Hace pocos día murió Marcelino Camacho. 92 años y un puñadito de meses de vida. 14 años y 6 meses los pasó en cárceles Franquistas. Años de exilio. Una vida para contar, una biografía para ser llevada al cine.
En su despedida, la palabra que más hemos oído todos a sido esa; DIGNIDAD, dignidad ante la vida, ante los reveses de la misma. Dignidad en la muerte. Ahora, simple y llanamente no está.
Empezó su batalla en post de los derechos laborales, en una época, difícil, oscura, sombría y gris de policías que pegaban con porras de madera y disparaban con balas de plomo. Empezó a luchar por tus derechos laborales, y los míos, y los de nuestros vecinos mucho antes de que la mayoría de los que leamos estas palabras naciéramos. En esa época ser sindicalista, luchar por los derechos de las personas, era algo mucho más que eso, mucho más; era posicionarse políticamente y obviamente era señalarse y colocarse en el lado contrario del poder del asesino, ponerse en el punto de mira.
Y es posible, que ese sindicalismo que Don Marcelino Camacho tan bien representaba, sea un sindicalismo trasnochado, pasado de moda. Pero las dictaduras, igual que las guerras no desaparecen, cambian de lugar o cambian de forma. Él lucho, entre otras cosas contra la dictadura del tirano y probablemente ahora estaría luchando contra la dictadura de los mercados, de las multinacionales que tan complacientemente están vaciando nuestros bolsillos, apretando nuestro cuello y forzando nuestra perdida de calidad de vida.
Marcelino siempre decía algo así como; “Ni nos doblegaron, ni nos domaron, ni nos van a domesticar” Lamentablemente creo que nos han doblegado con unos contratos basura, nos han domado con el miedo al futuro, nos han domesticado con un A-3 de segunda mano y unas vacaciones en low cost.
Si, Marcelino supongo que ya estarás paseando por los campos elisios, por el Parnaso junto a Cernuda, o por el cielo de los agnósticos, espero que antes de recibirte con fiestas y lisonjas en cualquiera de esos lugares te haya dado tiempo a pasarte por el infierno y escupirle a Franco, Hitler, Mussolini y al casi recién llegado Pinochet las verdades que ya les escupiste en vida.
Ve, ve al cielo con tus jerséis tejidos con manos de amor y esperanza, tejidos con la fuerza con la que tan sólo puede tejer una mujer que ama. Ve, ve allí con tus manos de hombre trabajador, con tus manos que acariciaron a mujer querida, con manos que escribieron en panfletos prohibidos que otro mundo es posible, que buenas condiciones laborales son posibles para todos. Ve, ve con tus manos de hombre al fin y al cabo. Despliega allí la dignidad del que lucho por los suyos, sin olvidar que todos son de los tuyos, con la honra del que hizo el trabajo lo mejor que pudo, con la respetabilidad de haber pasado casi quince años de vida en infames cárceles de castigo por tan sólo pedir lo que es justo, con el decoro de los intachables, con la decencia del que no se puso en venta, con la nobleza del que no se dejo comprar. Allí reúnete con tantos, que como tú se lo merecen, saluda a Mercedes sosa y a alguno de los míos. Ve, ve al cielo y proclama allí que todos tenemos derecho a alas
Lo que más me entristece de la muerte de este hombre de 92 años –no es mala edad para morirse, no, no lo es- es la sensación de que con hombres como el se desvanecen también un manojo de derechos de batallas y sueños que creíamos ganados ayer y que tengo la sensación de que perderemos mañana.
Y quien volverá a luchar por ellos? Cuando volveremos a conquistar esos castillos de viento? Quien pondrá pasión y alma y espíritu y buena letra a las leyes laborales? Tendríamos que llorarte querido amigo desconocido, tendríamos que llorarte con lágrimas de pena y de vergüenza. Pena por ti, y por los tuyos, por que se va un hombre noble (mucho más noble que aquellos que fueron a despedirte con sus chóferes y títulos nobiliarios). Vergüenza de perder por nuestra necedad y nuestras panchas contentas lo que tanto costo ganar, entre otras cosas catorce años y pico de talego.
Ve, ve al cielo, y desde allí bendice nuestro pan, inspíranos para que seamos realistas y pidamos lo imposible.
En su despedida, la palabra que más hemos oído todos a sido esa; DIGNIDAD, dignidad ante la vida, ante los reveses de la misma. Dignidad en la muerte. Ahora, simple y llanamente no está.
Empezó su batalla en post de los derechos laborales, en una época, difícil, oscura, sombría y gris de policías que pegaban con porras de madera y disparaban con balas de plomo. Empezó a luchar por tus derechos laborales, y los míos, y los de nuestros vecinos mucho antes de que la mayoría de los que leamos estas palabras naciéramos. En esa época ser sindicalista, luchar por los derechos de las personas, era algo mucho más que eso, mucho más; era posicionarse políticamente y obviamente era señalarse y colocarse en el lado contrario del poder del asesino, ponerse en el punto de mira.
