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jueves, 28 de julio de 2011

HABLAME DE TI.

Aprovechemos este tenue solecillo de tarde de verano, esta vieja mesa de piedra redonda sin dueño ni amo. De las hojas de esta parra preñada de uvas deseando nacer en septiembre y encantadas de darnos sombra, de las hadas y elfos que deben de anidar en sus estambres. De La cervecita fresca y háblame de ti.

De las veces que has andado sola y descalza por la tierra mojada buscando tu corazón y algunas manzanas que lo curen. De tus noches lluviosas de inviernos sin calma, tus silencios, y secretos de luna nueva.

Háblame de ti, de cosas sin importancia. De tu color favorito. De tu número de calzado, (ves a saber, princesa, si algún día pierdes un zapato, lo encuentro y no sé el pie en el que coincide). De tu cantante preferido. De si te gustán los solos de guitarra de slash. De la comida con la que disfrutas. De lo que paso el mayo del año que naciste. De si lees poesía. De que sueles beber cuando estas triste. De que bebes cuando estás alegre. De ese paisaje que quedo en tu mirada perpetuamente soñando. De la peli que más te gusta. Del dolor del primer rechazo. De la alegría del primer éxito. De la borrachera que más te hizo reír. De ese viaje con amigas. Dime si te gusta gusta José Luís Sampedro y su vieja sirena.

Háblame de ti, de las heridas que te ha ido dejando la vida, de las veces que te han derramado sal en ese arañazo profundo y sangrante, dime de las cicatrices que han perpetuado en las entrañas y en el vientre, cuéntame de las que aún duelen en las frías noches de invierno cuando un tenebre viento de recuerdo sopla desde el norte. Dime si te apetece que sople en ellas, las bese para que se alivien en mi aliento y en mi boca. Si bebes café por las mañanas, si te despiertas de buen humor

Háblame de lo que sientes cuando se incumplen las promesas que tan celosamente guardaste en una caja de galletas de frambuesa envueltas en algodones azules. Háblame de ti, cuéntame si alguna vez has sentido que el amanecer no trae más que un nuevo día que tan sólo repite el anterior.

Háblame de ti, dime si te apetece otra Volldam, que sigamos hablando, que sigamos escuchando nuestras historias de dos desconocidos que tal vez se conozcan. Dime si te gusta el vino, la tinta de toro o el ull de llebre.

Háblame de ti, cuéntame de esos sueños que se han trasformado tan sólo en ásperas visiones incumplidas, en quimeras alegòricas de lo que pudo ser y no fue, de lo que debió ser y no se cumplió. Del humo perdido en esperanzas vanas.

Háblame de tus miedos y tus certezas. Miénteme un ratito diciendo que tú nunca mientes. Háblame y dime si te apetece que alguien esté a tu lado cuando te duela la cabeza y el alma para ofrecerte un zumo de naranja exprimida a mano y dejado con un beso en tu regazo junto a una caricia en forma de abrazo.

Cuéntame si alguna vez has soñado en perderte conmigo, o sin mi, en alguna playa paradisíaca sin números ni letras, desierta de dolor y de rabia de monotonía y de leyes, de normas, embargos y alquileres. Háblame de ti y dime si a veces te gusta estar sola.

jueves, 14 de julio de 2011

AÚN DUERMES

Aún duermes cuando el sol ya se ha desesperezado osado y resuelto en el lejano este, vigila tu sueño y alumbra las calles, da calor a los millones de granos de arena que te verán reír y volar cometas. Aún duermes cuando yo, satisfecho y gozoso, disfruto de la mañana y de mi despertar tranquilo mirando tus enormes pestañas cerrando tus ojos. Te miro y veo el futuro pugnando por salir en tu sonrisa.

Duermes y te miro absorto, respiras al ritmo de mis latidos con la cadencia de los tangos nocturnos. Aún duermes y fuera el mundo gira, sin detenerse ni dejar que nadie se baje a pesar de los deseos de muchos de abandonarlo, sufre y ríe, gana y pierde, permanece en crisis y en guerras. Tú, aún no sabes de derrotas, ni de promesas o sueños incumplidos. Duermes y aquí dentro, paraíso de esperanza primigenia, asomado a tus pupilas medio abiertas oliendo tu piel y tus manos nada de eso importa.


Aún duermes sin ser plenamente consciente que la vida es eterna. Eterna mientras dura. Ni que las locuras que más lamentarás serán aquellas que no cometas. Que la vida es fascinante tan sólo debes mirarla desde el prisma apropiado. Que el mundo ha sido creado para vivirlo, cuidarlo, disfrutarlo. Aún duermes y yo custodio tu sueño, agradecido de que no sean pesadillas, te miro. Duermes y eres inconsciente que jamás podrán matarse los sueños por más que se mate a los soñadores.

Duermes, y te contemplo, me pregunto que soñaras, que pasará por esa bella cabecita con su pelo castaño, casi negro de noche sin Luna, sin saber que dejará posado entre algodones el viejo Morfeo tumbado en su doncel de Amapolas; Tal vez recuerdos del día anterior, de las gracias que compartimos, de las tonterías que te decimos, de las canciones que me invento y maltecanto, de las carantoñas y las caricias depositadas con cariño y mimo en tu espalda y el huequito de tus manos. Tal vez en tu modorra recuerdes “els entrepans de petons” y por eso sonríes sin despertarte.

Duermes y tu pecho sube y baja henchido del aire de felicidad que has traído a esta casa, que has arrojado a mis bolsillos, que has regalado a mis ojos. Que has depositado en todos los recovecos de mi corazón, incluso en lugares que yo no sabía que existian y que nadie ha llegado y que nadie ocupara más que tú.

Yo permanezco a tu lado hipnotizado por esa carcajada que te surge en sueños.

Aún duermes a pesar de que allá en el jertes ya no quedan cerezas, de que Idún sigue cuidando el manzano que engendra la fruta que todo lo cura, esa que yo iré a buscar si te es precisa. (otro cuento que ya te contaré...) Duermes sin que las constelaciones ni los planetas dejen de girar ni cambien su curso, sin embargo tú ya has cambiado por completo las veredas por las que transcurre mi vida y mi tiempo.

Aún duermes… y al despertarte subiendo tus bracitos, tus manos hacia mi boca para recibir los primeros besos de la jornada y regalarnos el primer ramillete de sonrisas del día haces que el mundo empiece ahí, justo en ese instante.

lunes, 11 de julio de 2011

HAIKU 3

Ayer dormía media la luna
y el ladrón de sonrisas
Soñaba a ritmo de tango