Te regalo los nudos que atan las cuerdas de la red de soga desgastada con la que ya no salgo las noches de cuarto creciente a pescar Sirenas.
Te regalo mis palabras, las más dulces, las nacidas en el fondo de la garganta para ser en el oído susurradas. Mis silencios, esos que callan para cortar el aire frío de invierno que separa nuestros labios y formar un puente por el que andan de puntillas tus palabras y mis miradas.
Te regalo esa parte de mi corazón que es sólo tuya, para que con ella hagas lo que te plazca; tal vez estirarlo para fabricarte una cómoda hamaca, o envolverte en él y hacer un vestido ajustadito a las curvas de tu cuerpo, o para que, simplemente, lo guardes en ese cajón de buenos recuerdos olvidados en el que se almacenan los trastos viejos.
Te regalo la llama de mis ojos, tal vez tan sólo reflejo de la eterna hoguera incandescente de los tuyos.
Te regalo el tiempo de mis manos, dedos entrelazados. El olor de tu vientre y de tu pecho, el de detrás de tus oídos que en un bote de cristal antiguo tengo aquí guardados.
Y, te regalo también, un paseo descalzos por arena. Por los objetos intangibles que tengo almacenados en mi baúl de la memoria. El cristal de mi reflejo el espejo azul de mi mirada. Un par de manzanas.
Te regalo los buenos momentos del pasado. Los primeros vinos. Los ojales desojados, las prendas que olvidaste debajo de mi cama, los corchetes desabrochados. Una hogaza de pan de centeno. Mi vieja chupa, escudo de desengaños. Un arañazo en tu espalda.
Te regalo antiguos almanaques con sus días pintados. El tiempo que se ha perdido, extraviado en viejas playas de arena de relojes atrasados. Un jersey de cuello alto. Te regalo, antes de que se rompan o pierdan o caigan, mis pulseras con su aroma. Mi primer reloj ese que no se detiene nunca para recordar que nunca se para el tiempo.
Te regalo las hojas amarillas de Otoños futuros, el sol de los veranos. Un ramillete de estrellas. Los estambres de las Rosas del jardín de mama. Ese lazo que no podrá aprehender el tiempo pero que podrá amarrar tu pelo.
Te regalo una litografía de Wassily Kandinsky, colores explotados como palabras sueltas que crean armonía desatada. Los poemas que no he escrito las canciones que no he cantado.
Te regalo, en fin, mi esencia al fin y al cabo.
Te regalo mis palabras, las más dulces, las nacidas en el fondo de la garganta para ser en el oído susurradas. Mis silencios, esos que callan para cortar el aire frío de invierno que separa nuestros labios y formar un puente por el que andan de puntillas tus palabras y mis miradas.
Te regalo esa parte de mi corazón que es sólo tuya, para que con ella hagas lo que te plazca; tal vez estirarlo para fabricarte una cómoda hamaca, o envolverte en él y hacer un vestido ajustadito a las curvas de tu cuerpo, o para que, simplemente, lo guardes en ese cajón de buenos recuerdos olvidados en el que se almacenan los trastos viejos.
Te regalo la llama de mis ojos, tal vez tan sólo reflejo de la eterna hoguera incandescente de los tuyos.
Te regalo el tiempo de mis manos, dedos entrelazados. El olor de tu vientre y de tu pecho, el de detrás de tus oídos que en un bote de cristal antiguo tengo aquí guardados.
Y, te regalo también, un paseo descalzos por arena. Por los objetos intangibles que tengo almacenados en mi baúl de la memoria. El cristal de mi reflejo el espejo azul de mi mirada. Un par de manzanas.
Te regalo los buenos momentos del pasado. Los primeros vinos. Los ojales desojados, las prendas que olvidaste debajo de mi cama, los corchetes desabrochados. Una hogaza de pan de centeno. Mi vieja chupa, escudo de desengaños. Un arañazo en tu espalda.
Te regalo antiguos almanaques con sus días pintados. El tiempo que se ha perdido, extraviado en viejas playas de arena de relojes atrasados. Un jersey de cuello alto. Te regalo, antes de que se rompan o pierdan o caigan, mis pulseras con su aroma. Mi primer reloj ese que no se detiene nunca para recordar que nunca se para el tiempo.
Te regalo las hojas amarillas de Otoños futuros, el sol de los veranos. Un ramillete de estrellas. Los estambres de las Rosas del jardín de mama. Ese lazo que no podrá aprehender el tiempo pero que podrá amarrar tu pelo.
Te regalo una litografía de Wassily Kandinsky, colores explotados como palabras sueltas que crean armonía desatada. Los poemas que no he escrito las canciones que no he cantado.
Te regalo, en fin, mi esencia al fin y al cabo.
Hola caminante, escritor, amigo bloguero, vaya, que he tenido que leer y releer y volver a leer todo éste precioso versar que hoy nos dejas, afortunada la mujer a quién van dirigidas tales intenciones, le regalas al fin y al cabo... tu vida entera, son estrofas de una magnitud colosal, preciosas y magistralmente expuestas, me han encantado, y bueno amigo..... si me las dijeran a mi, yo acepto todo eso eh!, jajajaja, mis felicitaciones por éste maravilloso texto, te mando un abrazo amigo, o te lo regalo, jaja.
