Olvidé el padre nuestro, desde el padre hasta el no nos dejes caer en la tentación. Sobretodo el no nos dejes caer en la tentación. Me he caído tantas veces en ese lugar, y tantas allí he retozado, que quiero olvidarme una y otra vez.
Olvidé el cuento de la cigarra y la hormiga, sobretodo la parte de la hormiga que nos jode el verano y nos aburre el invierno.
Olvidé lo que causó aquellas lágrimas que surcaron mi cara para herir mi alma y dejar esta bonita cicatriz en el corazón.
Olvidé las gafas de sol en una chimenea de hadas, las llaves en cualquier sitio, el paraguas en los días de más lluvia del mediterráneo… Será que me gusta mojarme.
Olvidé lo largo de tus uñas y la fuerza de tus manos. Será que me gusta que arañes mi espalda.
Olvidé pedir permiso, llamar de usted, las normas de conducta lo políticamente correcto, la escalera de los trepas, la ropa de tapar vergüenzas, los guantes de seda que maltapan puños de hierro.
Olvidé poner el despertador, decirte que no, dejar de soñar contigo.
Olvidé los pasos de baile para seguir el ritmo del son que me tocan. La obediencia debida. Callarme la boca.
Olvidé ponerle hielo a tu copa, seguirte los pasos. Recordé quitarte la ropa.
Olvidé la herida que me hiciste, que siempre llego tarde, el lugar donde me amaste. Las compromisos incumplidos.
El camino de regreso, la canción que regalaste, la hora y el día de los desastres desesperados.
Olvidé el camino más corto, los atajos de los cobardes, el dolor de mis pasos. Donde escondí aquella chuleta, lo aprendido en el examen mejor aprobado.
Olvidé el buen sendero, las balas que esquivé, algunas normas de conducta, el dolor que no dejé. Tus malas cosas. Las pinturas de guerra. Cerrar las puertas. Cubrirme las espaldas. Aquella canción, alguna promesa, algún dolor.
Olvidé donde escondí la llave del cajón de sastre en el que guardaba todo aquello que mi espiritu olvidaba.
Olvidé lo difícil que se me hace olvidar.
Yo me olvido de casi todo... menos de lo que debo. La pregunta es... quiero?
ResponderEliminarCómo siempre un gustazo leerte.
Besos
Nunca olvidar fue tan bonito... dejar a un lado el deber de recordar es un lujo... quizás el truco está en solo recordar por repetición lo que uno siente...
ResponderEliminarUn besito, me ha encantado todo lo que olvidaste...
Yo nunca me olvido de pasar a verte, como dice la canción "yo paso por tu puerta casi todos los días, yo paso y tu decides cuando asomarte".....para el día a día, un pez total.
ResponderEliminarUn besito.
La memoria es muy lista.
ResponderEliminarBonito texto. Besos.
Olvidar es una dura tarea. ¡Pero qué bueno es no poder olvidar ciertas cosas!
ResponderEliminarUn saludo!
Pues yo olvido poco y nunca nunca olvido leerte.
ResponderEliminarBesos.
Me encantó el escrito, pero para haber olvidado al olvido, no se nota, porque recuerdas todo lo olvidado, jajajajaja, por lo menos capacidad de escribir tienes bastante amigo. Un abrazo desde mi soleado sur.
ResponderEliminarMira que m'agrada com escrius i com oblides.
ResponderEliminarUn bes des d'el sud.
M.
Lo único que no podemos olvidar es quines fuimos y la capacidad de ilusionarnos...aunque que más da! si siempre hay algo o alguien que nos hace recordar! o nos enseña todo de nuevo,
ResponderEliminar:)
Me ha gustado tu blog,hacerme hueco que me quedo!
Quien pudiera olvidar...
ResponderEliminarUn excelente texto, lleno de vida. Abrazos.
ResponderEliminarOlvidar... A veces tan necesario, otras en cambio lamentables... Pero, por dios, no pierdas las gafas de sol, que esta la cosa muy mala. ;P
ResponderEliminarGenial, como siempre. Un saludo!
Increíble Carlos, te aseguro que me dejaste sin palabras..bien pudiera ser una letra de una de las canciones del gran maestro Sabina..
ResponderEliminarEsto:
"Olvidé las gafas de sol en una chimenea de hadas, las llaves en cualquier sitio, el paraguas en los días de más lluvia del mediterráneo… Será que me gusta mojarme."
Es...no tengo palabras..simplemente me llegaste...
Gracias por compartir
..me has alegrado el día
Nos leemos
Besazos
Magnífico poema Carlos.
ResponderEliminarEl olvido es la felicidad de los vencidos y para ello tan solo hay que mudar la piel.
Un abrazo.
Me encanta. Yo quiero ese verano. Gracias por recordármelo.
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