Aún duermes cuando el sol ya se ha desesperezado osado y resuelto en el lejano este, vigila tu sueño y alumbra las calles, da calor a los millones de granos de arena que te verán reír y volar cometas. Aún duermes cuando yo, satisfecho y gozoso, disfruto de la mañana y de mi despertar tranquilo mirando tus enormes pestañas cerrando tus ojos. Te miro y veo el futuro pugnando por salir en tu sonrisa.
Duermes y te miro absorto, respiras al ritmo de mis latidos con la cadencia de los tangos nocturnos. Aún duermes y fuera el mundo gira, sin detenerse ni dejar que nadie se baje a pesar de los deseos de muchos de abandonarlo, sufre y ríe, gana y pierde, permanece en crisis y en guerras. Tú, aún no sabes de derrotas, ni de promesas o sueños incumplidos. Duermes y aquí dentro, paraíso de esperanza primigenia, asomado a tus pupilas medio abiertas oliendo tu piel y tus manos nada de eso importa.
Duermes y te miro absorto, respiras al ritmo de mis latidos con la cadencia de los tangos nocturnos. Aún duermes y fuera el mundo gira, sin detenerse ni dejar que nadie se baje a pesar de los deseos de muchos de abandonarlo, sufre y ríe, gana y pierde, permanece en crisis y en guerras. Tú, aún no sabes de derrotas, ni de promesas o sueños incumplidos. Duermes y aquí dentro, paraíso de esperanza primigenia, asomado a tus pupilas medio abiertas oliendo tu piel y tus manos nada de eso importa.
Aún duermes sin ser plenamente consciente que la vida es eterna. Eterna mientras dura. Ni que las locuras que más lamentarás serán aquellas que no cometas. Que la vida es fascinante tan sólo debes mirarla desde el prisma apropiado. Que el mundo ha sido creado para vivirlo, cuidarlo, disfrutarlo. Aún duermes y yo custodio tu sueño, agradecido de que no sean pesadillas, te miro. Duermes y eres inconsciente que jamás podrán matarse los sueños por más que se mate a los soñadores.
Duermes, y te contemplo, me pregunto que soñaras, que pasará por esa bella cabecita con su pelo castaño, casi negro de noche sin Luna, sin saber que dejará posado entre algodones el viejo Morfeo tumbado en su doncel de Amapolas; Tal vez recuerdos del día anterior, de las gracias que compartimos, de las tonterías que te decimos, de las canciones que me invento y maltecanto, de las carantoñas y las caricias depositadas con cariño y mimo en tu espalda y el huequito de tus manos. Tal vez en tu modorra recuerdes “els entrepans de petons” y por eso sonríes sin despertarte.
Duermes y tu pecho sube y baja henchido del aire de felicidad que has traído a esta casa, que has arrojado a mis bolsillos, que has regalado a mis ojos. Que has depositado en todos los recovecos de mi corazón, incluso en lugares que yo no sabía que existian y que nadie ha llegado y que nadie ocupara más que tú.
Yo permanezco a tu lado hipnotizado por esa carcajada que te surge en sueños.
Aún duermes a pesar de que allá en el jertes ya no quedan cerezas, de que Idún sigue cuidando el manzano que engendra la fruta que todo lo cura, esa que yo iré a buscar si te es precisa. (otro cuento que ya te contaré...) Duermes sin que las constelaciones ni los planetas dejen de girar ni cambien su curso, sin embargo tú ya has cambiado por completo las veredas por las que transcurre mi vida y mi tiempo.
Aún duermes… y al despertarte subiendo tus bracitos, tus manos hacia mi boca para recibir los primeros besos de la jornada y regalarnos el primer ramillete de sonrisas del día haces que el mundo empiece ahí, justo en ese instante.
