Os preguntareis, qué coño significa Nujood?. Os lo voy a explicar. Pero esta vez no es uno de mis cuentos. Es una realidad, es algo que pasó hará más o menos un par de años. Es algo que pasa cada día. Una y otra vez y no por mundano, en algunos lugares , es menos insoportable.
Nujood, es/era una niña de a penas diez años que vivía en una aldea al sur de Dhamar, más o menos en medio de un desierto de Yemen. Un nefasto día en el que ella, con su pelo revuelto y la fragilidad en los ojos de una niña de diez años estaba jugando. Jugando sola con la arena del desierto. Con unos jirones verdes de su vestido, un verde que jamás contuvo esperanza, y con piedrecitas y arena que encontró en el desierto fabrico una pequeña muñeca. Compañera de juegos. Compañera de deseos y sueños. Compañera de trapo con la que jamás encontró en el desierto una lámpara mágica, ni un genio dentro de ella.
Ese día, como decía, su padre fue a buscarla y le comunicó que ya era una mujer, que ya estaba casada. Que tenia un nuevo dueño. Nujood, en realidad, no entendía nada de lo que le decían. Pero cuando su nuevo amo, su marido 25 años mayor que ella la sacó de lo que ella consideraba su hogar de un tirón, y mientras veía como caía su muñeca de trapo sintió que del mismo modo que se esturreaban las piedrecitas y arenas de la muñeca se esturreaban y perdían por el suelo de adobe de su casa toda su felicidad. La poca felicidad que los dioses reservan a niñas como ella.
Pronto su vida, como la de tantas, fue un infierno en el que todo se había robado, todo se había perdido en los huecos del desconsuelo, se había perdido hasta la posibilidad de decir no. SE había perdido hasta la esperanza que nunca se pierde.
Sentía, con el paso de los días, como si cada granito de arena gritase una maldición que acompañaba su nombre, que acompañaba su magullado cuerpo, que acompañaba su triste vida. Ninguna mano a la que agarrarse, ni hombro en el que enjuagar las diez mil lagrimas que cada día nacían en sus ojos, otrora grandes y brillantes, ahora tristes y lánguidos. Rendición. Tristeza.
No le robaron la inocencia, de un zarpazo como se expresa en los poemas. No. Se la robaron de un golpe, de mil golpes de miembro viril. Violaciones. Desesperación. Desconsuelo. Falta de esperanza. Parte de un hombre que le triplicaba la edad entrando una y otra vez, cada día a cada hora por lugares que jamás soñó que algo pudiera entrar, y menos de modo tan doloroso, tan atroz.
Pasaron 1001 dias y noches. Sin miel, ni calor, ni flores, ni cuentos de principas y hadas que hacen realidad aquello que sueñas. Tan sólo el abandono que sufren las cosas que no se quieren que se dejan tiradas en cualquier esquina hasta que de golpe te apetece usarlas. O patearlas. El sol alto y fuerte parecía desparramar con sus rayos en ese desierto, sobre la pared de madera y adobe donde la encerraban y mal alimentaban, -a cambio de realizar todas las tareas que una mujer adulta debe de hacer-, el calor de ese desierto, como decía no hacia más que molestar sus sueños y calentar su tristeza. LA tristeza más grande que puede albergar el corazón de una niña de 10 años.
Un día, un buen día su madrastra se apiado de ella, y a escondidas le dejo “olvidadas” en un pliegue de su ropa, y con una caricia en el pelo marchito y ajado, un puñadito de billetes y unas cuantas monedas. Y un consejo susurrado al oído, a la oreja sin pendientes; busca una abogada.
El miedo, el terror dio paso a la fuerza. A esa fuerza que nace de la locura y de la desesperación. Nujood, que no sabía leer ni escribir, que no sabía más que sufrir y apretar los dientes ante las violaciones y vejaciones de su marido y los amigos de este huyó, huyó hacia el norte hacia la ciudad . Arrastad y hecha jirones de piel y de alma llego a Sana’a, allí mendigó unos cuantos días hasta que encontró lo que en ese lugar olvidado del mundo consideran un palacio de justicia. Se puso en contacto con Shana Nassef. Su abogada. Aquí continuo su historia. Procesos judiciales hasta que consiguió, ni más ni menos, que el primer divorcio de estas características se dictaminase en Yemen.
Ahora la arena de deseo y esperanza que daba cuerpo al cuerpo de su muñeca ha vuelto a su alma, ha vuelto a su corazón que pon fin bombea sangre caliente y esperanza tibia. La pequeña Nujood ahora tiene sueños, ya sabe leer y escribir. Ahora Nujood quiere ser abogada.
Animo compañera, tu sabes lo que es luchar, así que sé que lo conseguirás. Aquí tienes mis apuntes, que no podrás utilizar, aquí tienes mi apoyo que no podrás emplear. Aquí tienes mis letras y mis abrazos que jamás te podré dar. Aquí tienes un corazón que se solidariza contigo y que te desea lo mejor. Ojalá nuestros reyes de Oriente antes de abandonar tus desiertos para traer mil y una gilipolleces innecesarias para nuestros niños y niñas de 10 años paren por el lugar en el que tu estas y te dejen la fuerza y el aliento de certezas que te pueda hacer falta para aprobar tu carrera. Para que seas la fuerte abogada que serás. Para que liberes a mil niñas esclavas como tu.
