Llega el Otoño. Parecía que el calor del sol de verano no quería abandonar tus ojos ni dejar de calentar tus manos y mi espalda, se resistía a marchar a otras latitudes en las que también se le necesita. Se resistía a abandonar mi mediterráneo y tu pelo. Pero la vida sigue y su ciclo es imparable y necesario. Es tiempo de guardar el “ganao” de recoger la última cosecha. De empezar a hacer el vino que tu y yo disfrutaremos de aquí a unos años. De aquí a un momento.
Samain era, antes de que los curas nos llenaran de pecados de miedos a follar y a amar y de festividades copiadas, como llamaban los antiguos celtas a su celebración más importante. El día más importante de todos los del año. Se asociaba esa noche, siempre bajo las estrellas fijas y errantes de un cielo más limpio, más alto y lejano tal vez, con el momento en que el “otro mundo” –Sidh creo que lo llamaban- se abría a nuestro mundo. Era el momento ideal para recordar a los que ya no están para cuidar a los que ya se fueron. Darles el abrazo que dejaste olvidado en tu regazo.
No estaría nada mal, que una vez al año, tan sólo una, pudiera abrirse esa puerta y volver a abrazar a los tuyos. Esperarlo con el olor del viejo café que preparaba mientras estudiabas cosas que con el tiempo resultaron no ser tan importantes. Abrir tu casa y dejar bajo el sofá o sobre tu mesa una pastilla de jabón de manos. Esperar a que llegue la noche que las estrellas brillen un poquito más que de costumbre, y la niebla de otoño baje de las montañas trasportando olor a romero silvestre, a pino y resina, y traiga a nuestros seres queridos para presentarles a los que no conocen. Ofrecerles rovellons, castañas y panellets. Compartir una noche, otra noche y un penúltimo abrazo hasta el año siguiente.
Durante la noche de Samaín, los espíritus volvían andando tranquilos, con paso cadencioso y seguro por los montes, las calles que tantas veces anduvieron en vida, con una sonrisa en la cara para los queridos. Un ramillete de rosas recién cortadas en las manos sin cadenas. Nos advertían de las almas malignas que nos llevarían a sitios que no entendemos ni queríamos ir. Nos dirían que siguen pensando en nosotros en ese otro lugar. Que todo irá bien. Que todo pasa y todo llega, que todo continua, que la vida es un ciclo que empieza y acaba para nunca acabar. Que tras haber llorado por ellos no hay nada mejor que reunirse alrededor de una hoguera de noche sin fin beber y decir lo que no se ha dicho, lo que se ha callado. Parar unas horas el tiempo y la vida. Que esa noche sea sólo para ti. Para que mañana, tras recoger las cenizas de las hogueras de lo que pudo haber sido, de recoger la casa y el dolor continuar un poco más.
Llega el Otoño, y atrás queda el exceso de calor del sol, la uva recién cogida. Aquí están las primeras lluvias regando tus pestañas empapando tu pelo de esperanzas y futuro. Bienvenido el vino ya criado, los rovellons recién cortados, las castañas, setas, girgolas, piñones y panellets, las liebres intentando no ser cazadas, (bien por las que lo consigan), los abedules, los fresnos los hibiscos y los brezos Aquí está de nuevo la vida brillando para ser vivida, aún con algo más de ropa, aún con un poco de frio. Pero esta noche, esta que está por venir es para todos los que estamos y para los que se fueron.
Siempre aprendo algo con tus escritos, aparte del gusto de leerte.
ResponderEliminarNo creo que me gustara esa noche, ver aparecer los que se fueron para siempre uffff va a ser que no.
Besos.
Ojala puedieramos abrazar cada año a los que ya no estan, volver a sentir su presencia, su calor, regalarles una sonrisa complice que les diga "yo estoy exprimiendo al maximo todos los segundos por vosotros, para que me veáis saborear cada pizca de mi vida".
ResponderEliminarQuins panallets són els teus preferits? jo em quedo amb els de pinyons, sens dubte... Petons
Me encantaría poder abrazar a varios y dejar que mis ojos se humedecieran con el llanto por la alegría de volver a sentirlos cerca y no por la tristeza de la lejanía
ResponderEliminarHemosas tus letras amigo
Un beso
Las prisas no me han hecho entender hasta que te he leído que también por aquí, en unos pelos castaños y un poco más largo, se enredó aquella primera gota de agua. Y me has hecho recordar aquella otra gran mujer a la que ya no le llega el agua.
