres segundos habían perdido lo más terso de su piel y parecían aún no haberse dado cuenta, gente guapa, y no tan guapa pero que pretendía serlo. En fin, ni más ni menos que la fauna que habita las mentiras de las noches de verano.
Mientras pensaba si tomaría otra copa, a sabiendas que la próxima sería la que daría inicio a una borrachera, me fije en dos chicas que andaban muy juntas y se acercaban al trocito de barra que yo dominaba. Una, no muy alta y sin más curvas de la cuenta, vestida con tejanos ajustados, camisa inmaculadamente blanca y con algo de vuelo en la solapa, con un botón abrochado de mas, para mi gusto, sin reloj, pulseras, pendientes ni joyas, tan sólo un colgante, como de monedas antiguas de bronce, pelo algo más largo de media melena, sedoso y castaño oscuro casi rojizo, ojos negros e intensos, pintada como una abogada o una ejecutiva que había salido con los amigas a cenar. Su aspecto de niña buena y formal no me engañaba; su miraba fija e intensa, sus movimientos seguros y felinos eran los de una bruja dispuesta a todo. La otra totalmente diferente, pelo cortísimo, casi afeitada la cabeza, minifalda muy corta, pulsera de pinchos, un anillo grande en forma de calavera en uno de sus dedos, camiseta sin mangas y cortada a bocados por encima del ombligo con piercing color plata, más voluptuosa, pechos tal vez operados, botas casi militares, y ojos pintados de negro intentado ocultar una mirada triste y tímida. Tampoco engañaba, no era la hembra peligrosa que quería aparentar.
Se pararon a mi lado, les salude. No obtuve respuesta.
- Hola-
Silencio por respuesta.
- Os apetece una copa?,- pregunté levantando el balón adornado con pétalos y rosas.
La ejecutiva me quitó con rapidez y certeza, la copa de la mano, bebió un largo trago. Me miró fijo a los ojos sin pestañear un segundo y besando en la boca a su compañera le dio a beber lo que segundos antes estaba en su boca.
- Hola-
Silencio por respuesta.
- Os apetece una copa?,- pregunté levantando el balón adornado con pétalos y rosas.
La ejecutiva me quitó con rapidez y certeza, la copa de la mano, bebió un largo trago. Me miró fijo a los ojos sin pestañear un segundo y besando en la boca a su compañera le dio a beber lo que segundos antes estaba en su boca.
Uffff, va a ser una noche divertida pensé. -¿cómo os llamáis? Insistí
Y la chica del pelo corto se llevo el dedo índice a los labios, pintados de oscuro, se acerco a mi oído y dijo Ssssssssssssssssssssssh. Cogió la copa y bebió sin compartir el néctar con su amiga.
Esta operación y similar se repitió un par de veces, la música cambiaba, con las insustancialidades de canciones de verano, la gente bailaba, el bar estaba repleto, pero alrededor de mi tan sólo existían esas dos hembras.
- Vale, -les dije intentando ser simpático-, sois dos ladronas internacionales y pensáis por mi maravilloso porte que podéis robar un buen botín, os equivocáis, no llevo más que lo puesto y no valgo más que lo que veis.
- Ssssssssssssssssssssssh,- y vuelta a beber de mi copa, la una y la otra, mientras se miraban y se sonreían.
- Ok, sois sordomudas y cansadas de andar solas intentáis hablar conmigo-
Les dije intentando hacer gestos con las manos que disimulan el lenguaje de signos, no contestaron, pero una sonrisa ilumino sus rostros.
- Vale, pues no sé, sois dos enfermas del sexo y me queréis violar, no sé, ya no se me ocurre que deciros. No os costará, puede que hasta me deje-
Dije riendo y compartiendo sonrisas, que al parecer es lo único que íbamos a compartir esa noche.
Sssssssssssssh, dijo la chica del pelo largo y cogiéndome de la mano, tiró de mi hacia el exterior del bar, hacia la playa, la seguí, y la compañera del pelo corto tomo mi otra mano y vino con nosotros.
Y la chica del pelo corto se llevo el dedo índice a los labios, pintados de oscuro, se acerco a mi oído y dijo Ssssssssssssssssssssssh. Cogió la copa y bebió sin compartir el néctar con su amiga.
Esta operación y similar se repitió un par de veces, la música cambiaba, con las insustancialidades de canciones de verano, la gente bailaba, el bar estaba repleto, pero alrededor de mi tan sólo existían esas dos hembras.