Esta es la cruda realidad, que debemos de tener cuenta en nuestro día a día, y pensar que no todas acaban de esta misma forma.
ResponderEliminarMe encantó el escrito.
Un beso y un susurro muy dulce
Yo tengo una hija y esto es super duro de aceptar como realidad para ciertas niñas en el mundo, mi hija tiene la gran suerte de haber nacido y de crecer en un pais donde no solo es libre sino que ademas puede creer en sus sueños y esperanzas porque vive en un pais donde se pueden realizar sin q el ser mujer la aparte de su meta, algun dia las nuevas generaciones haran grandes cambios porque ese tipo de cosas no deberian existir en ningun rincón del mundo.
ResponderEliminar¡Menuda historia Carlos! Espeluznante que sucedan cosas así.
ResponderEliminarMe ha dejado inquieta la historia.
Besos
Dramática historia, Carlos, al menos aún queda sitio para la esperanza. Me sumo a tu ánimo!! Fuerte abrazo y gracias ;-)
ResponderEliminarCruda realidad Carlos, triste y desesperante....pero con final feliz.
ResponderEliminarCuántas niñas habrá igual que ella?
Eso tiene que acabar!!!!
Enhorabuena por tu entrada.
Besos
Encantador, Carlos, encantador...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu forma de narrarlo.
Un beso.
Siempre me ha gustado de ti tu esquisito y culto léxico, tu manera de desafiar los avatares de la vida con esa acidez tan tuya, pero sobretodo haces erizar la piel cuando levantas la bandera para que los demás abran los ojos.
ResponderEliminarUna entrada magistral, como siempre vamos...
Un abrazo
Uf, glub, que mundo más cruel hemos hecho.
ResponderEliminarSaludos majo.
Duro y real... narrado con fuerza y calidez... No hay crimen mas atroz que negar la inocencia...
ResponderEliminarPero aun en la mas completa oscuridad... con un minimo impulso, la vida se abre paso...
Un Abrazo
La piel de gallina se me ha puesto. Y todo lo que me diferencia a mí de ella como mujer es haber nacido 500 o 1.000 o 10.000 kms más al norte, en otro hemisferio o simplemente al otro lado de una frontera. Espeluznante.
ResponderEliminarNormalmente no me quedo sin palabras, pero hoy sí. Fenómeno Carlos. Un abrazo y un beso.
ResponderEliminarUna historia desgarradora, y aún asi llena de belleza..Ella lo consiguió, pero ¿Cuantas quedaron atrás? Ahora siento que las arenas del desierto son un lugar espantoso, que pueden ocultar tesoros pero también grandes tragedias.....
ResponderEliminarMuy bueno!
Me hace cuestionar los cuentos de Sherezade....
ResponderEliminaruna lagrima!
Carlos, piel de gallina e impotencia es lo que nos entra de leer éste relato, que sin duda alguna, se sabe que no es el único, pero que ojalá contribuya a dejar en paz a la edad de la inocencia, que como solía decirse, cada cosa, a su edad, excelente escrito amigo, te mando un abrazo navideño.
ResponderEliminarAlgú té un blog que es diu: Una de realidad, crudita, así poco hecha...
ResponderEliminarDolorosament bonico.
Un bes, Carlos.
M.
Gracias Carlos , por compartir este duro testimonio , yo he sido afortunada a pesar de haber pasado mi niñez muy sola
ResponderEliminarUn fuerte abrazo , me dio mucha alegria verte por casa o sea mi blogg
Besos
Y nosotros en nuestros blogs "occidentales" estamos dilucidando si es legítimo poner cuernos o no...
ResponderEliminarMe siento pequeña a veces. Algo obtusa de mente.
YEMAYA. Un beso amiga.
ResponderEliminarTWETTY. Si desgraciadamente nacer en unlugar u otro te hace un ser con posibilidad de tener un futuro o la imposibilidad de tenerlo.
ROSALIA. Lo peor d etodo, es que es una historia real.
CARZUM. La esperanza siempre tiene un lugar, un pequeño huequito.
PRINCESA 115. Si esto tiene que acbar YA.
FUEGO. he intentado poner algo de poesia en tan dramatica situación.
JOSEP. Muchas gracias amigo. Comentarios como lso tuyos animan a seguir.
NORMA. si, cruel y real.
ESSALDIR. Es verdad las desgracias cuando envuelven a losmás pequeños son más duras de llevar.
TE SUSURRARÉ. Algunos, a pesar de las incertezas, vivimos en el mejor de los mundo sposibles.
PRINCESA. No creo que te quedases sin palabras. Simplemente hay cosas que se dicen en silencio... y así, en silencio, las has dicho muy bien. Unbeso.
MUSARAÑA. desgraciadamente, demasiadas, quedan atrás.
AFRODITA. A mi me hace cuestionar absolutamente todo. tienes razón.
CÇONCHI. Ojalá podamos poner cada día un granito de arena.
WELTSCHMERZ: Moltes gracies. m'alegro molt que t'agradi. Aixo es casa teva. un peto.
PATRICIA 333. Si esta no es la entrada más divertida ni amable. es verdad.
FIEBRE. creo que muchas veces nos olvidamos d ela realidad, fria y crudita que hay a nuestro alrededor....
Cuando oigo una de estas tristes historias y sé que son muy frecuente, casi me pongo a llorar de impotencia por no poder ayudar. Podemos hacer algo Carlos, aparte de rechazar?
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Lola