El pasado día 2 de mayo un puñadito de superpreparados chicos de el grupo de operaciones especiales Navy Seals, de los todopoderosos EE.UU. Entraron en una “mansión” situada a unos cuantos kilómetros de Islamabad, en un lugar de impronunciable nombre Abottabad, allí abatieron a tiros y mataron de un tiro en la cabeza a Osama Bin Laden. Ese hombre con aspecto frágil de patética barba y aparentemente débil anciano de tan sólo cincuentaycuatro años, armado siempre de su inseparable bastón y su más inseparable Kalashnikov. Casi un viejo que, dormía en el suelo de una gruta y se alimentaba de verduras, yogur, sopa y pan afgano, que se escapo del ejercito con más medios del universo a lomos de una mula torda.
No voy a decir que este hombre no mereciese la muerte, no lo sé, es posible que si, o tal vez no. Lo que si que está claro es que los humanos somos incapaces de traer a un muerto al mundo de los vivos. Deberíamos, por ello, ser muy cautos al enviar a un vivo al mundo de los muertos.
Lo que más me ofende, lo que más me humilla no es la muerte de este hombre y de cuatro personas más: (un hijo mayor de edad del terrorista, su mensajero y un hermano de este y una mujer al parecer una de sus esposas) si no el hecho de que lo han ejecutado, lo han asesinado, lo han ajusticiado. Y perdonarme, llamarme soñador o utópico, pero yo estoy en contra de los ajusticiamientos (y de la pena de muerte, pero ese es otro tema).
Se supone que somos los buenos, que nuestra cultura, nuestra civilización que ha costado años de sudor, lagrimas y sangre a cientos de miles de personas es una lumbre de esperanza que debería brillar entre los negros desastres causados por algunos asesinos. Que hacemos unas normas y que las respetamos. Que no ofendemos ni nos burlamos de los demás con la desvergonzoneria, no sólo de matar con un tiro en la cabeza a un hombre, que por muy peligroso que fuera estaba desarmado, sino de además decir que vivía en una lujosa mansión ¿habéis visto las fotos del lugar? Más cutre imposible, no es preciso manipular la opinión pública. Tirarlo al mar, ofendiendo no sólo a los vivos, sino sin respetar tan siquiera a los muertos (quizá la muerte es lo único que nos Auna a todos. Al menos los muertos por muy enemigos que hayan sido deberían merecer un respeto) Se supone que somos los buenos, que queremos ser los buenos.
Recordemos los juicios de Nuremberg tras la segunda guerra mundial, los políticos de esa época no tan lejana se pusieron rápidamente de acuerdo para redactar la carta de Londres que permitió y estableció los términos legales y los procedimientos para conocer de los crímenes de guerra, contra la humanidad y contra la paz. Muchos de los líderes Nazis fueron juzgados. Legalmente juzgados. ¿Por qué no lo hicimos con ese hombre?
Aún en el hipotético caso de que este hombre mereciese la muerte, hubiera merecido también un juicio, una corte o un jurado que lo condenase. (También podemos deducir que los anormales que se saltan un semáforo en rojo a 150km/h. se merecen una bofetada, y a nadie ni a ningún gobierno civilizado se le ocurriría hacerlo) Lo siento, puedo ser un utópico, sí, pero estoy en contra de las ejecuciones, de los ajusticiamientos, de los tiros en la nuca de quien se erige en juez jurado y verdugo y dicta una inapelable sentencia de muerte, y tira el cadáver al mar impidiendo, de ese modo, ningún tipo de control sobre sus desaguisados.
Y ahora qué? A buscar al segundo “de a bordo” de Al Qaeda, el médico egipcio Ayman al Zawahiri, y Obama, por cierto premio Nobel de la paz, ordenar orgulloso su ejecución.
¿Qué pasará cuando las decisiones de “los buenos” sean peores que las actuaciones de “los malos”?
¿Qué tipo de sociedad se verá reflejada en los sucios espejos prestados por la justicia, si matamos a nuestros enemigos?
