Vístete de putita corazón,
cantaba el maestro Sabina. Yo, desde luego, emplearía otras palabras. Nunca me
gustaron los diminutivos. Pero el maestro siempre tiene razón. Así que vístete sexy,
ponte medias y taconazos para pisar fuerte, el tanguita más pequeño que tengas
del color que más te guste, pero yo elegiría el negro. Nada más, no te pongas
nada más. Deja que el vientecillo y el aroma a pasión recorran el resto de tu
cuerpo. Ya ves, en ocasiones los días son tan tristes como una guitarra sin
cuerdas, pero hoy, hoy, dejemos fuera ese desconsuelo. Déjame ser arañazo en tu
espalda.
Si quieres hagámonos algo de daño
que en nuestra piel queden laceradas no sólo las heridas que deja el tiempo,
sino las señales que dejen mis manos en tu espalda y en el final de ella. Te invito a un vino dulce en copa de plata y
mientras lo bebemos en vez de a Benedetti leeremos en voz alta y gemidos a
Leopold Von Sacher-Masoch. Deja la vergüenza y el pudor, ahí, sobre la cama o
debajo de ella o tras la almohada, o mejor no, tal vez tengas que morderla. Demuéstrame
como es la Venus que habita en tu piel.
Dejemos el ruido de sordidez que
habitualmente suele llenar el tiempo y llenemos el aire de latigazos y
orgasmos. De mordiscos y besos. Hagamos un castillo en el cielo y dejemos atrás
las oficinas, las obligaciones, las corbatas y los dolores. Deja tras tus ojos
la mirada de monotonía diaria y vístelos de pasión y magia.
Que, en esta ocasión, la poesía no
se escriba con letra azul de búho enamorado de alondra sino con los rojos
arañazos que repujaran tu espalda. Mi pañuelo nada hace en mi cuello, ni mi cinturón
tiene que aguantar ya nada en mi cintura. Así que démosles mejor uso, no es
preciso que cierres los ojos, mi pañuelo te los tapara, ni te esfuerces por no
moverte mi cinturón amarrara tus manos. Date la vuelta sobre tus tacones
inclina, sobre la mesa, un poco tu espalda mira al paraíso y ofréceme ese
culito cansado de estar sobre sillones de oficina, prometo no hacerte mucho
daño, tan sólo tatuar en rojo la forma de la palma de mis manos. Demos envidia
y excitemos a Satán, que los ángeles ya tienen lo suyo.
Arrodíllate, sé que tienes una
sed en el alma que ningún vino, cerveza o agua clara que “abaje del monte”
pueden calmar, Yo te daré lo que la saciará. Pero tendrás que ganártela. El
mundo gira y se destroza allá fuera, qué más da? Aquí tu entrepierna palpita y
un susurro de placer recorre tu cuerpo hasta tu lengua y tus labios. Beberé de
ellos.
Si quieres, cariño, nos hacemos
un poco de daño para curarnos las heridas. Si quieres puedo enseñarte a volar,
y aún con tus manos anudadas a tu espalda, te llevaré a un cielo en el que aún no has
estado.
Cuando acabemos, seguramente con
una lluvia blanca sobre tu pecho, verás que soy un ángel, y si aún no las has
vito prometo algún día enseñarte mis alas.
Explícito, claro, directo....Bello...
ResponderEliminarUn saludo Carlos!
Maravilloso que lo encuentres bello
EliminarDespués de eso, acepto.
ResponderEliminarPerfecto
EliminarSoy Sabinero... Así que un saludo desde Murcia....
ResponderEliminarUn saludo amigo.
EliminarMuy sensual, delicadamente crudo. Me gustó, me gustó.
ResponderEliminarBesos
Si. Intente ser delicado y salvaje a la vez.... que guste es lo mejor que puede pasar a alguien que le guste escribir
EliminarLa aparente dureza no esconde la ternura, que se impone sin empalagar. Y la promesa final de las alas me parece de lo más sugerente, todo un anticipo de felicidad.
ResponderEliminarBonito texto, Carlos.
Un abrazo.
Muchas Gracias Isabel. Aquí, ya sabes, siempre eres bienvenida
EliminarLas tres C......claro...conciso.....concreto......no se puede pedir mas..........un placer.
ResponderEliminarUn excitante, exquisito, y maravilloso instante que quedó paralizado en el tiempo mientras tus letras bailaban y revoloteaban por cada poro de mi cuerpo, y también de mi alma, que creo que aún sigue fugada y desorientada…
ResponderEliminarMe ha encantado! Guauuuuu!!! :p
Bsossss!! ;-) ♥
Juegos, juegos... que buscan exclusivamente el placer.
ResponderEliminarSaludos cordiales Carlos.
Sabes encender la luz de las estrellas, en una noche de noviembre, cuando los sentidos del deseo se despiertan, con tus letras excitantes y sabrosas...Te envito para que leas los sueños del Hada de Ulaca.
ResponderEliminarMi beso.
India.
Con el maestro Sabina de fondo ha tenido que ser la gran guinda del pastel.
ResponderEliminarKiss
Tus frases finales son el remate final y adecuado, a mi modo de ver, a todo lo que antecede pues muestra la ternura necesaria para cualquier momento de pasión, para cualquier momento de lujuria.
ResponderEliminarBesos de Pecado.
En serio Carlos???
ResponderEliminarJajajajaja
Hoy lo llevaba todo... El tanguita negro pequeño, taconazos... quizás me sobraba algo, pero me gusta más insinuar...
No seas tan serio!!!