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jueves, 6 de junio de 2013

PODRÍA

PODRÍA
Podría escribir sobre las mujeres que me amaron, a las que amé, y con las que ahora tan sólo comparto un pasado, unas caricias olvidadas en la espalda, alguna canción y una puerta cerrada, unos recuerdos, alguna herida y una piedra en la mochila. Ese ligero aire de incerteza que de vez en cuando se entretiene en mi pelo jugando con lo que pudo ser y no pasó.

Podría escribir de la indignación y la rabia que se aprieta en mis nudillos al escuchar las frías cifras de paro, lo truculento de un desgraciado que mata mujeres en su gimnasio. Sobre el enojo que aprieta en mi cabeza al leer que van a expedientar a un bombero que rehusó desahuciar de su casa a una anciana. Sobre la admiración a hombres como este y sobre el deseo de defenderle en ese expediente. (amigo no leerás esto, pero aquí estoy.)

Podría escribir sobre este recién nacido verano, sobre las canciones que he olvidado y los nombres que han pasado sin pena ni gloria a mi lado. Sobre las puertas abiertas que los rayos de sol dejan a la madrugada en el quicio de tu puerta. Sobre el delicioso sabor del vino cuando es compartido, con risas o con lagrimas. Sobre las cervezas fresquitas que compartiremos cuando el sol se esconda tras las montañas de mi playa. Sobre el delicioso sabor del pan de centeno, del queso y la uva en tu boca.

Podría escribir, ya ves, sobre los poemas de Catulo, o tal vez coger esta poesía  de Omar Khayyam :  ¿Que yo del vino soy devoto ciego?
        Y bien, lo soy.
¿Que soy infiel, idólatra del fuego?
        Y bien, lo soy.

Cada uno de mí en su idea fía;
mas yo, dueño de mí, tengo la mía:
         Soy lo que soy.
y comentarlo divertido y afable  intentando esclarecer las trampas que habitan en el corazón y sus recovecos.

Podría escribir sobre los cuentos que aún no te he contado,  o de aquellos que te he susurrado en las lunas de cuarto menguante, de vino y de rosas. Sobre la vida tras el arcoíris y sus manzanas. Sobre dioses olvidados. Sobre el lugar en que se enseñorearon héroes y villanos. Sobre la arena del desierto y el brillo de su noche. De la soledad del cierzo y la tristeza en tramontana. De la alegría que nos espera tras esa esquina. De este mundo que está bajo nuestros pies.

Podría escribir de las llaves que guardan secretos y de las que abren los libros escondidos bajo ellas. De lámparas de plata y terciopelo. De sirenas y serpientes. De un sol de invierto. De la huella de tu voz recorriendo el sendero de los dias. De un caballo loco, del incienso encendido. De las velas alumbrando el cuadro de Glorian Gray. De sexo al sur de tu ombligo y al final de tu espalda, de la saliva compartida. De los días que vendrán, de las noches olvidadas.

Podría escribir sobre el millón de agujas y rayos de luna que tus ojos clavan en mi mirada. Sobre la fiera que viviría por aquí cerca si mi paz no se meciera en tus rizos. Sobre el delicioso sonido que hacen tu culo y la palma de mi mano. Sobre el gozo asentado en mis manos, cuando mis dedos juegan con tu pelo, y tú, soplando, lo apartas de tu cara. Sobre el vacío carmesí que se aposenta en mi cama cuando duermo tan solo como algunas estrellas. Sobre la sequía de mi boca sin la humedad de tus labios.

Pero hoy,  ya ves, hoy…..  mis dedos estarán quietecitos y no escribiré  nada.