ResponderEliminarCarlos, haces que uno ame ese otoño de uvas, vinos y amores.
ResponderEliminarYo me quedo con el vinillo, que apunto maneras, el otoño siempre me pone un poco triste y algunas fechas más, pero una vez superadas, a beber que son dos días ¡Hip!
ResponderEliminarUn besote.
Que bonita palabra: Samain. He leido tu entrada con gusto y he aprendido algo nuevo. Un beso Lola
ResponderEliminarAquí está de nuevo la vida brillando para ser vivida, aún con algo más de ropa, aún con un poco de frio.
ResponderEliminarGenial como siempre.
Un abrazo
Hoy es una tarde triste para mi, envolverme con este escrito que he releido tres veces es perderme en tu mundo y sentir mas de la cuenta.
ResponderEliminarHermoso.
Besos
En estos dias por National Geographic hablaban de Samain...
ResponderEliminarBesitos..!!
Tierno y entrañable…sabor a vino y a castañas, cerca del fuego…
ResponderEliminarHe disfrutado leyéndote, como siempre ;-)
Muackss!!
Gracias porque con tu escrito has conseguido que huela el otoño y que sienta el cambio de estación , también he recordado a los que ya no están, bueno, aunque yo creo que que siempre se quedan entre nosotros. Besos, es un placer leerte.
ResponderEliminarNIEVES LM. tienes razón, verles aparecer por la puerta debe de ser algo.. impactante?
ResponderEliminarLUCIERNAGAS. Sens dubte... els de pinyons, son els millors.
40ÑERA, a mi también. a quien no?
MARIETA. Me alegro haberte traido recuerdos.
RODOLFO. Aunque parezca mentira, a mi el Otoño me encanta, es mi estación favorita. Nos vemos un saludo amigo.
ODRY. Pues, si, a vivir y beber que son dos dias.
LOLA. VErte en este rinconcito siempre es un placer.
AMELIA.gracias un beso.
MINA.Lamento que lo leyeras en un momento triste. Me alegra, por otro lado, que en cierto modo lo disfrutaras.
Sabes? hay ocasiones enlas que incluso la tristeza tiene cabida en esta aventura estupenda que es la vida.
un beso, de esos que curan tristetzas
AFRODITA. Me encantaria ver ese documental. Supongo que andara por youtube o algúnlugar. lo buscaré.
un beso.
GINEBRA.No sabes lo feliz que me hace saber que disfrutas con mis escritos.
IRIS. De nada, es más que unplacer que me leas.
Sinceramente yo me acuerdo de los que ya no están otros días, no uno en especial, pero si me gustaría que el portal se abriera unos segundos por lo menos para volver a escuchar sus voces, acariciar sus rostros... Un abrazo.
ResponderEliminarBuena filosofia...sABES APROVECHAR EL MOMENTO...mE ENCANTO TU ESCRITO.
ResponderEliminarbESITOS NOCTURNOS...
Desde muy lejos vivo alla arriba en un castro milenario,ja,ja,ja,....
India.
Si pudiera ser real y verlos durante un segundo......
ResponderEliminarprecioso como todo lo que esribes, gracias por dejarme un beso en esos dias malos
Un besazo
Samain... curiosa puerta, con la que nos deleitas una vez más de tu hondo pozo de sabiduria.. Viene al pelo a lo que estos días estoy comentando... y es que las fiestas paganas.. como Hallowen..(de las narices) una vez más nos hacen olvidar y alejarnos de la verdadera sabiduria de la tierra y de los recuerdos de nuestros ancestros. Muy bien nos vendría que atravesaran esta puerta de vez en cuando para enseñarnos como vivir, sin tantas 'patrañas' consumistas y vacias de contenido para el alma... He dicho!! ;-))
ResponderEliminarHe caído por aquí dando vueltas en el mar de los blogs, y he aprendido cosas nuevas y conocido una forma de escribir q me parece fascinante, con retales de artistas como Ismael Serrano o Joan Manuel Serrat, dos de los más grandes!
ResponderEliminarTomo nota de estas coordenadas para dejarme caer por estos lares, será como un salvavidas a la rutina!
pd. Sería genial poder tener un penúltimo abrazo con todas las personas q se han ido...
Abrazos!!