¿Qué sociedad, que lecciones les estamos dando a los que vendrán? Si alguien me molesta lo elimino. Yo me niego. Salir a festejar la muerte de un ser humano…..
No voy a decir que este hombre no mereciese la muerte, no lo sé, es posible que si, o tal vez no. Lo que si que está claro es que los humanos somos incapaces de traer a un muerto al mundo de los vivos. Deberíamos, por ello, ser muy cautos al enviar a un vivo al mundo de los muertos.
Lo que más me ofende, lo que más me humilla no es la muerte de este hombre y de cuatro personas más: (un hijo mayor de edad del terrorista, su mensajero y un hermano de este y una mujer al parecer una de sus esposas) si no el hecho de que lo han ejecutado, lo han asesinado, lo han ajusticiado. Y perdonarme, llamarme soñador o utópico, pero yo estoy en contra de los ajusticiamientos (y de la pena de muerte, pero ese es otro tema).
Se supone que somos los buenos, que nuestra cultura, nuestra civilización que ha costado años de sudor, lagrimas y sangre a cientos de miles de personas es una lumbre de esperanza que debería brillar entre los negros desastres causados por algunos asesinos. Que hacemos unas normas y que las respetamos. Que no ofendemos ni nos burlamos de los demás con la desvergonzoneria, no sólo de matar con un tiro en la cabeza a un hombre, que por muy peligroso que fuera estaba desarmado, sino de además decir que vivía en una lujosa mansión ¿habéis visto las fotos del lugar? Más cutre imposible, no es preciso manipular la opinión pública. Tirarlo al mar, ofendiendo no sólo a los vivos, sino sin respetar tan siquiera a los muertos (quizá la muerte es lo único que nos Auna a todos. Al menos los muertos por muy enemigos que hayan sido deberían merecer un respeto) Se supone que somos los buenos, que queremos ser los buenos.
Recordemos los juicios de Nuremberg tras la segunda guerra mundial, los políticos de esa época no tan lejana se pusieron rápidamente de acuerdo para redactar la carta de Londres que permitió y estableció los términos legales y los procedimientos para conocer de los crímenes de guerra, contra la humanidad y contra la paz. Muchos de los líderes Nazis fueron juzgados. Legalmente juzgados. ¿Por qué no lo hicimos con ese hombre?
Aún en el hipotético caso de que este hombre mereciese la muerte, hubiera merecido también un juicio, una corte o un jurado que lo condenase. (También podemos deducir que los anormales que se saltan un semáforo en rojo a 150km/h. se merecen una bofetada, y a nadie ni a ningún gobierno civilizado se le ocurriría hacerlo) Lo siento, puedo ser un utópico, sí, pero estoy en contra de las ejecuciones, de los ajusticiamientos, de los tiros en la nuca de quien se erige en juez jurado y verdugo y dicta una inapelable sentencia de muerte, y tira el cadáver al mar impidiendo, de ese modo, ningún tipo de control sobre sus desaguisados.
Y ahora qué? A buscar al segundo “de a bordo” de Al Qaeda, el médico egipcio Ayman al Zawahiri, y Obama, por cierto premio Nobel de la paz, ordenar orgulloso su ejecución.
¿Qué pasará cuando las decisiones de “los buenos” sean peores que las actuaciones de “los malos”?
¿Qué tipo de sociedad se verá reflejada en los sucios espejos prestados por la justicia, si matamos a nuestros enemigos?
¿Qué sociedad, que lecciones les estamos dando a los que vendrán? Si alguien me molesta lo elimino. Yo me niego. Salir a festejar la muerte de un ser humano…..
Bueno, yo no te llamaría utópico por estar en contra de la pena de muerte para cualquier ser humano. Yo tambien estoy en contra, y creo que cualquier persona con dos dedos de frente puede estarlo. Pero si te llamaría utópico por considerar a este mundo occidental (Europa y EEUU, se entiende)como el mundo de los buenos. Posiblemente, el sistema que ahora tenemos sea el peor del planeta. Y nos lo demuestran dia a dia los políticos, desde el político local hasta Zapatero, Sarkozy u Obama, que hacen uso del terrorismo para luchar contra eso mismo, contra el terrorismo. Que Obama tenga el Nobel de la Paz me parece ridículo, y sin embargo, ahí sigue, defendiendo a sus marines de mucho músculo y poco cerebro. No se si Bin Laden merecía ese destino, y ahora ya es tarde. Lo que si tengo claro es que existen actualmente muchos personajes, mucho banquero y mucho político que no merecen su poder, no merecen ocupar los puestos que ocupan y no tienen ningún derecho a manejar a sus ciudadanos como esclavos.Y a nadie le pasa por la cabeza emular el final de Bin Laden.
