PODRÍA
Podría escribir sobre las mujeres
que me amaron, a las que amé, y con las que ahora tan sólo comparto un pasado,
unas caricias olvidadas en la espalda, alguna canción y una puerta cerrada,
unos recuerdos, alguna herida y una piedra en la mochila. Ese ligero aire de
incerteza que de vez en cuando se entretiene en mi pelo jugando con lo que pudo
ser y no pasó.
Podría escribir de la indignación
y la rabia que se aprieta en mis nudillos al escuchar las frías cifras de paro,
lo truculento de un desgraciado que mata mujeres en su gimnasio. Sobre el enojo
que aprieta en mi cabeza al leer que van a expedientar a un bombero que rehusó
desahuciar de su casa a una anciana. Sobre la admiración a hombres como este y
sobre el deseo de defenderle en ese expediente. (amigo no leerás esto, pero
aquí estoy.)
Podría escribir sobre este recién
nacido verano, sobre las canciones que he olvidado y los nombres que han pasado
sin pena ni gloria a mi lado. Sobre las puertas abiertas que los rayos de sol
dejan a la madrugada en el quicio de tu puerta. Sobre el delicioso sabor del
vino cuando es compartido, con risas o con lagrimas. Sobre las cervezas
fresquitas que compartiremos cuando el sol se esconda tras las montañas de mi
playa. Sobre el delicioso sabor del pan de centeno, del queso y la uva en tu
boca.
Podría escribir, ya ves, sobre los poemas de Catulo, o tal
vez coger esta poesía de Omar Khayyam : ¿Que yo del vino soy devoto ciego?
Y bien, lo soy.
¿Que soy infiel, idólatra del fuego?
Y bien, lo soy.
Cada uno de mí en su idea fía;
mas yo, dueño de mí, tengo la mía:
Soy lo que soy.
Y bien, lo soy.
¿Que soy infiel, idólatra del fuego?
Y bien, lo soy.
Cada uno de mí en su idea fía;
mas yo, dueño de mí, tengo la mía:
Soy lo que soy.
y comentarlo divertido y afable intentando esclarecer las trampas que habitan
en el corazón y sus recovecos.
Podría escribir sobre los cuentos
que aún no te he contado, o de aquellos
que te he susurrado en las lunas de cuarto menguante, de vino y de rosas. Sobre
la vida tras el arcoíris y sus manzanas. Sobre dioses olvidados. Sobre el lugar
en que se enseñorearon héroes y villanos. Sobre la arena del desierto y el
brillo de su noche. De la soledad del cierzo y la tristeza en tramontana. De la
alegría que nos espera tras esa esquina. De este mundo que está bajo nuestros
pies.
Podría escribir de las llaves que
guardan secretos y de las que abren los libros escondidos bajo ellas. De lámparas
de plata y terciopelo. De sirenas y serpientes. De un sol de invierto. De la
huella de tu voz recorriendo el sendero de los dias. De un caballo loco, del
incienso encendido. De las velas alumbrando el cuadro de Glorian Gray. De sexo
al sur de tu ombligo y al final de tu espalda, de la saliva compartida. De los
días que vendrán, de las noches olvidadas.
Podría escribir sobre el millón de
agujas y rayos de luna que tus ojos clavan en mi mirada. Sobre la fiera que
viviría por aquí cerca si mi paz no se meciera en tus rizos. Sobre el delicioso
sonido que hacen tu culo y la palma de mi mano. Sobre el gozo asentado en mis
manos, cuando mis dedos juegan con tu pelo, y tú, soplando, lo apartas de tu
cara. Sobre el vacío carmesí que se aposenta en mi cama cuando duermo tan solo
como algunas estrellas. Sobre la sequía de mi boca sin la humedad de tus
labios.
Pero hoy, ya ves, hoy….. mis dedos estarán quietecitos y no escribiré nada.