Hemos hablado por aquí, ya
sabéis, de lo humano y lo divino, de copas de más y de algunas de menos. De
fiestas y flores. De muerte y de vida, de amor, sexo, poesía, café, cervezas.
De los rostros que se ven en los bares las noches de insomnio y sueños. Hemos
hablado, incluso, de la falta de inspiración y de la imposibilidad de encontrar
en los diccionarios las palabras que quiero que salten de mis dedos a tus manos
de pecado.
No hemos hablado, sin embargo de
aquellas palabras que no escribimos, de todas aquellas ocurrencias que algunas
tardes de lluvia volviendo del trabajo nos traen las musas desde el parnaso de
tus ojos y que se olvidan antes de poder compartirlas. Estas letras van
dedicadas a ellas, a todas aquellas palabras, poemas, poesías que se nos han
ocurrido y hemos olvidado.
Por aquella prosa poética que un
atardecer naranja de un jueves cualquiera viene a nuestra mente, pensamos
escribir en la servilleta del bar de nuestras huidas y que justo en el
momento de coger un boli con tinta azul pasa un ángel con un tejano ajustado y
hace que tan linda inspiración abandone el cerebro, deje de existir, aún antes
de haberse plasmado en ningún papel. Marcha la inspiración tras el movimiento
de esas caderas ceñidas al pantalón.
Brindemos, pues, por todas
aquellas maravillosas palabras que han quedado en el tintero, que no supimos
escribir porque nos lo impidió un suspiro, el recuerdo de las escaladas a tus
trenzas. Por aquellas que se extraviaron en el bosque de la inspiración porque
vinieron justo en el centro de una aburrida reunión y marcharon cansadas de
números y problemas ajenos, cansadas de esperar a ser escritas en tu vientre, que
marcharon para no volver. Tal vez buscando unos dedos que, efectivamente, se
tomen la molestia de escribirlas.
Por aquellas poesías que, en
noches estrelladas de cuarto menguante, bajan de las pestañas de Caliópe para
aposentarse en nuestros ojos dormidos, y medio en sueños pensamos que
recordaríamos con el primer café, caliente y prosaico del segundo Lunes del
mes. Por aquella poesía que en sueños era clara, cristalina y que en el tercer
sorbo de café eres incapaz de recordar. Caliópe es generosa pero celosa, o
aprovechas su inspiración al momento o te la roba.
Será, ya ves, que muchas palabras
no las he escrito (tal vez me hubiera gustado escribirlas en tu espalda,
plasmarlas en papel o insertarlas en ese poemario que jamás escribiré) como
decía, palabras que no he escrito y no porque no se me hayan ocurrido, sino
porque han marchado a un ignoto cielo, como marchan las espurnas del fuego de
las hogueras de San Juan. No las he escrito porque se me han olvidado, se han
marchado como se marchan las cosas buenas, las he olvidado como olvidé el sabor
de algunos besos y el calor de algunas
manos.
Por todas esas palabras que son
danza y poesía que nos presta Terpsicore durante tan pocos instantes que
marchan de modo triste antes de compartirlas. Por aquellas que se van, fíjate, tal vez, a bailar con
las golondrinas o a esconderse bajo tu falda, agazaparse junto al color que más
te guste a la espera de que vuelva a encontrármelas.
Aquellas frases, que supongo
maravillosas, se me ocurren cuando me pierdo en tu sonrisa mientras me invitas
a un vino, cuando me enredo en tu pelo o juego en tu vientre observando el piercing que no tienes en
el ombligo. Aquellas que no escribo con henna en tus brazos, y que soy incapaz de recordar y por tanto tan sólo
han existido un instante en mi mente, poemas prosaicos que solo yo he
disfrutado y que desgraciadamente he olvidado
Hoy, mira, me gustaría brindar
por toda la inspiración que no he aprovechado y que tal vez para siempre haya
marchado. Salud
Brindemos pues, alcemos la copa por todo aquello que hemos callado pero que, en cambio, hemos vivido...Grandes momentos ocultos en nuestra memoria...
ResponderEliminarGracias por este brindis tan especial. Un Besazo
U beso clarita. Y salud
EliminarLLego después de 4 o más años y sigues manteniendo esa esencia en tus letras que atrapa
ResponderEliminarBesos desde mi mar
Un brindis y salud
Bienvenida y bienhallada de nuevo. Esta es tu casa y aquí siempre hay unos brazos abiertos y un vino por probar. Espero verte mas por aquí. Salud
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