Y es posible, que ese sindicalismo que Don Marcelino Camacho tan bien representaba, sea un sindicalismo trasnochado, pasado de moda. Pero las dictaduras, igual que las guerras no desaparecen, cambian de lugar o cambian de forma. Él lucho, entre otras cosas contra la dictadura del tirano y probablemente ahora estaría luchando contra la dictadura de los mercados, de las multinacionales que tan complacientemente están vaciando nuestros bolsillos, apretando nuestro cuello y forzando nuestra perdida de calidad de vida.
Marcelino siempre decía algo así como; “Ni nos doblegaron, ni nos domaron, ni nos van a domesticar” Lamentablemente creo que nos han doblegado con unos contratos basura, nos han domado con el miedo al futuro, nos han domesticado con un A-3 de segunda mano y unas vacaciones en low cost.
Si, Marcelino supongo que ya estarás paseando por los campos elisios, por el Parnaso junto a Cernuda, o por el cielo de los agnósticos, espero que antes de recibirte con fiestas y lisonjas en cualquiera de esos lugares te haya dado tiempo a pasarte por el infierno y escupirle a Franco, Hitler, Mussolini y al casi recién llegado Pinochet las verdades que ya les escupiste en vida.
Ve, ve al cielo con tus jerséis tejidos con manos de amor y esperanza, tejidos con la fuerza con la que tan sólo puede tejer una mujer que ama. Ve, ve allí con tus manos de hombre trabajador, con tus manos que acariciaron a mujer querida, con manos que escribieron en panfletos prohibidos que otro mundo es posible, que buenas condiciones laborales son posibles para todos. Ve, ve con tus manos de hombre al fin y al cabo. Despliega allí la dignidad del que lucho por los suyos, sin olvidar que todos son de los tuyos, con la honra del que hizo el trabajo lo mejor que pudo, con la respetabilidad de haber pasado casi quince años de vida en infames cárceles de castigo por tan sólo pedir lo que es justo, con el decoro de los intachables, con la decencia del que no se puso en venta, con la nobleza del que no se dejo comprar. Allí reúnete con tantos, que como tú se lo merecen, saluda a Mercedes sosa y a alguno de los míos. Ve, ve al cielo y proclama allí que todos tenemos derecho a alas
Lo que más me entristece de la muerte de este hombre de 92 años –no es mala edad para morirse, no, no lo es- es la sensación de que con hombres como el se desvanecen también un manojo de derechos de batallas y sueños que creíamos ganados ayer y que tengo la sensación de que perderemos mañana.
Y quien volverá a luchar por ellos? Cuando volveremos a conquistar esos castillos de viento? Quien pondrá pasión y alma y espíritu y buena letra a las leyes laborales? Tendríamos que llorarte querido amigo desconocido, tendríamos que llorarte con lágrimas de pena y de vergüenza. Pena por ti, y por los tuyos, por que se va un hombre noble (mucho más noble que aquellos que fueron a despedirte con sus chóferes y títulos nobiliarios). Vergüenza de perder por nuestra necedad y nuestras panchas contentas lo que tanto costo ganar, entre otras cosas catorce años y pico de talego.
Ve, ve al cielo, y desde allí bendice nuestro pan, inspíranos para que seamos realistas y pidamos lo imposible.
No añadiré ni una coma, solo aplaudo.
ResponderEliminarBesos
Caramba, que repaso a una gran figura... tu siempre tejiendo las palabras...(le he robado la frase a Lía, no se lo digas)
ResponderEliminarUn besazo majo.
Hombres cómo él no creo que vuelvan.
ResponderEliminarLo llevamos claro,así nos va....
Besos Carlos.
Morgana.
Tus palabras son un hermoso homenaje a un ser humano ejemplar.
ResponderEliminarBuen fin de semana y un abrazo-
No habrá nadie que luche como él, porque como dices a él no le domesticaron y los de ahora, lo están y mucho. La dignidad de sindicalistas y políticos no existe actualmente, los valores que unieron a los padres de la constitución, no los conocen, supongo que debido a que no han vivido esas otras épocas, malas para libertad pero geniales para provocar reacciones de genios y valientes. A día de hoy, dudo que ningún político arriesgara su vida por sus ideales y así estamos todos, desencantados, sin pensamientos ni ideas que no tengan que ver con un trabajo, un coche, unas vacaciones, y todo eso que nos domestica y nos hace perder valores.
ResponderEliminarLa sociedad de consumo, el capitalismo, dentro de lo malo, siempre será lo mejor, pero no deja de generar rebaños de obejas no?