ResponderEliminarYo solo puedo: levantarme y aplaudir ante tus letras
ResponderEliminarBesitos
Cuantos regalos envueltos en papel de seda...la vida.
ResponderEliminarDichosa la que obtenga tal presente, pues la vida merece la pena.
Un texto impresionante, teñido de un matiz humorístico al fin y al cabo.
Besos
¡Menudos regalos! El regalo de tus palabras me quedo yo.
ResponderEliminarBesos Carlos
Dicen que el lector tiene la potestad de apoderarse de la "interpretación" de un texto, esto es simplemente la libertad de dejar volar la imaginación, de soñar. Permíteme que esta mañana, aún desperezándome y antes que el mundo contamine mis neuronas me ilusione con el regalo y te diga ¡Gracias Carlos!. Hoy , en este meláncolico sábado me viene muy bien tu regalo.
ResponderEliminarUn afectuoso abrazo-
Amor en estado puro, Carlos.Felicidades por sentirlo,felicidades por la generosidad para regalarlo, felicidades por ser capaz de exprarlo, tan hermosamente.
ResponderEliminarLa vibración de su belleza alcanza a todos los que lo leemos, y también esto es un precioso regalo.
Gracias por sentir y expresar, entregar.
Un abrazo
Ains qué bonito. Estás inspirado. Feliz fin de semana. Un beso.
ResponderEliminarMuy bonito Carlos. Y yo que te podría regalar a tí? Pues mira, te regalo mi gran cariño hacia tí. Lola
ResponderEliminarRegalar no es comprar algo para alguien o hacer algo para alguien, sino compartir una parte de ti con otra persona, darle un pedacito de algo tuyo...
ResponderEliminarOjalá todos los regalos fueran como estos...
y para tí, ¿qué te quedas?¿Cuál es tu regalo?
Un abrazo.
Te sigo desde hace tiempo, aunque nunca te comento. Creo que tus letras, son de otro nivel, vienen de ese lugar donde no solo son escritas, sino gestadas de la nada, pensadas, engalanadas de la belleza del lenguaje..
ResponderEliminarSerá por ello, que todo lo que añada a tus escritos no son nada, porque temo ensuciar la belleza que regalas..
Un beso de Musaraña
qué regalero sr.!! la destinaria?..feliz, claro!!
ResponderEliminarbuen finde.
kisses
¡Impresionante! Me has recordado las letras de las canciones de Alejandro Sanz. Jajaja!!!
ResponderEliminarFeliz domingo!
Mucha generosidad en tus palabras. Me parece magnífico siempre que todo eso se ofrezca con unas gotas de cautela.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Grandes regalos... mas valiosos que los comprados, sin duda...
ResponderEliminarSigue regalando estas palabras...
Un Abrazo
Es la mayor entrega y el más hermoso de los regalos. Que más se puede entregar??..Creo que no hay cosa mayor.
ResponderEliminarGracias por tu visita a mi rincón.
Besos y susurros dulces
Esto no es es un regalo, es un regalazo.
ResponderEliminarGracias por deleitarnos.
Besos.
M'agradat molt aquesta entrada.
ResponderEliminarSi que n'ets de generós, i si que n'és d'afortunada...
Petons
Me quito el sombrero, Carlos, afortunad@ quién reciba el regalo! Yo, por mi parte, te doy las gracias, porque compartiéndolo a todos nos toca un poquito. Así que, lo dicho, GRACIAS!. Abrazos ;-)
ResponderEliminarTus letras han sido un bonito regalo para esta tarde oscura y fría…
ResponderEliminarMuackss!! ;-)
M'encanta tot el que regales...tot! Però crec que de tots els teus regals em quede en el silenci. Perquè mai es valora? Què hem de fer per a que ens deixen gaudir del silenci? Crec que no hi ha res ptijor que la gent que parla perquè no suporta eixe silenci que ens permet conèixe-nos els uns als altres.
ResponderEliminarTal volta també siga la meua esència.
M'ha encantat aquesta entrada. Quins regals que fas!! La teua gent deu estar encantada en tu...
Un bes gran.
M.
Es uno de los más hermosos regalos que se puede dar, espero lo conserve siempre, siempre, siempre.
ResponderEliminarBesos Carlos
No olvides guardar algo para ti, nunca se sabe...
ResponderEliminarSaludos.
‘Te regalo, en fin, mi esencia al fin y al cabo.’
ResponderEliminarNo hay mejor ofrenda que la entrega en cuerpo y alma… y, sobre todo, corazón de uno mismo.
Un beso desde mi Jardín.
Casi naaaaaaa, le regalas casi nada. Le estás regalando tu vida, tu alma y tu cuerpo. Casi naaaa repito.
ResponderEliminarMil estrellas de luz que cubran ese regalo de amor
Sherezade
Pero qué enamorado que estás, jajajaja!!! Y que dure. Preciosa prosa poética, genial.
ResponderEliminarBesos selváticos.
Aquí tienes de nuevo una aportación a tan bellas, bellísimas palabras. Ha sido un placer sumergirme en tus frases e imaginar que yo se las decía a quién más quiero.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Beatriz
http://beatrizsalas10.blogspot.com/2011/01/te-regalo-carlos.html