ResponderEliminarSalud!
¿¿Cuando aprenderemos que el odio trae consigo aún más odio??
ResponderEliminarSaludos amigo.
si no hubiese en "juego" una vida, me hubiese dado pena la poca calidad moral de obama, pero en este caso, lo que me produce es miedo, porque desaparecen las garantías de actuar con respeto hacia los otros y asumir la dignidad de todo ser humano,
ResponderEliminargracias por tu comentario :)
Complejo dilema moral....
ResponderEliminarPor un lado, el derecho a la justicia a veces nos duele, y mucho, porque el cuerpo nos pide un tiro en la cabeza, una violación en masa (pederastas) o despeñamiento tipo los espartanos. Y justamente para evitar ese instinto están los juicios.
Pero por otro lado, y siendo quirúrgicamene prácticos, un Osama en Estados Unidos hubiera producido un baño de sangre con sus gentes secuestrando y poniendo precio a la cabeza de inocentes a cambio de la de un loco lunático.
Yo no estoy a favor de hacer las cosas así y no lo voy a justificar a pesar de ser un asesino como el.
ResponderEliminarUn saludo.
Jamas he festejado la muerte de nadie, por respeto a los que le quisieron en vida, si es que hubo alguien que le quisiera, pero no puedo negar que pena no me dió. A mi me parece que a esos que tu llamas buenos, en los que creo que estamos todo el hemisferio norte, lo queramos o no, ya estamos un poco hartos de poner la otra mejilla, de seguir las leyes de los derechos humanos que ellos no cumplen ni cumpliran jamás. Porque ellos hablan en otro idioma y no me refiero al de la lengua, sino al de los actos.
ResponderEliminarNo sólo no hay que festejarlo, además hay que condenar estos hechos y me alegra que tú lo hayas hechos.
ResponderEliminarNo me alegré en absoluto, me entristecí, me indigné y me avergoncé
Como decía Gandhi: ojo por ojo y el mundo acabará ciego.
Un abrazo.
Buena entrada Carlos, particularmente, nunca he sido partidaria de la muerte de nadie, ya que nadie es quién para ejecutar por cuenta propia, soy más bién partidaria del encerramiento carcelario hasta el fin de los días de esa persona.
ResponderEliminarAsí no se puede actuar, de tdas formas hay mucha gente que no cree qu lo hayan matado, sino que ha sido simplemente un callar las bocas. Quién sabe, vete a saber lo que en realidad han hecho.
yo tampoco me alegre!
ResponderEliminarbesitos
Hola Carlos, te leo a diario, aunque pocas veces comento.. si te pasas por mi blog entenderás esto:
ResponderEliminarPaso para decirte que, aunque, casi con toda seguridad mi blog pase a manos de un autor en adopción (estoy buscando uno que siga mi trabajo hasta ahora), quiero decirte que seguiré leyéndote y comentando..Minuet no desaparece del todo.
Gracias por compartir
Bsos
No cabe duda, Carlos, que Obama llegó a la presidencia de EE:UU, con muchas ilusiones que ha ido perdiendo por el camino. La política te come cuando quieres reformar, cuando esperas hacer un mundo mejor. Al final Obama se ha rendido y ya es uno más de ellos. Es por eso que ha muerto Bin Laden. Seguro que muy al principio de su mandato no lo hubiera consentido.
ResponderEliminarYa ves lo que son las cosas. Ahora los estadounidenses le aclaman y ha ganado toda su popularidad perdida.
¡Que asco! ¡Que vida! Un abrazo Lola