- Vale, -les dije intentando ser simpático-, sois dos ladronas internacionales y pensáis por mi maravilloso porte que podéis robar un buen botín, os equivocáis, no llevo más que lo puesto y no valgo más que lo que veis.
- Ssssssssssssssssssssssh,- y vuelta a beber de mi copa, la una y la otra, mientras se miraban y se sonreían.
- Ok, sois sordomudas y cansadas de andar solas intentáis hablar conmigo-
Les dije intentando hacer gestos con las manos que disimulan el lenguaje de signos, no contestaron, pero una sonrisa ilumino sus rostros.
- Vale, pues no sé, sois dos enfermas del sexo y me queréis violar, no sé, ya no se me ocurre que deciros. No os costará, puede que hasta me deje-
Dije riendo y compartiendo sonrisas, que al parecer es lo único que íbamos a compartir esa noche.
Sssssssssssssh, dijo la chica del pelo largo y cogiéndome de la mano, tiró de mi hacia el exterior del bar, hacia la playa, la seguí, y la compañera del pelo corto tomo mi otra mano y vino con nosotros.
Andamos sin decir palabra hasta muy cerca del lugar en el que las olas acaban muriendo. La Luna en cuarto creciente parecía sonreír y las estrellas como hogueras lejanas alumbraban tímidas la arena y las caras.
La chica con aspecto pijo levanto su pelo y señalo su cuello, en él había tatuado un nombre de mujer, señalo a su compañera, dije encantado y le fui a dar dos besos y la teniente O’Neill beso mis labios a modo de presentación. La chica del pelo corto bajo un poquito la, ya cortísima, falda y en el lugar en que debería haber algo de pelo pude ver otro tatuaje, otro nombre de mujer. Lo leí y recibí un beso de la ejecutiva. Les dije mi nombre y recibí besos de ambas en la boca, tan juntas que se mezclaron nuestras tres bocas, nuestras tres lenguas.
Era una invitación que no estaba dispuesta a rechazar, siempre fui un caballero, y según que guantes lanzados al viento no se rechazan. La ejecutiva abrió su bolso, y sacó algo que no se debería de vender a menores, devolvieron la invitación. – al cap i a la fi, ellas se habían bebido mi copa-.
Yo estaba de pie y la teniente O’Neill desabrocho mi camisa, mientras la ejecutiva de pelo sedoso cogía mis manos, desabrochó el pantalón y lo dejó caer al suelo. Ella se arrodilló y engulló parte de mi, la introdujo en su boca en el cielo de su paladar… Nos dejamos caer en la arena de la playa. La hembra que lamia mi ser se había desnudado en un suspiro, sin yo haberlo percibido. La otra estaba tras de mi besando mi boca, empapando con su saliva mi paladar y mi lengua. Vestida su inmaculada camisa blanca y sus tejanos. Los desabrochè y desabotonados todos los botones los rasgué y los rompí. (puede que ellas fueran dos depredadoras y dos felinas en celo, pero yo no sería presa fácil) Sonrió, le gustó los tejanos rotos. Sin embargo no pude arrancar su tanguita de encaje ella se lo quito, despacio, con movimientos cadenciosos de modo tal que hacía que mis ojos pensarán si mirar a su amiga, su novia, o quien fuera aquella chica de grandes pechos y pelo corto que, literalmente, lamia, mordía y succionaba esa parte de mi que suelo llevar tapada, o si mirar como ella se quitaba tan digna prenda.
Tras hacerlo dejó la cuarta de su ombligo, este con el pelo minuciosamente recortado, a la altura de mi lengua. Otra invitación que no iba a rechazar, Así que lamí y mordí exploré y sorbí. Exploté inundando la boca de la teniente O’Neill, que está vez, sí, compartió el néctar con su amiga.
No iba a rendirme, las miraba a las dos, pensando que ellas si estaban acostumbradas a ese baile de manos, de lenguas de dedos, de pechos acariciados, de besos en la espalda, de tres lenguas compartiendo su sabor. Anulares, medios, meñiques e índices de una y otra entrando en todos los lugares en que esos dedos pueden entrar. Me recree viendo como la calavera de plata fija en el pulgar desaparecía, empapada, una y otra vez en ese lugar que yo minutos antes había saboreado. Pequeñas muertes compartidas. No sé si estaba ante las mejores actrices del mundo, o si realmente las mujeres pueden morirse y resucitar tantas veces. Envidia de hombre que jamás se morirá y resucitará tantas veces seguidas.
