Sucede a veces que las ideas bailan un delicioso
tango en mi cabeza, se enredan en mi pelo navegan por mis ojos jugando con la
poesía, los recuerdos, los sueños y las esperanzas. Sin embargo en ocasiones
las musas vuelven a su casa en el más alto pico que habita en el monte parnaso. Se van las
ideas a dormir a otras camas y a otras
canas, tal vez anden perdidas en tú almohada susurrándote mi nombre mientras
duermes. Aunque lo cierto es que no ando muy inspirado yo últimamente. Tendré
que irme de copas con alguna musa.
Acabó el verano y entró esa estación del
año, en el que los arboles desnudan sus ramas y ponen una alfombra amarilla
bajo tus pies. Tan dada a la nostalgia al recogimiento, la melancolía. Viene
cierta morriña en el viento y apetece compartir abrazos, confesiones y vinos
(debo confesar que a mi es la que más me
gusta).
Además mucha gente que conozco cumple años
por estas fechas hombres y mujeres a los que les tengo un cariño especial, así
que aquí van mis deseos para todas esas personas.
Te
deseo que los días por venir sean tan placidos y agradables como esos cinco
minutos de más bajo las sabanas en los primeros días del otoño. Que algún día
vuelvas por aquel lugar en el que fuiste feliz sin que nadie te juzgara ni
pusiera pegas a tus anhelos. Que llame a tu puerta el cartero de Neruda y te
traiga una carta manuscrita.
Que pongas a arder los viejos recuerdos y
los malos momentos. Que aprendas a volar y subas al cielo con los ojos
cerrados. Que te visiten en sueños todas las personas que te amaron y te
despiertes con quien más quieras. Que una nube azul y naranja se refleje en tus ojos y venga cargada de
besos, chaparrón para tu boca. Que quieras y puedas.
Te deseo, ya ves, que a pesar de la
evidencia de ir madurando, mantengamos, siempre en algún lugar del corazón esa
inmadurez que disfruta de las incertezas. Que siempre hayan preguntas sin
respuesta, poemas de Omar Khayyam, un fruto fresco, un futuro incierto.
No puedo más que desear que jamás debamos
de pedir perdón por andar descalzos sembrando semillas de risas en la ladera en
la que nacen tus más dulces sueños. Que se pierdan en los más sucios rincones
de la ciudad las soeces palabras de impresentables que tan sólo ensucian el
aire con su verbo, esas que quedan en el oído como el molesto rumor de un avión que no
tomarás y que se aleja en las nubes.
Te deseo una barra de pan de centeno y un
vino de la ribera del Duero, un momento conmigo, unas botas nuevas y diez miles
de millones de sonrisas.
jo... como me ha gustado este texto... es precioso...
ResponderEliminarHola Carlos!!!, después de bastante tiempo, vuelvo al blog y a visitar tus textos, siempre preciosos y precisos, siempre escritos con la tinta y la pluma del alma. Este, como no, me ha encantado y te deseo , que disfrutes de cada día del colorido otoño (para mi, tambien las mas bella), de sus luces y aromas y de los abrazos de todos los que tú quieres. :)
ResponderEliminarQue bonito!
ResponderEliminarcuantas sensaciones y sentimientos comparto, ... es un placer para el alma leerte.
<un besazo