Duermes, y te contemplo, me pregunto que soñaras, que pasará por esa bella cabecita con su pelo castaño, casi negro de noche sin Luna, sin saber que dejará posado entre algodones el viejo Morfeo tumbado en su doncel de Amapolas; Tal vez recuerdos del día anterior, de las gracias que compartimos, de las tonterías que te decimos, de las canciones que me invento y maltecanto, de las carantoñas y las caricias depositadas con cariño y mimo en tu espalda y el huequito de tus manos. Tal vez en tu modorra recuerdes “els entrepans de petons” y por eso sonríes sin despertarte.
Duermes y tu pecho sube y baja henchido del aire de felicidad que has traído a esta casa, que has arrojado a mis bolsillos, que has regalado a mis ojos. Que has depositado en todos los recovecos de mi corazón, incluso en lugares que yo no sabía que existian y que nadie ha llegado y que nadie ocupara más que tú.
Yo permanezco a tu lado hipnotizado por esa carcajada que te surge en sueños.
Aún duermes a pesar de que allá en el jertes ya no quedan cerezas, de que Idún sigue cuidando el manzano que engendra la fruta que todo lo cura, esa que yo iré a buscar si te es precisa. (otro cuento que ya te contaré...) Duermes sin que las constelaciones ni los planetas dejen de girar ni cambien su curso, sin embargo tú ya has cambiado por completo las veredas por las que transcurre mi vida y mi tiempo.
Aún duermes… y al despertarte subiendo tus bracitos, tus manos hacia mi boca para recibir los primeros besos de la jornada y regalarnos el primer ramillete de sonrisas del día haces que el mundo empiece ahí, justo en ese instante.
Que bonita espera, contemplando la belleza dormida. Es una entrada muy tierna, preciosa.
ResponderEliminarUn beso muy grande
Qué fantástico, amigo. Tengo dos nietos que me producen esa misma ternura, ese dolor casi insoportable de felicidad en el pecho. Un abrazo
ResponderEliminarComtemplar a un bebé dormido, y más cuando se trata de un hijo, es contemplar la verdadera inocencia, belleza, amor y un futuro acechando sobre su cabecita.
ResponderEliminarTus palabras hacia esa criaturita son bellísimas, Carlos, parecidas al catón clásico que el padre proporciona al hijo.
Disfrútalo mucho.
Un abrazo.
Un pedacito exquisito de rutina. Con lo siemple, ¿verdad Carlos? que es empezar bien el día. Hacía tiempo que me había olvidado de ese bálsamo matutino. Gracias por hacerme recuperar algo tan a mano, sencillo y rico.
ResponderEliminarMagnífico, cuando se está enamorado verla dormir puede ser un placer infinito. Además he visto en la entrada de abajo que haces haikus, será un placer seguirte. Saludos.
ResponderEliminarPrecioso Carlos…belleza e infinita ternura y sensibilidad en tus palabras, sin duda reflejo del maravilloso momento por el que estás pasando…
ResponderEliminarUn placer visitarte amigo ;-)
Muackss!!
Precioso, disfruta siempre de esos despertares
ResponderEliminarUn besazo!!
¡UAUUU! Hacia tiempo que no pasaba por aquí, pero ha valido la pena pasarme y leer este post de amor y esperanza. Gracias por compartir estos momentos desde el corazón. Besos.
ResponderEliminarQue paz ver dormir a un niño, es como un paseo por la playa en otoño.
ResponderEliminarLo que describes es el amor más puro, me alegro por ti y gracias por compartirlo.
"Duermes y te miro absorto, respiras al ritmo de mis latidos con la cadencia de los tangos nocturnos"
ResponderEliminarEs tan, tan bonic... Petons!
Se respira tantísima felicidad leyendo lo que escribes... ¡Precioso!
ResponderEliminarMe quedo con: "Que la vida es fascinante, tan sólo debes mirarla desde el prisma apropiado". Totalmente de acuerdo ;)
¡Un saludo!
La verdad es que no hay mejor despertar que es, ese ramillete de besos, abrazos y sonrisas!
ResponderEliminarYo quiero dormir así!!!
Un besote y mis caricias
..bello despertar amigo...
ResponderEliminarNos leemos
Besos