Menos mal que estás por aquí con tu risa y juegos, porque fuera hace muchísimo calor, parece arder el asfalto, derretirse las ideas y las esperanzas. No se puede andar descalzo y el mundo se incendia de desesperanza y sueños incumplidos. Y me temo que pronto vendrá un frio atroz, un ensordecedor ruido de hielo que recorrerá los pasillos e impedirá oír las melodías de la vida tiempo atrás soñada, tiempo atrás conseguida con esfuerzo y lucha. Ya ves, se retrocede en los derechos ganados por padres y abuelos que sabían dónde estaba el norte y que priorizaron condiciones laborales y de vida a un A-3 de segunda mano.
Menos mal que estás aquí con el olor de tu ropa blanca y limpia, por que salgo a la calle, miro la tele, leo la prensa (maldita costumbre!! cuando la dejaré olvidada) y parece que tan sólo se ve tristeza, muertes en Siria (ya sabes, las mismas muertes que ayer habían en irak, antesdeayer en Bosnia, y poco antes en Vietnam). Menos mal que estás aquí, porque no entiendo de rescates bancarios por más que me lo intenten explicar. Quién rescatará a mi vecina o al carpintero que se arruinó porque no le pagaron su última gran obra? Fíjate incluso anda por ahí un trasnochado, vestido de demagogia y bandolero, asaltando supermercados y repartiendo pan y sal entre quien nada tiene y parece ser merecedor de los clavos de la cruz mientras los mismos que tan fuertemente le condenan son condescendientes con los que han robado miles de millones de los pequeños ahorradores.
Menos mal que estás aquí con tu pelo revuelto al viento, porque no siempre es fácil seguir y reír en estas calles ocupadas de charcos secos y adolescentes llenos de tatuajes vacios de futuro y certezas. Ciudades carentes de ancianos que miren obras porque no hay obras que mirar. Menos mal que iluminas las noches oscuras sin luna, y dejas caer semillas de buen destino por donde pisamos para hacer más fácil combatir las penas. Para pintar el aire y el cielo.
Menos mal que estás aquí con tus ojos negros mirando mis manos, porque abrazado a tu sonrisa es mucho más fácil habitar dentro de este huracán imparable e impasible que son los años y la vida llena de cicatrices que estos van tejiendo alrededor de espaldas cansadas. Menos mal que estás aquí, porque así es más sencillo ver los dragones que esconden las nubes de este Mediterráneo azul que llena de magia las horas.