Finalmente, y aprovechando la postura de la romántica con disfraz de guerrera, puse a la tigresa cazadora con disfraz de pusilánime, sobre ella y me puse tras ambas. Tome el pelo oscuro y casi rojizo con mis manos como si cogiera las riendas de una, de dos yeguas, desbocadas. Mi hombría, otra vez en su mejor posición, entro una y otra vez, indiscriminadamente en todos aquellos lugares en los que era bien recibido. Y lo era en todos. Más pequeñas muertes compartidas.
La luna estaba a punto de dejar paso a su hermano el sol, las estrellas hacia tiempo que dejaron de alumbrar ese momento y ese lugar, las olas seguían muriendo muy cerca de esos tres pares de pies. La chica de pelo corto se vistió, la otra saco un pareo de su bolso, se lo puso en su cintura y dejó, allí tirados su tejanos rotos, Ejemplarizando de este modo que los besos del pecado son mucho más interesantes que los besos que no has dado
- Joder no diréis, ni siquiera ahora, una palabra.
- Ssssssssssssssssssssssssssh
Y me dieron ambas dos castos besos en la mejilla, se cogieron de la cintura, como dos ancianos que llevan toda la vida amándose, y se fueron andando por la arena de playa hacia el sur, hacia el lugar en el que Onan dejo las semillas de sus sueños.
- Joder no diréis, ni siquiera ahora, una palabra.
- Ssssssssssssssssssssssssssh
Y me dieron ambas dos castos besos en la mejilla, se cogieron de la cintura, como dos ancianos que llevan toda la vida amándose, y se fueron andando por la arena de playa hacia el sur, hacia el lugar en el que Onan dejo las semillas de sus sueños.
Sin mediar palabra, igual eran mudas de verdad.
ResponderEliminarTengo entendido que este es el sueño de todo hombre, si fue un sueño o una realidad nos quedaremos con la intriga.
felices sueños.
Un intenso y bien relatado sueño playero. Abrazos.
ResponderEliminarEs uno de los mejores relatos eróticos que he leido.
ResponderEliminarPerfectamente relatado y de la manera mas sensual.
Felicitaciones!!!
Saludos
...
ResponderEliminarmar
Qué más da si es verdad o mentira?
ResponderEliminarEs uno de los mejores relatos erótico que he leído..y confieso, que, apesar de mi bajo estado de ánimo, tus letras han conseguido que me haya entrado "demasiado calor"...
ResponderEliminarMuy bueno
Nos leemos
Bsos ssssssssssssh ;D
Ssssssssssssssh, si cuentas estas cosas estaremos todos muy callados....Besos.
ResponderEliminarEs que en todo eso que has contado, sobran las palabras, el cuerpo es el que habla por nosotros.
ResponderEliminarMmm, deliciosamente excitante.
Un bonito sueño sensual y erótico. Si fue cierto, te felicito y si no lo es pues a seguir soñando.
ResponderEliminarMe encantó y no sé que más, sssssssssssh
Un beso
Silencio que esperamos más....
ResponderEliminarBesos
Desconocía esta faceta tuya. Por cierto, como están subiendo las temperaturas estos días, eh! ;P
ResponderEliminarSaludos.
CLAUDIA. En ocasiones el silencio es un gran compañero de camino. Claro, es una de las gracias esa intriga sembrada....
ResponderEliminarFGIUCICH; Que bien que te parezca bien relatado.
RESPIRANDO ENTRE PALABRAS. Bien, me alegra muchisimo qeu te guste, gtracias gracias, gracias.
MAR, hola.
RODOLFO; Esw cierto que importancia tiene.
MINUET. Espero seguir dando calor, y que tu lo recibas, un besso.
PRINCESA. Sssssssssssssssssssh.
TE SUSURRARÉ. Exacto, hay momentos en que hay que dejar hablar al cuerpo, a los dedos, los brazos, las manos, la lengua demasiado ocupada para decir palabra....
PRINCESA 115. Genial que te encantase.
40ÑERA. Quien sabe, tal vez, tengamos más.
JAUROLES. Si, están subiendo muchiiiisimo, y algo me dice que seguiran al alza.
Si que te han dado juego los "sssssssshhh"
ResponderEliminarMuy bueno.
Y yo pienso que alguien que es capaz de escribir un relato tan detallado será igualmente osado para hacerlo realidad si fue un sueño. Y si fue realidad, también hay otras dos letras que te podrán invitar a la lujuría: ummmmmmmmm!!!!
ResponderEliminarsin palabras!!!
ResponderEliminarun beso casto!!
¡Increíble historia! No tengo palabras.
ResponderEliminarVeo mucho Sabina en tu prosa... pero me ha gustado.
ResponderEliminar