Un beso. Bonito homenaje.
Buen recuerdo de Marcelino Camacho.
ResponderEliminarHoy es 4 de Noviembre y es tu santo como lo es el de mi hijo Carlos y mi nieta Carolina. Te deseo un dia estupendo y te mando mis felicitaciones con un abrazo. Lola
Todo es poco lo que se diga de este personaje tan carismático y tú le has hecho un buen homenaje, tal y como él se dejaba ver.
ResponderEliminarBesos Carlos.
Merecido homenaje si señor
ResponderEliminarCada vez quedon menos gladiadores de los de antes, únicamente algún que otro mercenario y poca cosa más... Las generaciones venideras, acostumbradas siempre a no tener que luchar por nada, poca cosa harán. Quizás necesitemos un par más de cucharadas de esta maldita crisis para que salgan otros Marcelinos en este país.
ResponderEliminarAprovechando la ocasión y el día, ¡felicidades Carlos!
Precioso post!!! espero que los que venimos tomemos nota. Un abrazo Carlos.
ResponderEliminar40ÑERA, Gracias por los aplausos
ResponderEliminarNORMA, las frases bonitas siempre son bienrecibidas y si las ha robado una poli, ummm además tienen un sonido a pecado que me encanta... jajaja un beso
MORGANA. Pues, mira a mi me gustaría creer que el mundo está repleto de hombres y mujeres como él.... espero que pronto salgan a la luz.
BEATRIZ. un abrazo wapa.
PRINCESA. Estoy parcialmente de acuerdo contigo. Creo que la caida del muro de Berlín significo el fin del comunismo (una idea que no comparto, pero puso su contrapunto de poder en años muy duros) y Creo también que esta crisis tan mortifera (sólo para algunos) debería de ser el fin del capitalismo salvaje.
Claro que quiero copas, coches, casas y fines de semana... pero los quiero para mi y para todos que todos podamos ganarnoslo
besos wapa
LOLA. Besos para ti wapa, y felicita a tu hijo, mi tocayo, y tu nieta de mi parte.
ROSALIA. Si, eso intenté que fuese un buen homenaje, un merecido homenaje.
TWETTY. Bienbenida y bienhallada, sientete comoda en este lugar.
JOSEP. Gracias amigo. Esperemos despertarnos antes de que sea tarde. Aunque el poder tb ha cambiado, Zarkozy lleva once huelgas generales (maso menos) en poquisimo tiempo y no retrocede el cabrón....
AUXI. Eso debemos hacer tomar nota, aprender de nuestros mayores... besos
CARLOS,no veo tu beso
ResponderEliminar:)
MORGANA: MUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUuuuuuuuuuuaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarHola Carlos, merecido homenaje, sin duda. A mi me entristeció, o más bien, me indignó bastante que equiparasen a Marcelino con los actuales dirigentes sindicales, vamos anda.... como del agua al vino, ya quisieran!!! Ah, y yo no creo o al menos espero que sus principios no estén trasnochados. Abrazos ;-)
ResponderEliminarqué gratificantes son los homenajes a seres como el sr.!! habla muy bien de vos.
ResponderEliminarbuen finde.
kisses
¿Sabes lo que pienso? que esta sociedad materialista cada cual piensa en si mismo, prima el egoismo sobre cualquier valor ( siempre hay escepciones desde luego), es ahora en otro lugares, otros paises donde hay valientes que luchan por un ideal cueste lo que cueste, nos hemos acomodado y eso creo que es nuestro gran tendón de aquiles. Un beso y muy calido y muchas gracias por tu apoyo a Sakineh.
ResponderEliminarFeliz finde.
**BaBy**
Yo soy uno de aquellos por los que Marcelino luchó cuando aún no había ni nacido. El único homenaje que se le puede hacer a una persona que se jugó la vida por conseguir derechos laborales para todos es seguir luchando.
ResponderEliminarGracias Carlos por acercar la figura de Marcelino Camacho a través de tus palabras.
Dani
Hola Carlos, moltes gràcies pel teu comentari i m´ha fet molta il.lusió. Jo també passaré a visitar-te per aqui. T´he fet com una seguidora i t´he agregat la teva direcció del vloc a la meva llista dels vlocaires. Un petó ben fort des de Girona de Noemí.
ResponderEliminarNo he parado de leer aqui... muy bueno tu blog.... esta entrada me ha encantado, lamento no saber acerca de esta señor del que escribes, pero leere algo mas... de paso, tambien espero que a Pinochet le toque algun salpicon de esos.
ResponderEliminarUn Abrazo
Merecido homenaje póstumo a ésta gran persona le has hecho, aplausos amigo, un placer seguirte. Un abrazo
ResponderEliminarPersonas así son las que de verdad hacen 'camino'.
ResponderEliminarSaludos amigo.